Al menos 23 personas resultaron heridas durante un ataque masivo ruso contra la capital ucraniana que se prolongó desde la tarde del jueves hasta la madrugada del viernes, según confirmaron las autoridades locales. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, precisó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
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Al menos 23 personas resultaron heridas durante un ataque masivo ruso contra la capital ucraniana que se prolongó desde la tarde del jueves hasta la madrugada del viernes, según confirmaron las autoridades locales. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, precisó que 15 de los heridos fueron hospitalizados y otros cinco reciben atención ambulatoria.
La ofensiva, ejecutada en oleadas sucesivas, provocó incendios, daños materiales y la caída de fragmentos de drones en múltiples zonas residenciales. Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos de los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados.
Entre los heridos se encuentran hombres y mujeres de entre 25 y 57 años, con lesiones como politraumatismos, quemaduras y heridas cortantes, informó Tkachenko. Las autoridades continúan evaluando el número final de víctimas y el alcance de los daños.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, e incluyó el uso de drones Shahed y misiles balísticos. Las defensas aéreas ucranianas fueron activadas repetidamente durante la noche.
“Tenemos incendios en varios lugares. Hay una alta concentración de productos de combustión en el aire”, advirtió Tkachenko en un mensaje nocturno. También instó a la población a no manipular restos de drones por el riesgo de detonaciones.
En el distrito de Solomyanskyi, se registraron incendios en techos de edificios y vehículos incendiados en patios residenciales. En Darnytskyi, fragmentos de un dron cayeron sin provocar explosiones, aunque se restringió el acceso por precaución. Algunos restos fueron hallados cerca de instituciones educativas y viviendas, aunque en varios casos no se reportaron víctimas.
Según la Fuerza Aérea de Ucrania, Rusia lanzó 11 misiles y 539 drones, incluyendo aparatos de ataque Shahed y réplicas de estos. Las defensas ucranianas interceptaron 478 de ellos, pero nueve misiles y 63 drones impactaron en territorio ucraniano, una cifra superior a la registrada en ataques previos.
Entre los misiles utilizados figuraban un Kinzhal hipersónico y seis balísticos Iskander-M o su variante norcoreana, KN-23.
El bombardeo tuvo lugar horas después de una llamada telefónica entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, en la que, según el mandatario estadounidense, no se lograron avances significativos hacia un alto el fuego.
Trump calificó la llamada como “bastante larga”e indicó que abordaron, entre otros asuntos, el conflicto en Ucrania y la situación en Irán.
“No estoy contento con eso”, afirmó Trump refiriéndose al desarrollo de la conversación, y confirmó que no se alcanzó ningún progreso en la búsqueda de un pacto para poner fin a la guerra.
“No hice ningún progreso con él, en absoluto”, respondió a la pregunta de un periodista sobre posibles avances en la negociación.
Desde Moscú, el Kremlin informó que la llamada se extendió casi una hora y que Putin dejó claro que Rusia no cederá en sus objetivos en el conflicto. “Nuestro presidente afirmó que Rusia alcanzará los objetivos que se fijó, es decir, la eliminación de las causas profundas que llevaron a la situación actual”, declaró Yuri Ushakov, asesor del Kremlin, subrayando que “Rusia no renunciará a estos objetivos”.
Entre las demandas de Moscú figuran la renuncia de Ucrania a integrarse en la OTAN y la garantía de poder mantener los territorios anexionados, condiciones consideradas inaceptables por Kiev y sus aliados occidentales.
Putin sostiene que la intervención militar en Ucrania desde febrero de 2022 obedece a la amenaza percibida por los planes de adhesión ucranianos a la alianza atlántica, así como a la protección de la comunidad rusoparlante, premisas rechazadas por el Gobierno de Volodimir Zelensky y por sus socios europeos y estadounidenses.