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16 de Octubre,  Jujuy, Argentina
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“Gaza está triturada, hay ciudades enteras que ya no existen”, aseguró el sacerdote argentino Gabriel Romanelli

Tras la entrega de rehenes, el cura responsable de la Iglesia de la Sagrada Familia en Medio Oriente describió la devastación, criticó la violencia de las milicias de Hamas y reveló la desesperación de la población civil atrapada en la zona 

Jueves, 16 de octubre de 2025 11:23

Gabriel Romanelli, el sacerdote argentino a cargo de la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, lanzó una contundente advertencia sobre la situación humanitaria en la Franja al afirmar: “Gaza está triturada. Hay ciudades enteras que ya no existen”. Así lo describió en una extensa entrevista en la que detalló el grado de destrucción causado por la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamas, y donde también trató de dar voz al sufrimiento cotidiano de millones de civiles atrapados en el conflicto.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Ramón Indart y Cecilia Boufflet. En este contacto, Romanelli aportó una perspectiva única y dramática al ser testigo directo de los efectos de la guerra, en el contexto del inicio del proceso de paz mediado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La jornada posterior a la entrega de rehenes vivos y cuerpos de personas asesinadas por Hamas estuvo marcada por imágenes de ejecuciones públicas y profundas incógnitas respecto al futuro de la reconstrucción y la convivencia en Gaza.

“No es porque lo diga Hamas, Gaza está triturada”, señaló Romanelli apenas comenzado el diálogo. Aseguró que la devastación abarca mucho más que barrios: “Hay ciudades enteras que ya no existen, como Rafah, gran parte de la ciudad de Cañones, Beit Lahanun, Beit Lahia, Jabalia, parte norte y sur de la ciudad de Gaza, Shuja’ia... Esto no justifica nada; una injusticia no se subsana con otra”, subrayó. Su énfasis recayó en la magnitud del daño, pero sin perder de vista la tragedia humana que atraviesan los habitantes, quienes en muchos casos llevan años de sufrimiento ininterrumpido.

Acerca del proceso de paz y los acuerdos recientes, Romanelli expresó sus dudas e inquietudes sobre la claridad y la implementación de las cláusulas decisivas: “Nadie sabe en qué consistió el acuerdo, muchas veces se habló de que había cláusulas ocultas y al parecer, sí”. Relató que la información que les llegaba sobre el pacto –la liberación de rehenes, la devolución de cuerpos, la supuesta cesión del orden interno a la policía de Hamas– era difusa: “No tenemos certeza de nada de lo que va a pasar ni de los tiempos reales para recuperar los cuerpos”.

El panorama diario en Gaza, según Romanelli, resulta desolador hasta en los detalles más simples. Narró cómo la realidad supera cualquier lógica: “La mayor parte de la gente, como se ve en las imágenes, no ha cambiado mucho, sigue vagando de un lado a otro. Hoy he tenido que salir con algunos laicos y refugiados; la destrucción es real, la desazón es total. ¿Hasta cuándo se va a llegar a esto? Porque le ponen presión a Hamas, pero la presión le llega a la gente que no puede hacer nada”. Allí recalcó el contraste entre el impacto mediático internacional y la angustia cotidiana de los dos millones de civiles atrapados.

Durante la entrevista con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, los periodistas preguntaron por las imágenes de ejecuciones públicas presuntamente perpetradas por milicias de Hamas contra ciudadanos palestinos acusados de colaborar con Israel. El sacerdote no eludió el tema: “Desgraciadamente, puede ser... Suele pasar que matan a los que acusan de ser colaboracionistas. Si fuese por robos, les tiran en las piernas, pero si consideran que es traición, los matan. Es toda una barbaridad. No estoy justificando nada de eso, estoy contra la violencia”. Pero fue más allá y ancló su preocupación en la suerte de la población civil. “¿Qué se hace con las más de dos millones de personas civiles, palestinos, que estamos en Gaza?”.

Al describir la vida en su área de influencia, Romanelli contó que vive y trabaja en el barrio de Beit Un, en Gaza City, a solo cien metros de la línea de separación donde opera el ejército israelí. “Estamos en la parte vieja de la ciudad, donde siempre han estado los cristianos. Aquí hay destrucción, no tanta como en otros barrios, pero igual sufrimos bombardeos, la última vez fue el 17 de julio”. Detalló el funcionamiento de la iglesia-refugio: “Gracias a un pozo descubierto por un sacerdote austríaco hace décadas, hemos podido abastecer de agua a cuatrocientos cincuenta refugiados y a todo el barrio. No es agua de la mejor calidad, pero es potable”.

El cura argentino detalló la labor de asistencia comunitaria: “En este momento ayudamos a trece mil familias con alimentos, muchas toneladas de verduras y frutas que llegaron justo tras el alto el fuego. Muchos de los niños que atendemos están desnutridos. La necesidad es tan apremiante que uno se cruza todo el tiempo con chicos vendiendo golosinas para conseguir unas monedas o haciendo colas por agua y comida”.

Consultado sobre el consenso dentro de Gaza respecto al futuro de Hamas en el proceso de reconstrucción, Romanelli fue contundente: “Evidentemente, con los mismos autores que llevaron a todo esto no se van a lograr efectos distintos. La gente está harta de todo, la gente quiere vivir”. Recordó que continúa habiendo bombardeos: “Hoy hubo bombardeos a la mañana, hay tiroteos. La gente acá dice basta, basta, por amor de Dios”.

Resaltó la necesidad de renovar liderazgos en la región: “Recuerdo lo que dice el cardenal de Jerusalén, el patriarca Pierre Batista Pizzaballa: con el tiempo va a haber que ayudar a la formación de un nuevo liderazgo para que la región, tanto Palestina como Israel, gocen de un tiempo duradero de paz, justicia y reconciliación. Por el momento es muy pronto para decir que hay paz y que se terminó la guerra”.

La entrevista también abordó la imposibilidad de huir que enfrenta la población de la Franja. Romanelli lo explicó: “Muchos se quisieran ir, pero las fronteras han estado cerradas tanto del lado de Egipto como de Israel. El año pasado, pese a las restricciones, más de diez mil personas –la mayoría jóvenes– lograron irse, pero no es sencillo: es su tierra, muchos se aferran a quedarse aunque sea en condiciones extremas”.

El sacerdote rememoró su propia experiencia: “Hace seis años que vivo en Gaza y veinte que inicié mi misión en la región, primero en Beit Jala, pegado a Belén, y en Medio Oriente desde hace treinta años. La vida antes del 7 de octubre no era sencilla; si no estuviera convencido de mi misión como sacerdote, de rezar por todos y ayudar a todos, no hubiese resistido”.

Respecto a la seguridad tras la retirada parcial del ejército israelí, Romanelli explicó: “Se ha retirado el 47% del ejército, siempre dependiendo de las etapas del acuerdo, como la devolución de los cuerpos y rehenes vivos, y el hipotético desarme de Hamas. Pero todo es muy incierto; las discusiones sobre una fuerza internacional siguen abiertas”.

Las imágenes de ejecuciones públicas por parte de militantes de Hamas conmocionaron a la opinión pública internacional y también a los habitantes de Gaza. Romanelli no eludió la gravedad del fenómeno: “Eso es horrible, injustificable. Hay niños que ven esas escenas, ¿cuánto tiempo llevará mostrarles otro camino, enseñarles que el ojo por ojo no lleva a ningún lado?”.

Durante la charla, el sacerdote fue consultado sobre el impacto de la liberación de rehenes y prisioneros: “Hubo mezcla de incredulidad y alegría verdadera. Acá la mayoría de los refugiados solo desea que suelten a esa gente, porque no tienen nada que ver. También hubo fiesta por la liberación de los prisioneros palestinos. Fue una señal de esperanza, una bocanada después de tanto sufrimiento”.

La visión general que aportó el sacerdote argentino combina un agudo sentido de denuncia humanitaria, una implicación personal de larga data y la convicción de que la clave, a largo plazo, será la formación de liderazgos nuevos, tanto en el pueblo palestino como en toda la región.

En el tramo final de la entrevista, Romanelli se autodefinió como miembro del Instituto del Verbo Encarnado, una congregación argentina de misioneros acostumbrada a destinos de crisis y frontera. “Entré en 1988, soy de la ciudad de Buenos Aires, crecí en Villa Luro y estudié en San Rafael de Mendoza. Como misioneros, siempre vamos donde más se necesita”.

Un detalle que refuerza el peso de su testimonio es su relación directa con el fallecido papa Francisco. Romanelli fue uno de los pocos religiosos argentinos en mantener comunicaciones personales y frecuentes con Jorge Mario Bergoglio aún después de su llegada al Vaticano: “Soleía hablar por teléfono con el papa sobre lo que estábamos viviendo en Gaza. Le contaba en primera persona cómo era la vida en la Franja y él siempre transmitía aliento y preocupación. Era un pastor muy cercano, incluso en los peores momentos”.

La conversación con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, permitió, una vez más, poner en primer plano no solo las transformaciones y retos políticos de la Franja de Gaza, sino la dimensión humana y espiritual del drama palestino-israelí. De la voz de Romanelli, testigo y protagonista, surge una súplica: “Que Dios conceda la paz a Palestina, Israel y también a todos nosotros. Este mundo lo necesita”.
 

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