El denominador común de los jóvenes jujeños radicados en el exterior es la falta de un país previsible, la inseguridad y la necesidad de que sus hijos tengan una vida mejor, sin la zozobra que les toca vivir y que "los empuja" a emigrar llevando en el equipaje una pesada carga invisible, el dolor de abandonarlo todo, padres, amigos, familia.
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El denominador común de los jóvenes jujeños radicados en el exterior es la falta de un país previsible, la inseguridad y la necesidad de que sus hijos tengan una vida mejor, sin la zozobra que les toca vivir y que "los empuja" a emigrar llevando en el equipaje una pesada carga invisible, el dolor de abandonarlo todo, padres, amigos, familia.
"A mí me encanta la seguridad que hay, más allá de lo económico, porque aquí se puede salir a andar en bicicleta con los chicos y sabés que no te pasará nada, que no te van a robar en la esquina ni va a venir un conductor alcoholizado y te va a llevar por delante", afirma Agustina Tejerina, una jujeña con profundas raíces quien agobiada por el peso de la desazón finalmente dejó su amada tierra y se instaló con su familia en un pueblo francés de trece mil habitantes llamado MÞze a donde llegó en julio del 2021 después de haber vivido en un pueblo un par de meses.
La entrevista vía Whatsapp escuchar un tono de voz pleno de felicidad, solo modificado cuando se acuerda de su papá Héctor "Pingüino" Tejerina o su mamá Silvia Torrico, "se extraña y mucho, especialmente la familia aunque estemos conectados todos los días a través de Whatsapp pero uno debe pensar en los hijos y esta es una idea que nos viene dando vuelta desde hace muchos años a mi marido y a mí", palabras que la joven utilizó a modo de prólogo.
LA NIEVE | TAMBIÉN PRESENTE HOY EN LA VIDA DE ESTA FAMILIA.
Difícil decisión
Agustina Tejerina y su esposo Ramiro una vez que se recibieron de licenciada en Nutrición y de ingeniero en Sistema respectivamente comenzaron un proyecto de vida y en el 2015 se anotaron en el Procrear y la premisa era si salía el crédito se quedaban y si no viajaban a Francia donde sus suegros viven desde hace varios años e incluso tienen una empresa dedicada al rubro de la construcción.
Pese a construir la casa en un barrio cerrado en las afuera de San Miguel de Tucumán pero frente a la inseguridad, un día estando con sus dos niños intentaron asaltarla en un semáforo, y la inestabilidad decidieron finalmente tomar la "difícil decisión de partir".
"Vendimos todo y renunciamos a nuestros respectivos trabajos, yo a la clínica en diciembre del 2019 y Ramiro en febrero del 2020 porque viajábamos en marzo" y es ahí donde se produce una pausa para continuar diciendo que "no podíamos salir de Argentina y muchos menos ingresar a Francia pese a ser ciudadanos italianos mi esposo y mis hijos. Recién viajamos en octubre de ese año y nos instalamos en la casa de mis suegros", agregando que "los chicos ya estaban inscriptos en la escuela y comenzaron el jardín, sufriendo el más grande Lorenzo quien al mes ya hablaba francés y eso le permitió sentirse mejor al lograr comunicarse con sus compañeros, el más chico Valentino le costó mucho menos".
AGUSTINA TEJERINA Y SUS HIJOS | “LA TRANQUILIDAD POR LA SEGURIDAD ES TOTAL, NO TE ROBAN NI TE ATROPELLAN”.
Agustina Tejerina nos cuenta que residen en un pueblo llamado MÞze que tiene trece mil habitantes y su casa se encuentra a menos de cien metros de la playa ya que está ubicado al sur de Francia sobre el Mediterráneo y a solo 30 kilómetros de la ciudad de Montpellier donde está la empresa en la que trabaja su esposo.
En medio de una gran sonrisa la jujeña afirma que "aquí con lo que gana mi esposo podemos vivir sin tener deudas y eso ya es mucho" remarca, a la vez que nos cuenta que en ese país al igual que en el nuestro la burocracia es tremenda y que la "papelería" es mucha.
"Tengo la carpeta de la residencia en trámite y estoy esperando que me llamen para poder hacer algo, entre ello comida dietética o algo por el estilo".
Tejerina aún no sale de la sorpresa que implica vivir en un lugar donde todo se hace sin prisa y como ejemplo comenta que "si una persona detiene su auto para que descienda alguien y baje unas bolsas, uno debe parar y esperar sin molestarse y menos tocar bocina o al pararse en el cordón de la vereda los automovilistas inmediatamente detienen la marcha para que uno cruce", y surge de nuevo la sonrisa franca y la acotación inevitable "en Tucumán o en Jujuy te pasan veinte veces por arriba".
Agustina Tejerina sabe que en la vida nada es fácil pero tiene la profunda convicción de haber tomado la decisión correcta, aunque estar lejos de sus afectos es un dolor que se calma con el amor de su hermosa familia.