°
12 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La segunda entrevista

Domingo, 06 de enero de 2013 20:56

Cuando leí la gruesa obra sobre la pelea de Walter Mac Terry y Susurro Días, hallé una pequeña referencia a un romance que el boxeador local tuviera y me agarré de ese dato para ayudarme a develar otros, así que me puse en campaña para entrevistar a Susurro Días.

Aunque con los gestos algo caídos por el exceso de bebida, don Susurro se presentó a la cita con ese aseo y prolijidad tan propios de los borrachos que pronto olvidarán todo arreglo. Era evidente que, si la hubo, su época como deportista había quedado atrás, y esa decadencia lo volvía un personaje mucho más interesante para estos Laberintos Humanos.

Repitió, como si las hubiera leído, las palabras dedicadas a su infancia desvalida que figuraban en el libro escrito sobre su pelea más célebre, pero agregó que aquella pelea fue, justamente, el nudo de su vida.
Yo pude haber sido un marginal, me dijo sin saber que lo había logrado, cuando una tarde me contactan para pelear con un boxeador norteamericano del que no recuerdo el nombre, un tipo ancho, colorado y como diez años mayor que yo, y fue ese mismo día el que conocí a la Arruyo, una cantante que hacía sus noches en las de la cumbia jujeña.

Al representante del gringo le dije que si en cuanto puso un fajo de dólares sobre la mesa, y con esa plata la invité a cenar a la Arruyo, una muchacha rubia y delgada de la que no tardé en enamorarme. Fue ella la que me incentivó a entrenarme, porque me dijo que la vida me daba una oportunidad, que en esa oportunidad estaba ella, y que no podía dejarla pasar.
 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD