Cuando el médico toma conciencia del acto que realiza, pone al servicio del hecho toda su capacidad, voluntad y respeto, con esto, está gran parte del éxito asegurado. Aun cuando el resultado no sea el anhelado (consecuencia de patologías incurables). Eso ya es parte del riesgo corrido en éste o cualquier otro gesto que humano alguno vaya realizar.
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Cuando el médico toma conciencia del acto que realiza, pone al servicio del hecho toda su capacidad, voluntad y respeto, con esto, está gran parte del éxito asegurado. Aun cuando el resultado no sea el anhelado (consecuencia de patologías incurables). Eso ya es parte del riesgo corrido en éste o cualquier otro gesto que humano alguno vaya realizar.
Por lo tanto, no es menor tener en cuenta el comportamiento médico si se quiere mejorar el servicio de salud. Su concientización, interesada, capacitada, y activa participación desde lo “humano”, son incuestionablemente necesarias para él y todos los niveles del personal de salud.
Ahora bien, para optimizar las existentes estructuras hospitalarias y complejos sistemas tecnológicos, es imprescindible la activa e interesada presencia médica y sus vastos conocimientos “porque dan vida”. Es el responsable de impregnar con humanismos, comprensión, ciencia y sentido común, todo cuanto rodea al paciente.
La universidad no enseña básicas normas “piadosas”, de servicio, como naturalmente debiera ser el ejercicio de la medicina. Muchos menos lo que un médico dispuesto y capacitado debería hacer por los demás.
Entonces, dar jerarquía al gesto médico, constituye el comienzo más sabio a tener en cuenta por cuanta autoridad sanitaria se precie ser. Podríamos llamar concientizar.
Ahora bien, de igual manera el profesional, como todo ser humano, merece trato digno para sí, para su capacitación y vivir. Porque además del juramento Hipocrático, también él tiene hijos y una familia para sostener, detalle no menor a sumar.
Por encima de este binomio médico paciente, aparece la organización del estado, estamentos y funcionarios responsables de las distintas áreas centralizadas y periféricas; llamadas “plan de políticas sanitarias de gobierno”. En esto debemos hacer particular referencia al “Sistema de Atención Primaria de la Salud” (planificada y llevada a la práctica por un jujeño, doctor Carlos A. Alvarado Castellanos, que le permitió obtener el Premio de la Organización Panamericano de la Salud), llevada a la práctica por médicos y personal paramédico previamente capacitado en la atención primaria de la población, desde la mujer embarazada hasta el anciano. (El hospital sale en busca del enfermo). Luego vienen los hospitales categorizados de acuerdo a su complejidad.