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27 de Julio,  Jujuy, Argentina
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"Saber distinguir entre los cantores y los 'arrimaos' al canto"

Jorge Cafrune es el nuevo nombre de LRA 22 Radio Nacional Jujuy, motivo para rememorar enseñanzas.
Jueves, 31 de agosto de 2023 01:03

El hombre reacomodó su enorme humanidad en la pequeña silla del café. Alpargatas, bombacha de gaucho de color marrón claro, una camisa ombú, desprendida hasta la mitad del pecho. Los profundos ojos oscuros devolvían una bella mirada de raíces sirio libanesas, la frondosa barba, y el hablar pausado, como tomándose tiempo antes de cada frase como para alinearlas con una filosofía de vida tan intensa como sencilla. Y me dejó una sentencia que aún hoy me acompaña con la fuerza de un mandato inapelable: "Mire, m'hijo, siempre hay que saber distinguir entre los cantores y los 'arrimaos' al canto. Y así en todos los órdenes de la vida". Si supiera don Jorge Cafrune que hoy, a 45 años de su dudosa muerte, gracias a él, este periodista se puede dar el lujo de compartir esa enseñanza…

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El hombre reacomodó su enorme humanidad en la pequeña silla del café. Alpargatas, bombacha de gaucho de color marrón claro, una camisa ombú, desprendida hasta la mitad del pecho. Los profundos ojos oscuros devolvían una bella mirada de raíces sirio libanesas, la frondosa barba, y el hablar pausado, como tomándose tiempo antes de cada frase como para alinearlas con una filosofía de vida tan intensa como sencilla. Y me dejó una sentencia que aún hoy me acompaña con la fuerza de un mandato inapelable: "Mire, m'hijo, siempre hay que saber distinguir entre los cantores y los 'arrimaos' al canto. Y así en todos los órdenes de la vida". Si supiera don Jorge Cafrune que hoy, a 45 años de su dudosa muerte, gracias a él, este periodista se puede dar el lujo de compartir esa enseñanza…

Era el más nuevo en la redacción del viejo diario y por lógica, el encargado de todas las notas que los demás, ocupados con el trajín y la velocidad del cierre de la edición no podían atender. Por eso cuando se recortó la figura de Jorge Cafrune en el vano de la puerta, sabía que me encargarían el reportaje. Renegué íntimamente, pero acepté. Al fin y al cabo, era nada menos que Cafrune, que humilde y solitario, venía a promocionar un recital. Nos fuimos a tomar un café a la esquina. Un café que duró una hora y media. La leyenda habló de todo: generosa, simple, recargada. Desde sus lejanas aventuras con otros próceres del folclore como Tutú Campos, Gilberto Vaca, y Javier Pantaleón, repasó los días de Las Voces del Huayra y los primeros Cantores del Alba. Su amistad con Ariel Ramírez y Jaime Dávalos. Su peregrinación por escenarios de provincia, porque en la Capital el folclore no tenía cabida. Era considerado casi un "arte menor". Pero como muchos, Jorge peleó y encontró su lugar en Cosquín, donde consiguió la consagración del público y después la oficial del Festival. Ya reconocido y generoso, abrió las puertas a dos principiantes: José Larralde y Mercedes Sosa.

Solista consagrado, triunfó en toda América, en el Madison Square Garden, de Estados Unidos, en Europa y se radicó unos años en España. Cuando murió su padre, el gaucho José Jorge Cafrune, regresó a la turbulenta Argentina del gobierno de facto de Videla. Aquel año 1977, en Cosquín, reventó la Plaza "Próspero Molina", bajo la atenta mirada de los esbirros del régimen que lo tenían en la mira, porque "Cafrune con una guitarra es más peligroso que un ejército con armas", según había definido anteriormente el entonces ministro López Rega. Aquella noche de enero, el Turco Cafrune, accedió a cantar una canción emblemática que estaba prohibida. "Aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me lo pide, la voy a cantar", dijo. Enarboló su guitarra y entonó "Zamba de mi Esperanza". Casi exactamente un año después, mientras cumplía su gira "De a Caballo y por mi patria" llevando hacia Yapeyú un cofre con tierra de Boulogne Sur Mer, en homenaje a San Martín, una camioneta lo atropelló y su muerte se hundió en la más profunda y silenciosa oscuridad.

Pero no pudieron callar al cantor. "Las golondrinas", "Que seas vos", "Virgen india", "Recuerdos de Ipacaraí", "Suramérica" y "Coplas del payador perseguido" siguen rodando por el mundo con la voz y la guitarra inconfundibles del Turco jujeño. El mismo que nació en la finca "La Matilde" en el Sunchal, departamento El Carmen; el mismo chango que aprendió guitarra con el ilustre Nicolás "Burro" Lamadrid. El mismo que asombró al mundo. El mismo que nunca cambió.

Los directivos, y todos muchachos y chicas de LRA 22, Radio Nacional Jujuy, eligieron su nombre, seguramente entre muchos otros maravillosos artistas jujeños, para nombrar a la emisora. Fantástico homenaje. Justo y necesario. Y nada mejor que una radio, vehículo de sonidos, poemas, sentimientos y compromisos. El mismo compromiso de vida, que Jorge "El Turco" Cafrune, le transmitió hace tantos años a un joven periodista que, desde entonces, trata de hacer honor a la enseñanza: "M'hijo, hay que saber distinguir entre los cantores, y los 'arrimaos' al canto".

 

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