La localidad jujeña de Casabindo vive hoy una nueva edición de sus tradicionales festejos en honor a la Virgen de la Asunción. Todos los 15 de agosto, miles de fieles y turistas se congregan en la plaza principal para participar de una jornada cargada de fervor religioso, música, danza, gastronomía regional y como un espactaculo estelar se realiza el Toreo de la Vincha .
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La localidad jujeña de Casabindo vive hoy una nueva edición de sus tradicionales festejos en honor a la Virgen de la Asunción. Todos los 15 de agosto, miles de fieles y turistas se congregan en la plaza principal para participar de una jornada cargada de fervor religioso, música, danza, gastronomía regional y como un espactaculo estelar se realiza el Toreo de la Vincha .
La celebración da inicio cerca del mediodía con una solemne misa en la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, seguida de una procesión que recorre las principales calles del pueblo. La imagen de la Virgen es llevada en andas por los devotos, acompañados por el sonido de las bandas de sikus y las coplas tradicionales.
Durante la tarde, se vive uno de los momentos más esperados de la festividad el tradicional "Toreo de la Vincha", una expresión cultural única y arraigada en la localidad. Este evento, que se lleva a cabo en la plaza principal, consiste en una demostración de destreza y valentía por parte de los toreros, quienes intentan sacar una vincha de entre los cuernos de un toro. El Toreo de la Vincha es una muestra de la rica herencia cultural de la región y atrae a visitantes de todo el país.
El Toreo de la Vincha es mucho más que una simple competencia ecuestre; es una expresión cultural profunda que fusiona elementos prehispánicos, coloniales y religiosos. Sus raíces se remontan a antiguas ceremonias indígenas dedicadas a la Pachamama, donde el toro representaba fuerzas de la naturaleza y la vincha, una ofrenda. La vincha, adornada con monedas y otros objetos de valor, era una ofrenda a la Pachamama para agradecer por las cosechas y pedir protección. Con la llegada de los españoles, la tradición se fusionó con elementos católicos. La vincha pasó a ser una ofrenda a la Virgen, convirtiendo el evento en una celebración sincrética que combina lo ancestral y lo religioso.
Los "toreros", se preparan durante semanas para este evento, buscado a los toros en los campos aledaños y elaborando sus atuendos tradicionales. Los toreros intentan quitar la vincha del toro mientras este los embiste. La habilidad, la valentía y la conexión con el animal son fundamentales para lograr el objetivo. Una vez que se quita la vincha, se la ofrece a la Virgen en una ceremonia especial.