Ricky Martín es famoso desde los 12 años. Así desde que comenzó su carrera dentro del grupo Menudo comenzó a gozar de los elixires de la popularidad y hoy con 48, a fuerza de trabajo, carisma y de reinventarse constantemente está posicionado en el olimpo de los ídolos pop latinos.
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Ricky Martín es famoso desde los 12 años. Así desde que comenzó su carrera dentro del grupo Menudo comenzó a gozar de los elixires de la popularidad y hoy con 48, a fuerza de trabajo, carisma y de reinventarse constantemente está posicionado en el olimpo de los ídolos pop latinos.
Sin duda su naturaleza de estrella traspasó la escena el pasado martes en el estadio Orfeo Superdomo de Córdoba durante la primera presentación del artista en Argentina en el marco del "Movimiento Tour", gira que también incluyó dos fechas en la ciudad de Buenos Aires.
Sostenido por una colosal puesta en escena y con su presencia avasallante, el boricua ofreció un show espectacular que las cerca de 8.500 personas que colmaron las instalaciones del predio cordobés disfrutaron de principio a fin. Un espléndido despliegue de luces y escenografía le dieron a la propuesta un fastuoso marco y complementaron un show que con la sola presencia de Ricky y su atractivo magnético sin duda hubiera funcionado igualmente.
Puntualmente a las 21, Ricky Martín inició su presentación, y a lo largo de una hora y media, recorrió una veintena de canciones que la multitud -conformada más que nada por entusiastas mujeres- coreó, aplaudió o acompañó con las luces de sus celulares. El delirio de la concurrencia comenzó con "Cántalo", acompañado por sus compatriotas Residente y Bad Bunny desde las pantallas, y la locura siguió con "La Bomba" y "Bombón de azúcar", justo antes del saludo de rigor. "¿Se puede pasarla bien acá?", preguntó y el bramido positivo en respuesta retumbó en el domo.
Continuó con "Tiburones" y las incendiarias "Livin' la vida loca" y "Shake your bon bon", para proseguir con una seguidilla de inolvidables baladas de distintas épocas de su carrera como "Fuego contra fuego", "Tu recuerdo", "Te extraño, te olvido, te amo" y más, que los presentes entonaron con arrebato febril acompañado al artista que a lo largo del recital tuvo cerca de cinco cambios de vestuario.
A la banda y al cuerpo de danza conformado por ocho bailarines se sumaron otros elementos muy atractivo como una pasarela en "u" que alcanzaba la mitad de la pista lo que favorecía la cercanía del astro latino con el público. Además un segmento de este pasillo tenía una cinta móvil por donde el cantante y su staff se deslizaban en novedosas coreografías y plataformas que se elevaban. También se apreciaron escaleras que se podían mover de un lado a otro, enormes parrillas de luces móviles, pantallas gigantes de led, y cañones que lanzaban humo y papelitos en distintos segmentos del concierto.
Casi al inició de su presentación Ricky Martin dijo que era su intención "dejar el alma en el escenario" y considerando su desempeño a lo largo de la noche cumplió el objetivo con creces brindándose plenamente a su gente. Así en el segmento de corte bailable se dejó ver muy hábil y sensual y durante la parte romántica, "mi favorita", según dijo, aprovechó para desglosar sus clásicos de amor reconquistando a sus seguidoras por enésima vez.
En el tramo final el cóctel perfecto se completó con "La mordidita", "María", "La copa de la vida" y "Vente pa' acá" tema con el que el portorriqueño culminó el concierto. No hubo bises, ni retornos a escena a pesar del clamor popular sin embargo el público quedó más que conforme no solo por tener la oportunidad de reencontrarse con su ídolo sino también por tener ocasión de disfrutar de un vertiginoso espectáculo de primera línea.