El cometa interestelar 3I/Atlas, el tercer objeto confirmado que ingresa al sistema solar proveniente de otra estrella y que fue detectado en Chile, sorprendió a la comunidad científica al exhibir un comportamiento que no se alinea con los modelos tradicionales. El fenómeno se registró durante su paso por el perihelio, que es el punto de su órbita más cercano a la gran estrella.
Según se reportó, durante esa aproximación el cometa experimentó "un cambio de trayectoria y aceleración que no puede explicarse únicamente por la gravedad", lo cual ha generado nuevas hipótesis y reavivó el debate sobre la naturaleza de esos visitantes cósmicos.
El astrofísico de Harvard, Avi Loeb, quien analizó los datos disponibles, señaló que el objeto mostró una "aceleración no gravitacional", es decir, una fuerza adicional que lo impulsa más allá de lo que dictarían las leyes físicas conocidas.
Un aspecto notable es que la aceleración observada no fue solamente radial, es decir, alejándose del sol, sino también transversal, "como si algo estuviera desviándolo lateralmente". Loeb plantea que la explicación más convencional podría ser una intensa expulsión de gases producto de la sublimación del hielo, un proceso común en cometas.
Sin embargo, advierte que "la magnitud del empuje supera lo que se esperaría para un objeto natural", ya que durante el cruce al perihelio, el cometa habría perdido hasta "una décima parte de su masa solo por ese proceso".
Esta situación cobra mayor relevancia al considerar que el 3I/Atlas sigue la línea de otros visitantes interestelares que también mostraron irregularidades, como fue el caso de Oumuamua en 2017.
A diferencia de Borisov, el segundo objeto interestelar detectado, el 3I/Atlas no ha presentado un comportamiento "tranquilo": "parece estar desintegrándose más rápido de lo esperado, expulsando material a gran escala y modificando su curso".
La naturaleza inusual del objeto ha llevado a que "algunos científicos ya se pregunten si se trata realmente de un cometa o de algo más". Avi Loeb insiste en que la hipótesis más razonable continúa siendo la natural, pero subraya que se debe "mantener la mente abierta" ante la posibilidad de que se esté ante tecnología interestelar, una idea que ya había planteado en relación con Oumuamua.
Si bien la mayoría de los astrónomos rechaza esta última idea, se reconoce que la información disponible es limitada, dado que el cometa estuvo "oculto tras el brillo solar durante el momento clave de su aproximación". El perihelio se produjo el 29 de octubre, y mientras el 3I/Atlas comienza su alejamiento del sol, "la ventana para obtener datos se achica", ya que a fin de año estará "demasiado lejos para ser estudiado con detalle".
Es importante destacar que el cometa no representa "ningún riesgo para la Tierra", con una distancia mínima de unos 270 millones de kilómetros.