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H3N2, la gripe que pone a prueba a los sistemas de salud, llegó a México

El avance acelerado del subtipo H3N2 de influenza en Europa, con epicentro en Reino Unido, reveló una temporada invernal adelantada, más contagios y hospitales bajo presión. Ayer se confirmaron que ya hay más de 150 casos en México y el primero de subclado K.

Domingo, 14 de diciembre de 2025 12:30

Europa atraviesa una temporada de gripe atípica, marcada por un crecimiento temprano y sostenido de los casos de influenza A H3N2. En Reino Unido, el fenómeno alcanzó una gran magnitud que obligó al Servicio Nacional de Salud (NHS) a activar alertas especiales y a reforzar campañas de vacunación. Ayer se confirmó que ya hay más de 150 casos influenza A H3N2 en México y el primero de subclado K. El paciente, según informó la Secretaría de Salud de es país, se recuperó tras recibir tratamiento antiviral ambulatorio y no presentó complicaciones posteriores.

El aumento no respondió a un virus nuevo, sino a una variante conocida que presentó mutaciones recientes y encontró a la población con niveles de inmunidad más bajos que en años previos.

Las cifras difundidas por el NHS mostraron un salto abrupto en las internaciones. El sistema sanitario pasó de registrar un promedio diario de 1717 pacientes hospitalizados por gripe a más de 2660 en apenas una semana. Las proyecciones oficiales advirtieron que ese número podía escalar hasta un rango de entre 5000 y 8000 pacientes hacia mediados de diciembre, un escenario que encendió señales de alarma en un sistema que todavía arrastró tensiones acumuladas desde la pandemia.

La influenza estacional suele circular entre mediados de noviembre y febrero en el hemisferio norte. Sin embargo, esta vez el umbral epidemiológico se superó antes de lo esperado.

En Inglaterra, el 11 por ciento de las muestras sospechosas dio positivo a comienzos de noviembre, frente al 3 por ciento registrado en el mismo período del año anterior. Los especialistas coincidieron en que la temporada comenzó entre cuatro y cinco semanas antes de lo habitual.

La cepa dominante fue una variante del H3N2 que descendió de un linaje responsable de la peor temporada de gripe registrada en Australia. Desde su llegada a Europa, el virus acumuló al menos siete mutaciones adicionales, lo que dio lugar a un subclado conocido como K. Estas modificaciones genéticas no se vincularon con cuadros clínicos más graves, pero sí con una mayor capacidad de transmisión, un factor clave para explicar la velocidad del brote.

La autoridadades sanitarias de Mexico señalaron que, debido a los protocolos aplicados en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), se logró identificar y gestionar el caso inicial de forma adecuada. El Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) mantiene un monitoreo permanente para reconocer patrones poco habituales o nuevos subtipos del virus, lo que permite intervenir de manera oportuna ante posibles brotes.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, el SINAVE continúa con el monitoreo y análisis en tiempo real de la circulación viral, como parte central de las estrategias de salud pública. Pese a la aparición del subclado K, la dependencia afirmó que las características clínicas de esta variante no difieren de las presentadas por la influenza estacional. “Su manejo clínico es igual y la principal recomendación preventiva es la vacunación”, indicó la Secretaría de Salud de ese país.

La médica argentina que vive en Inglaterra, Marta Cohen señaló que esta variante resultó “mucho más contagiosa” y que “genera una incidencia un 56% mayor” que la del año pasado. Esa combinación entre alta transmisibilidad y menor inmunidad poblacional explicó, en gran medida, la presión inusual sobre hospitales y servicios de urgencias.

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) precisó que “el virus de la influenza tipo A, subtipo H3N2, es conocido por su capacidad de rápida evolución genética. El nuevo subclado identificado en el Hemisferio Norte presenta mutaciones en regiones clave de la proteína hemaglutinina, lo que podría incrementar su capacidad de transmisión y evasión del sistema inmunológico”.

Y agregó que la aparición de estas variaciones genéticas podría influir en la eficacia de las vacunas actualmente disponibles y aumentar el riesgo de brotes más severos.

Según advirtió ayer la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su último informe, en América del Norte, Estados Unidos y Canadá registran también un aumento progresivo de detecciones del subclado K.

La OPS señaló que la evolución genética observada en el subclado K forma parte del proceso natural de variación del virus de la influenza estacional. Aunque la evidencia sobre la efectividad de la vacuna de esta temporada aún es limitada, datos preliminares de Europa indican que la vacunación ofrece una protección parecida a los años anteriores frente a la enfermedad grave, incluyendo la hospitalización.

Mutaciones, vacunas y el origen de una variante persistente

El foco científico sobre el H3N2 no respondió solo a su expansión geográfica. Las mutaciones acumuladas por esta variante modificaron regiones clave de la hemaglutinina, una de las proteínas de superficie del virus. Estos cambios produjeron un desvío antigénico que dificultó el reconocimiento por parte del sistema inmunológico, incluso en personas con infecciones previas o vacunadas en temporadas anteriores.

La doctora Nisa Aslam, médica de cabecera del NHS, explicó que “cada invierno vemos una mezcla de virus de gripe, pero esta temporada la cepa dominante que circula es la Influenza A H3N2, un subtipo de la gripe habitual que ha ‘derivado’, lo que significa que tiene cambios genéticos menores en comparación con años anteriores”. Y agregó que “estos cambios pueden permitirle evadir parcialmente la inmunidad de infecciones o vacunaciones pasadas, por lo que más personas se están infectando”.

El profesor Simon Clarke, de la Universidad de Reading, sumó otro elemento clave al análisis. Las cepas H3 circularon con menor frecuencia en años recientes, lo que redujo la inmunidad basal en la población. “También hay evidencia de que son más transmisibles y mutan con mayor facilidad, lo que dificulta su detección mediante vacunas. El resultado es un fuerte aumento de casos al principio de la temporada, y es probable que las cifras sigan aumentando”, sostuvo.

En este contexto, el secretario de Salud británico, Wes Streeting, advirtió que el rápido crecimiento de los contagios presentó para el NHS “su desafío estacional más difícil desde la pandemia”. Las admisiones hospitalarias aumentaron un 55 por ciento semana a semana, una dinámica que obligó a reorganizar recursos y a postergar procedimientos no urgentes en algunas regiones.

La efectividad de la vacuna antigripal se convirtió en un tema central del debate público. Los datos de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido mostraron que la protección frente a infecciones por el H3N2 derivado fue menor de lo esperado. Aun así, la inmunización mantuvo una eficacia relevante contra la enfermedad grave. En el inicio de la temporada, la protección contra hospitalización se ubicó entre el 70 y el 75 por ciento en niños y entre el 30 y el 40 por ciento en adultos, valores considerados normales para las vacunas antigripales.

Las estadísticas reforzaron la importancia de la vacunación. Entre los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos por gripe, el 58 por ciento tenía 65 años o más y el 90 por ciento presentaba al menos otra afección médica. De aquellos con estado vacunal conocido, el 98 por ciento no recibió la vacuna. En Irlanda, el 73 por ciento de los internados en cuidados intensivos tampoco estaba vacunado.

El impacto no se limitó a Reino Unido. Alemania registró un inicio de temporada entre dos y tres semanas antes de lo habitual, con un “claro aumento” del H3N2 en las últimas semanas, según el Instituto Robert Koch. Francia ingresó en fase epidémica en casi todo su territorio metropolitano, con incrementos sostenidos de consultas en guardias e internaciones.

España superó el pico invernal del año anterior y duplicó hospitalizaciones en una semana, mientras que Irlanda notificó casi 3000 casos en los primeros días de diciembre, un 49 por ciento más que la semana previa.

En tanto, Francia registró un aumento significativo en la cobertura. Casi ocho millones de personas recibieron la vacuna contra la gripe, un 21 por ciento más que en el mismo período del año anterior. Las autoridades sanitarias insistieron en que, aunque la vacuna no bloqueó todos los contagios, redujo de manera sustancial el riesgo de complicaciones y muertes.

El interés científico por el H3N2 también se apoyó en su historia evolutiva. Investigaciones publicadas en la revista Virology rastrearon el origen de este subtipo hasta comienzos de los años 2000. El virus se detectó inicialmente en cerdos de Colombia, pero los análisis genómicos revelaron un dato clave: el linaje se originó en humanos y luego saltó a los porcinos alrededor de 2002, donde circuló durante años sin ser identificado.

Las muestras recolectadas en 2017 y secuenciadas recientemente mostraron que el virus no coincidía con linajes conocidos de gripe porcina. Ese hallazgo confirmó la capacidad de los virus de influenza para cruzar especies, adaptarse y acumular mutaciones en reservorios animales antes de reemerger con características distintas.

El nombre H3N2 refiere a dos proteínas esenciales para la infección: la hemaglutinina tipo 3 y la neuraminidasa tipo 2. Cambios en estas estructuras alteran la forma en que el virus ingresa a las células y se propaga, además de modificar su reconocimiento inmunológico. En el caso actual, las mutaciones en la hemaglutinina explicaron en parte la expansión acelerada del brote europeo.

Síntomas a tener en cuenta

Aunque algunos especialistas apodaron a esta variante como “súper gripe”, la evidencia disponible no indicó un aumento en la gravedad individual de los cuadros. Los síntomas predominantes incluyeron fiebre alta, tos seca, cansancio intenso, dolores musculares y, en algunos casos, molestias digestivas. El impacto sanitario respondió más al volumen de contagios que a una mayor virulencia.

La experiencia europea dejó una señal clara para los sistemas de salud. La combinación de temporadas adelantadas, mutaciones antigénicas y brechas en la inmunidad poblacional puede generar olas de contagio capaces de tensionar hospitales en pocas semanas.

Frente a ese escenario, las autoridades sanitarias reforzaron un mensaje conocido pero vigente: la vacunación, el monitoreo temprano y la preparación hospitalaria siguen siendo las herramientas más eficaces para enfrentar una gripe que, aunque familiar, volvió a sorprender.

La AAMR indicó las medidas de cuidado a tomar:

Promoción de la vacunación temprana: Incentivar la vacunación, especialmente en adultos mayores, personas embarazadas, niños pequeños y personas con enfermedades crónicas.

Revisión de la composición de la vacuna antigripal: Se recomienda adaptar la fórmula de la vacuna para incluir el nuevo subclado, a fin de mejorar la protección de la población.

Fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica: Es fundamental monitorear la circulación viral y detectar tempranamente la presencia de la nueva variante.

Preparación de los sistemas de salud: Ante la posibilidad de un aumento de casos y complicaciones, se sugiere reforzar la capacidad hospitalaria y las campañas de comunicación dirigidas a grupos de riesgo.

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