Cerca de las 20.30 el Cristo Yacente en su hornacina de madera dejó la Catedral basílica para recorrer las calles céntricas en la tradicional procesión del Viernes Santo. Por el peso, los hombres se turnaron en cada esquina para trasladarlo, mientras que detrás se ubicaron las imágenes de la Virgen Dolorosa -llevada por las mujeres- y San Juan -portado por los jóvenes-; cerrando la cruz de la esperanza.
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Cerca de las 20.30 el Cristo Yacente en su hornacina de madera dejó la Catedral basílica para recorrer las calles céntricas en la tradicional procesión del Viernes Santo. Por el peso, los hombres se turnaron en cada esquina para trasladarlo, mientras que detrás se ubicaron las imágenes de la Virgen Dolorosa -llevada por las mujeres- y San Juan -portado por los jóvenes-; cerrando la cruz de la esperanza.
El momento de oración pública, que se dio en una noche fresca luego de las torrenciales lluvias matutinas, fue el corolario de los cultos previos realizados en el templo matriz. En la reflexión luego de la lectura de la Pasión el párroco Manuel Alfaro dijo que "amaneció lloviendo y no sabíamos si nos iba a dejar adorar a Jesús. En el Viernes Santo nos metemos en un escenario de muerte pero desde la fe es la muerte con esperanza. Es el camino necesario para ver la gloria de Dios".
ADORACIÓN DE LA CRUZ | SE CUMPLIÓ EN TODOS LOS TEMPLOS DE LA PROVINCIA, COMO EN SAN FRANCISCO.
Y añadió que "en todo ese camino de cruz que hemos escuchado y rezamos en la procesión y en la iglesia nosotros nos unimos a la Pasión de Jesús". Asimismo resaltó la importante presencia de María, quien confió en Dios aún en el momento de la muerte; y de Juan, el discípulo amado.
El padre Manuel también dijo que "hay muchas situaciones de muerte, el pecado y las malas decisiones nos quitan la vida; los momentos de agresiones van minando la vida de las personas". Por eso invitó a "hacer el propósito de escuchar esta Palabra, el gran amor que Dios derramó en aquella cruz, que debe ser el imán que atrae al mundo entero".
EN LA CATEDRAL | LOS PADRES LUCAS Y MANUEL ADORAN LA CRUZ DE CRISTO.
Por último exhortó "no nos quedemos en el Viernes Santo, es para llegar a la Pascua. La cruz es el camino para llegar a la luz".
El párroco de la Catedral junto al padre Lucas Salcedo de Buenos Aires realizaron la oración universal y luego se hizo la colecta para Tierra Santa. Otro momento de gran emoción fue la adoración a la cruz, sobre todo de las personas mayores que la abrazaron con fe. Por último se distribuyó la Eucaristía.
Fue entonces el momento de la procesión con las imágenes históricas y la sentida oración por las calles.
Las ceremonias vespertinas se realizaron sin cambios en la provincia, pero por la mañana las intensas lluvias en algunas regiones provocaron suspensiones.