Las hostilidades entre los dos bandos se han intensificado a lo largo de una línea de frente que mide más de 350 kilómetros, desde el centro de la región de Lugansk hasta la ciudad de Mariupol, en el mar de Azov.
Mariupol, segunda ciudad más importante en la región de Donetsk y capital provisional para las fuerzas ucranianas, es la principal ciudad entre Rusia continental y la península de Crimea, que fue anexada por Moscú el año pasado tras la celebración de un referendo independentista.
Ucrania teme que los separatistas, que están apostados a unos 10 kilómetros de la periferia oriental de Mariupol, quieran tomar la ciudad costera para establecer una conexión terrestre entre Rusia y Crimea.
Los enfrentamientos tienen lugar en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, donde insurgentes separatistas se levantaron en armas en abril pasado tras un golpe de Estado contra el entonces presidente prorruso, Viktor Yanukovich.
Ucrania y sus aliados occidentales acusan a
Rusia de apoyar a los rebeldes con armas, algo que Mascú ha desmentido en incontables ocasiones.
Un acuerdo de paz firmado en septiembre en la capital bielorrusa de Minsk prevé un alto el fuego y la retirada de las armas pesadas de una línea de división en el este de Ucrania. Sin embargo, ambos bandos han violado el pacto en repetidas ocasiones.
Las hostilidades entre los dos bandos se han intensificado a lo largo de una línea de frente que mide más de 350 kilómetros, desde el centro de la región de Lugansk hasta la ciudad de Mariupol, en el mar de Azov.
Mariupol, segunda ciudad más importante en la región de Donetsk y capital provisional para las fuerzas ucranianas, es la principal ciudad entre Rusia continental y la península de Crimea, que fue anexada por Moscú el año pasado tras la celebración de un referendo independentista.
Ucrania teme que los separatistas, que están apostados a unos 10 kilómetros de la periferia oriental de Mariupol, quieran tomar la ciudad costera para establecer una conexión terrestre entre Rusia y Crimea.
Los enfrentamientos tienen lugar en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, donde insurgentes separatistas se levantaron en armas en abril pasado tras un golpe de Estado contra el entonces presidente prorruso, Viktor Yanukovich.
Ucrania y sus aliados occidentales acusan a
Rusia de apoyar a los rebeldes con armas, algo que Mascú ha desmentido en incontables ocasiones.
Un acuerdo de paz firmado en septiembre en la capital bielorrusa de Minsk prevé un alto el fuego y la retirada de las armas pesadas de una línea de división en el este de Ucrania. Sin embargo, ambos bandos han violado el pacto en repetidas ocasiones.