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El saludo navideño de los científicos del Conicet a 1.000 metros de profundidad

La nueva expedición submarina siguió trabajando en Nochebuena y los investigadores celebraron ante las cámaras del streaming.

Jueves, 25 de diciembre de 2025 17:01

La llegada de la Navidad encontró a los científicos del Schmidt Ocean Institute (SOI) y del CONICET desarrollando su labor de investigación en la expedición “Vida en los extremos”, la tercera en los últimos meses.

La misión, con cámaras a más de 1000 metros de profundidad, había comenzado ayer a las 16.30 y prosiguió por 8 horas, por lo cual encontró a los investigadores trabajando y festejando la llegada de la Navidad.

Mientras el ROV SuBastian (un robot de operación remota capaz de alcanzar los 4.500 metros) estaba a casi un kilómetro de profundidad, cerca de 30 científicos vestidos con gorros de Papá Noel se encontraban a bordo del buque R/V Falkor (too).

A la medianoche, brindaron delante de cámara y saludaban a la audiencia que también los seguía en vivo y les escribía por el chat abierto.

Después del clásico saludo de “Feliz Navidad”, una de las científicas lanzó a cámara: “Bueno, ahora a trabajar”, lo que provocó la risa general en el barco. En los siguientes minutos, el robot maniobró su brazo robótico en las profundidades para colocar en medio de un grupo de anémonas y plantas subacuáticas una bandera alusiva a los festejos, lo que provocó el aplauso generalizado de los expertos.

La misión científica “Vida en los extremos” se desarrolla entre el 14 de diciembre y el 10 de enero de 2026, a lo largo de una travesía que une el puerto de Buenos Aires con la ciudad de Puerto Madryn.

A bordo del buque Falkor (too), del Schmidt Ocean Institute, el equipo recorre la Cuenca de Malvinas y la Cuenca del Salado para investigar ecosistemas de gran profundidad que rara vez han sido observados en vivo.

A lo largo de la campaña, las exploraciones se transmiten mediante emisiones programadas en el canal de YouTube del instituto, lo que permite que el público general siga en tiempo real los descubrimientos científicos y el trabajo a bordo, desde cualquier lugar.

Esta semana, los investigadores detectaron restos de una ballena depositados en el fondo marino desde hace siglos, registraron especies abisales nunca vistas en vivo y hallaron un objeto que nadie esperaba encontrar a casi tres mil metros de profundidad: un casete VHS cubierto por una estrella de mar.

La expedición está encabezada por la investigadora María Emilia Bravo y reúne a un grupo de 25 especialistas, de los cuales 17 son argentinos.

Más allá de su objetivo estrictamente científico, la iniciativa propone una experiencia compartida de asombro y aprendizaje: desde el inicio del viaje, cada descenso del vehículo operado remotamente SuBastian amplía los límites entre la investigación de frontera y la divulgación educativa en el país.

El ROV SuBastian, capaz de descender hasta 4.500 metros de profundidad, es una pieza clave de la misión. Gracias a su tecnología de última generación, se registran imágenes en ultra alta definición de especies singulares como anémonas, rayas, organismos gelatinosos y cefalópodos que habitan ambientes prácticamente inaccesibles sin este tipo de equipamiento.

La campaña “Vida en los extremos” ganó notoriedad tras recibir el Martín Fierro de Oro en la categoría de streaming, un reconocimiento que consolidó a la exploración marina como un formato educativo abierto e inclusivo.

La aparición de la llamada “estrella culona” sumó un componente de humor y viralización que amplió el alcance del proyecto y fortaleció nuevas formas de divulgación científica colaborativa.

El Falkor (too) navega con un equipo multidisciplinario integrado por investigadores y técnicos del Instituto Argentino de Oceanografía, la Universidad de Buenos Aires y el Museo Argentino de Ciencias Naturales, entre otras instituciones.

El objetivo común es comprender cómo se adapta y prospera la vida a profundidades que superan ampliamente los mil metros.

Mediante robots submarinos, cámaras de altísima resolución y sistemas de transmisión en directo, la misión permite observar un universo que durante décadas solo pudo inferirse a partir de muestras aisladas. En esta oportunidad, la ciencia no solo explora el fondo del océano, sino que comparte esa exploración con miles de personas conectadas desde sus hogares.

Los especialistas subrayaron la importancia de documentar estos procesos sin alterar el ambiente natural. A diferencia de campañas anteriores basadas en métodos más invasivos, la tecnología actual posibilita una observación precisa y respetuosa. Cada registro obtenido se convierte tanto en insumo científico como en material de divulgación que acerca el conocimiento a un público amplio.

Con imágenes y datos que se incorporan a repositorios abiertos para fines educativos y de investigación, la misión del Falkor (too) continúa su recorrido hacia Puerto Madryn hasta el 10 de enero.

En las próximas semanas, se esperan nuevos hallazgos que contribuirán a ampliar la comprensión de un mundo profundo y poco conocido.

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