Esta será la primera vez, luego de diez Panamericanos, que los "albicelestes" no serán animadores del partido decisivo, en el cual buscaban el tetracampeonato.
El torneo disputado en Santa María, Brasil, en 1994 fue la última vez que los argentinos jugaron por el tercer puesto, luego de eso fue campeón en seis oportunidades y fue subcampeón en los cuatro restantes.
Fue un duelo de trebejistas, que se definió en detalles, entre dos equipos que se conocen muy bien, que desde hace más de una década dominan el balonmano en esta parte del mundo y se alternan en la hora de las celebraciones.
Argentina dejó de lado todos los fantasmas que lo acecharon en los últimos dos partidos de la fase de grupos, ante Groenlandia y Chile, y sacó a relucir todo su espíritu guerrero y batallador para plantarse ante un Brasil, el único invicto en el torneo, que en los papeles previos era amplio favorito.
Con las atajadas de Matías Schulz, una defensa homogénea y sólida, complementado con un ataque ordenado y bien conducido por Sebastián Simonet, los locales sorprendieron a un Brasil físicamente superior y que se sostenía con el excelente rendimiento de su arquero Maik Santos.
En el complemento todo cambió a partir de la lesión de Sebastián Simonet, sin embargo fueron punto a punto hasta el cierre. Brasil festejó tras haber perdido las últimas tres finales con el equipo de Eduardo Gallardo. El rival será Uruguay que ayer perdió con Chile.
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Esta será la primera vez, luego de diez Panamericanos, que los "albicelestes" no serán animadores del partido decisivo, en el cual buscaban el tetracampeonato.
El torneo disputado en Santa María, Brasil, en 1994 fue la última vez que los argentinos jugaron por el tercer puesto, luego de eso fue campeón en seis oportunidades y fue subcampeón en los cuatro restantes.
Fue un duelo de trebejistas, que se definió en detalles, entre dos equipos que se conocen muy bien, que desde hace más de una década dominan el balonmano en esta parte del mundo y se alternan en la hora de las celebraciones.
Argentina dejó de lado todos los fantasmas que lo acecharon en los últimos dos partidos de la fase de grupos, ante Groenlandia y Chile, y sacó a relucir todo su espíritu guerrero y batallador para plantarse ante un Brasil, el único invicto en el torneo, que en los papeles previos era amplio favorito.
Con las atajadas de Matías Schulz, una defensa homogénea y sólida, complementado con un ataque ordenado y bien conducido por Sebastián Simonet, los locales sorprendieron a un Brasil físicamente superior y que se sostenía con el excelente rendimiento de su arquero Maik Santos.
En el complemento todo cambió a partir de la lesión de Sebastián Simonet, sin embargo fueron punto a punto hasta el cierre. Brasil festejó tras haber perdido las últimas tres finales con el equipo de Eduardo Gallardo. El rival será Uruguay que ayer perdió con Chile.