La República de Chile es una larga tira de territorio aprisionada entre la Cordillera de los Andes y el mar.
Pero como si su situación geográfica no fuera ya de por sí demasiado ajustada, sobre su perfil montañoso, existen nada menos que 2.085 volcanes.
De ellos, 125 se consideran geológicamente activos y dispuestos a dar sorpresas ingratas en cualquier momento. Como está ocurriendo en el sur, a espaldas de la Patagonia argentina. De esos 125, al menos unos 60 conos volcánicos, han mantenido intensa actividad histórica en los últimos 450 años, lo que en tiempos geológicos, es un chasquido de dedos. Chile forma parte muy especial del denominado “cinturón de fuego del Pacífico”, zona que sube por la Cordillera de los Andes, sigue en Norteamérica por las Rocallosas, cruza por el círculo polar y baja por la China, Japón y Oceanía.
En ese arco, la actividad volcánica es una constante que aún no tiene definidos ni previsiones ni final.