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Acuerdo entre padres para frenar el uso del celular en niños y adolescentes

Guillermo Barletta, uno de los impulsores del llamado “Pacto Parental, habló con “El Matutino” de El Tribuno de Jujuy  sobre los riesgos de la sobreexposición a pantallas y la importancia del compromiso familiar.
Miércoles, 17 de diciembre de 2025 19:56
Guillermo Barletta, uno de los impulsores del llamado “Pacto Parental".

Un grupo de familias de Mendoza encendió una señal de alerta frente al uso cada vez más temprano de los teléfonos inteligentes por parte de niños. A partir de situaciones cotidianas observadas en el ámbito escolar y social, padres y madres decidieron organizarse y dar forma al llamado “Pacto Parental”, una iniciativa que propone que los chicos no tengan celular propio antes de los 13 años y que posterguen el acceso a redes sociales hasta los 16. La propuesta, que comenzó con apenas 20 familias, ya reúne a cerca de 300 y se replica en distintas provincias del país.
La iniciativa nació en el colegio primario San Nicolás, ubicado en Chacras de Coria, Mendoza, y cuenta con el acompañamiento de la institución educativa. Uno de sus impulsores es Guillermo Barletta, padre de una alumna de 12 años, quien explica que el pacto surge como respuesta a cambios de comportamiento detectados en los chicos. “Empezamos a notar una cierta agresividad en el manejo de los grupos, en cómo se hablaban entre ellos, en exclusiones que antes no existían”, señaló en una entrevista con el ciclo online “El Matutino” de El Tribuno de Jujuy..


Según Barletta, no se trataba de conflictos aislados ni de situaciones extremas, sino de señales tempranas que encendieron la preocupación. “Son chicos que vienen juntos desde sala de 4 o 5 años, y los padres nos conocemos entre todos. Por eso nos preguntamos si lo que estábamos viendo era casual o si había algo más influyendo”, relató. En ese proceso de intercambio entre adultos, el uso del celular apareció como un denominador común.
El análisis no quedó solo en percepciones. Varios padres comenzaron a informarse y a consultar estudios científicos sobre el impacto de las pantallas en la infancia. “La información es muy clara: los niños no están preparados para tener un smartphone antes de los 13 años y mucho menos para manejar redes sociales antes de los 16”, afirmó Barletta. En ese sentido, advirtió sobre el rol de los algoritmos y la exposición a contenidos inapropiados: “Los contenidos no son para niños, pero les aparecen igual. A veces tocan algo sin querer, dan un ‘like’, y el algoritmo empieza a trabajar”.
Uno de los ejes centrales del “Pacto Parental” es el compromiso colectivo. No se trata de decisiones individuales ni de prohibiciones aisladas, sino de acuerdos entre familias para evitar que los chicos se sientan excluidos. “No sirve que yo le saque el teléfono a mi hija si el resto del curso lo tiene. Esto tiene que ser un acuerdo entre padres”, explicó Barletta. El objetivo es construir límites compartidos, con diálogo y coherencia entre los adultos.
Desde la iniciativa remarcan que el control parental es una herramienta necesaria, pero insuficiente si no va acompañada de comunicación. “Los controles existen y funcionan hasta cierto punto, pero en algún momento se te escapan de las manos. Por eso es clave hablar con los chicos, explicarles que no es un castigo, sino una decisión por su bienestar”, sostuvo. En ese marco, Barletta subrayó la importancia de no culpabilizar a los niños por los contenidos que aparecen en internet: “No hay que hacerlos sentir responsables. Muchas veces esos contenidos les llegan sin que los busquen”.
La preocupación también se extiende a las consecuencias emocionales y psicológicas del uso excesivo del celular. “Los trastornos de ansiedad no aparecen por casualidad. Hay una sobreestimulación permanente desde edades muy tempranas, una necesidad constante de estar entretenidos y el miedo a perderse algo”, señaló Barletta. A su entender, estas dinámicas afectan la concentración, el aburrimiento creativo y el vínculo cara a cara, aspectos fundamentales en el desarrollo infantil.
Como alternativa, el pacto promueve recuperar actividades sin pantallas y estimular otros espacios de socialización. “Cuando éramos chicos, nos aburríamos y salíamos a la plaza, andábamos en bicicleta, inventábamos juegos. Hoy ves reuniones donde cada uno está con su pantalla y se pierde el contacto”, reflexionó. La propuesta no plantea una oposición a la tecnología, sino un uso adecuado y acorde a la edad: “No es una lucha contra la tecnología, sino aprender a usarla como corresponde”.
El rol de la escuela fue clave para que la iniciativa creciera. El acompañamiento institucional permitió ampliar el alcance del pacto y generar espacios de diálogo con más familias. Con el tiempo, la experiencia comenzó a difundirse a otras comunidades educativas y a distintas provincias. A través del sitio pactoparental.org, los padres comparten el documento del pacto y materiales de apoyo para quienes deseen sumarse.
Barletta remarca que, si bien el Estado y el sistema educativo tienen responsabilidades, hay un límite que no puede delegarse. “La escuela tendrá que hacer su parte y el gobierno también, pero en las casas no podemos delegar esta autoridad. La familia es la primera célula de socialización y ahí es donde tenemos que poner los límites”, afirmó.
El "Pacto Parental" se presenta así como una respuesta concreta frente a un problema que atraviesa a miles de familias. Sin recetas mágicas ni soluciones inmediatas, la propuesta apuesta al compromiso colectivo, al diálogo y a la prevención, con una premisa clara: cuidar la infancia en un contexto digital cada vez más complejo.
 

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