Caminando por calle Güemes, llegando a la esquina de Lamadrid, está el Centro Cultural y Museo Casa Macedonio Graz, un espacio bellísimo que lleva el nombre del primer periodista jujeño.
Fue la casa donde se crió el mencionado periodista y hace algunos años se acondicionó para transformarse en un espacio cultural de gran valía.
Es una casa muy linda, que da gusto ver al pasar, y que además abre sus puertas para que, en su patio con sombras de flores, se pueda pasar un buen momento, visitándola como museo, como escenario de alguna presentación, o como galería cuando se cuelgan muestras plásticas. Es bella por dentro y por fuera, y conserva la arquitectura de la época.
Decía, que venía caminando por calle Güemes, y de repente en una de las ventanas de la bella casa de Macedonio, veo un residuo que me llama la atención. En la base del umbral de material de una de las ventanas antiguas, se pudría el corazón de una manzana, que alguien disfrutó, y cuando pasó por ahí, no tuvo mejor idea que dejarla en ese lugar.
Un acto, que calculo que ni siquiera fue pensado, de no ser así, no tendría sentido, porque a diez pasos más (justo en la esquina), está el conteiner de residuos.
¿Qué descartamos, cuando dejamos nuestros residuos en un lugar donde seguramente molestará o perjudicará a otros, o al medioambiente?
¿Qué deja en la ruta el que tira los paquetes de galleta vacíos por la ventanilla en medio de un viaje? O peor aún, la colilla de un cigarrillo todavía encendida, que con el viento se va a la banquina.
¿Qué elimina la mujer que saca la olla con grasa residual, cerca de la vieja terminal, de su negocio de comidas, y lo vacía en las alcantarillas de calle Lavalle?
Y quien "se olvida" de llevar una bolsita al Parque Lineal Xibi Xibi, y deja las botellitas plásticas y papelitos en el piso, ¿qué cree que descarta?
Es sólo cuestión de mirar unos milímetros más allá y pensar, que alguien lo va a tener que levantar por mí, o no y entonces se genera un basural, en el mismo lugar adonde luego nos gustaría volver. O pensar que la grasa puede trancar desagües que van a ensuciar mucho más que mi negocio cuando rebalsen.
Que esa colilla puede incendiar algún espacio en el camino, y si se apaga igualmente contamina el ambiente.
O simplemente, pensar que queda muy feo el corazón de la manzana oxidándose en la ventana de una casa restaurada que es historia.
Sólo dos segundos más de razonamiento, nos podrían ayudar con este "insentido común", que nos hace descartar perjudicando.
Sería mejor idea, el descarte que sirva para que todos estemos mejor.
Volvamos a tener sentido común...