El pueblo de la Esperanza, celebró con júbilo los 75 años de la llegada de la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia a Latinoamérica y los 34 años de del arribo a la Diócesis de Jujuy, para trabajar pastoralmente en La Esperanza y San Pedro de Jujuy para dedicarse de lleno a la pastoral parroquial, sanitaria, educativa, social y diocesana. La ceremonia litúrgica tuvo lugar en el templo Nuestro Señor de la Buena Esperanza y fue presidida por el padre Marcelo Valdivia.
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El pueblo de la Esperanza, celebró con júbilo los 75 años de la llegada de la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia a Latinoamérica y los 34 años de del arribo a la Diócesis de Jujuy, para trabajar pastoralmente en La Esperanza y San Pedro de Jujuy para dedicarse de lleno a la pastoral parroquial, sanitaria, educativa, social y diocesana. La ceremonia litúrgica tuvo lugar en el templo Nuestro Señor de la Buena Esperanza y fue presidida por el padre Marcelo Valdivia.
En su homilía, el sacerdote ponderó la labor realizada por las hermanas en las distintas comunidades de la parroquia, las que al igual que sus antecesoras, llegan a lugares tal vez desconocidos para llevar la luz de Cristo y la palabra de Dios. “Hoy en nuestra sociedad vivimos un individualismo muy exagerado, todo se centra en una persona, por eso es muy difícil comprender que haya personas que quieran entregarse totalmente a la voluntad de Dios. Nosotros tenemos el ejemplo de las hermanas, el ejemplo de estos 75 años, en el que renunciaron a toda su vida para embarcarse, para emprender su misión en un continente nuevo, en un país lejano. En aquellos tiempos llegaban en barcos y algunas no regresaban a su país de origen, se despedían de su familia para no volver a verse. Quiera Dios que podamos comprenden esta entrega generosa y tomarla como ejemplo. Recemos para que sigan siendo discípulas misioneras de Jesús”, dijo el sacerdote.
Antes de la bendición final, las hermanas compartieron con la feligresía la alegría de celebrar estos 75 años. “ Nos regocijamos del caminar de Dios en nuestro pueblo, el caminar de Dios en Latinoamérica, de nuestro carisma que se fue encarnando, que llegó a Argentina y se fue expandiendo a distintos lugares y a otros países como Paraguay, Uruguay, Brasil. Por esta comunidad de La Esperanza, pasaron muchas hermanas, seguramente recordarán a las hermanas Luciana y Lucía y muchas otras que dejaron su huella en esta tierra y en cada uno de sus corazones”, expresó la hermana Alicia. En tanto que la hermana Mirian sostuvo, “Dios fecundiza todo nuestro sí, nosotras somos el fruto de nuestro sí y del sí que dieron esas 17 hermanas que se atrevieron a cruzar el océano en un barco hace 75 años. Nosotras somos fruto de ese gran sí que dieron esas hermanas y pudimos conocer el carisma. No tengamos miedo de decirle sí a Dios porque Él fecundiza y el amor trasciende todo”.
Finalmente, la hermana Inés, habló de la trascendencia de esta historia que suma ya 75 años, “es una alegría compartir este transcurrir de la historia que ha sido compartida con el pueblo de Dios, aquí en Jujuy, muchas hermanas nuestras han compartido la vida con ustedes, nosotras también y por eso quisimos invitarlos hoy para dar gracias a Dios por todos estos años, por el coraje de las hermanas y para que nuestras familias sean bendecidas con vocaciones”.
Concluido el oficio religioso, todos fueron a compartir un refrigerio en el salón parroquial, donde no faltó el brindis y la torta de las Bodas de Diamante y el feliz cumpleaños que fue coreado por todos.