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9 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Laberintos humanos. La Madona más bella

Martes, 16 de diciembre de 2014 00:00

En el pesebre, cuando Keriatal y su dueño buscaban a la modelo que le sirviera a Keriatal para pintar su Madona, los reyes magos se postraron ante la esposa del pintor y el niño en sus brazos. Y los reyes magos se postraron porque esa mujer era la viva imagen de María con el Niño.

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En el pesebre, cuando Keriatal y su dueño buscaban a la modelo que le sirviera a Keriatal para pintar su Madona, los reyes magos se postraron ante la esposa del pintor y el niño en sus brazos. Y los reyes magos se postraron porque esa mujer era la viva imagen de María con el Niño.

Entonces emprendieron el regreso hacia Arequipa, y el comerciante que había comprado al pintor indio por el precio de tres caballos sabía que llevaba consigo al artista y a su modelo. Así entro Keriatal al taller y su mujer posó para que la retratara en el cuadro de la Virgen María.

La obra resultó ser la Madona más bella que se haya pintado en la tierra de Indias. Aun no se secaba el óleo cuando los fieles esperaban a la puerta de la casa del comerciante arequipeño en busca de todo tipo de milagros, pero al mismo tiempo empezaba a correr la preocupación en el gremio de los pintores españoles que trabajaban en el Perú.

No tardaron en deducir que un indio no podría pintar una Virgen tan bella sin haber pactado para ello con el Malo, cuando lo cierto es que temían que les sacara su trabajo. Por ello lo denunciaron a la Inquisición de Lima, y a los pocos días la mujer de Keriatal y su niño vieron como se lo llevaban encapuchado.

Nunca lo volvieron a ver, porque en Lima terminó la vida de Keriatal. Y así Kerioco, que con el tiempo se iba a cruzar en el camino de Pedro, quedó huérfano de padre. Eso sucedía al mismo tiempo en que se alzaba Tupac Amaru y Pedro con su madre partían de España para encontrar al hombre que se perdió en América.
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