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9 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Laberintos Humanos. El hombre del sombrero

Viernes, 16 de enero de 2015 00:00

Antes de que Kerioco partiera, el mercader le contó varios cuentos y entre otros el del hombre sencillo que usaba sombrero. Lo usaba desde que se levantaba hasta que volvía a la cama, sólo se lo alzaba para saludar como señal de respeto, y lo usaba porque su padre le enseñó que sirve para recordar que siempre hay algo mayor que uno.

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Antes de que Kerioco partiera, el mercader le contó varios cuentos y entre otros el del hombre sencillo que usaba sombrero. Lo usaba desde que se levantaba hasta que volvía a la cama, sólo se lo alzaba para saludar como señal de respeto, y lo usaba porque su padre le enseñó que sirve para recordar que siempre hay algo mayor que uno.

Cuando llegó un tiempo de violencia contra su comunidad, hasta los más valientes debieron correr a ocultarse en el bosque. Algunos pensaban en regresar desde allí y hacer justicia, otros pensaban en escaparse bien lejos de la violencia de esos días. Pero al mismo bosque llegaron los esbirros de la violencia buscando fugitivos.

Cuando los esbirros cabalgaron entre ellos, el hombrecito sencillo que usaba sombrero recordó el consejo de su padre: nunca te quites el sombrero para recordar que siempre hay alguien por sobre ti. Y lo primero que supo entonces fue que aquellos hombres poderosos eran más fuertes que él, que nada podía hacer contra ellos.

Así fue que el hombrecito de sombrero se entregó y fue llevado a la presencia del hombre que mandaba a los esbirros, quien había ordenado exterminarlos, y los prisioneros anduvieron a pie, engrillados, hasta la casa de ese señor malvado.

Pero de camino les llegó la noticia de que ese señor había muerto, y el hombrecito supo que aún por sobre ese hombre poderoso y malvado estaba el tiempo. Y ya no habiendo quien mandara a los esbirros, dejaron libres a los últimos sobrevivientes de la comunidad del hombrecito de sombrero.

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