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3 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Entretelones en las vísperas de la cruz

Miércoles, 04 de mayo de 2016 01:30
UNA TRADICIÓN / LAS TRES CRUCES ENFLORADAS.
TILCARA (Corresponsal). Mientras la familia Guerra cumplía con el encargo de enflorar las cruces, en el pueblo se acicalaba el escenario para la serenata, sonaban las matracas de las primeras bandas de sikuris, se volvían a proyectar películas sobre la vieja pantalla del Club Sportivo Tres Cruces, se premiaba a los mejores artesanos locales y se realizaban actividades en prevención del trabajo infantil.
Luego vendría la misa, la luminaria y el ponche, los rostros barnizados por el reflejo de los leños encendidos en una fiesta que busca recordar su fecha de fundación que, acaso, sea la misma de la estación ferroviaria.
Su comisionado, Fabián Martínez, recorría la avenida Kennedy atendiendo a que todo detalle sea reflejo de la pulcritud deseada.
Para ayer se planificaba la trascendente inauguración del centro de salud, y de fondo, por debajo de cerros de una belleza pictórica, el viejo pueblo minero con varias décadas en desuso y la estación ferroviaria abandonada como parte de una realidad que Tres Cruces quiere tomar por fortaleza: la memoria como atracción cultural y turística.
La identidad del paraje
Pero nos alejamos por el camino jalonado por piedras pintadas de blanco para llegar a las tres cruces que marcan, desde lo alto, la identidad del paraje.
Desde allí la vista es inigualable y casi indescriptible: cerros que se recuestan en franjas de pinceladas precisas, algún ave surcando un cielo claro y la familia Guerra enflorando las cruces.
Sinforosa Guerra, una de los nueve hermanos cuyas fotos, de niños, son parte de la memoria del Museo del Pueblo de Tres Cruces, relató que "antes hacíamos los arquitos nomás, y prendíamos velas al pie de las cruces".
"Desde que tengo uso de razón, allá por 1963, ya se hacía el enflorado, cuando las cruces estaban un poco más abajo y eran de maderita", agregó.
Recordó que su madre y Margarita Méndez eran las que encabezaban la tarea del enflorado, que tras la celebración dejaban allí para que se sequen.
"Con el tiempo se empezó a hacer misa, pero entonces prendíamos las velas y venía la gente a rezar, y yo después me fui a trabajar pero siempre vuelvo a Tres Cruces".
Agregó que "antes se cantaban coplas con la tonada de pascua, porque seguimos en tiempo de pascua, y el año pasado la Comisión eligió a mi familia para que viniera a enflorar porque desde que mi mamá cayó enferma, mi papá falleció, ya nunca más lo hicimos nosotros. Una sola hermana se quedó a vivir en Tres Cruces".
El molle del enflorado lo trajeron de Humahuaca, aunque antes se hacía con sauce de Iturbe, y las virreinas hoy son de Maimará. "Así trajimos flores para que quede bien alegre la cruz, porque el tema es alegrarla", y entonces nos canta una copla con esa tonada temblorosa, alargada, tan distinta a la de los carnavales, que es la que hoy mayormente se escucha.
Entona que "Tres Cruces, así es tu nombre / será la cosa de Dios", y el verso se apaga en su voz con el modo de cantar pascual para repetir los versos y, luego, decir que "en el idioma del cielo / y así se llama el amor", repite y sonríe satisfecha de saber mantener vivas las tradiciones.

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TILCARA (Corresponsal). Mientras la familia Guerra cumplía con el encargo de enflorar las cruces, en el pueblo se acicalaba el escenario para la serenata, sonaban las matracas de las primeras bandas de sikuris, se volvían a proyectar películas sobre la vieja pantalla del Club Sportivo Tres Cruces, se premiaba a los mejores artesanos locales y se realizaban actividades en prevención del trabajo infantil.
Luego vendría la misa, la luminaria y el ponche, los rostros barnizados por el reflejo de los leños encendidos en una fiesta que busca recordar su fecha de fundación que, acaso, sea la misma de la estación ferroviaria.
Su comisionado, Fabián Martínez, recorría la avenida Kennedy atendiendo a que todo detalle sea reflejo de la pulcritud deseada.
Para ayer se planificaba la trascendente inauguración del centro de salud, y de fondo, por debajo de cerros de una belleza pictórica, el viejo pueblo minero con varias décadas en desuso y la estación ferroviaria abandonada como parte de una realidad que Tres Cruces quiere tomar por fortaleza: la memoria como atracción cultural y turística.
La identidad del paraje
Pero nos alejamos por el camino jalonado por piedras pintadas de blanco para llegar a las tres cruces que marcan, desde lo alto, la identidad del paraje.
Desde allí la vista es inigualable y casi indescriptible: cerros que se recuestan en franjas de pinceladas precisas, algún ave surcando un cielo claro y la familia Guerra enflorando las cruces.
Sinforosa Guerra, una de los nueve hermanos cuyas fotos, de niños, son parte de la memoria del Museo del Pueblo de Tres Cruces, relató que "antes hacíamos los arquitos nomás, y prendíamos velas al pie de las cruces".
"Desde que tengo uso de razón, allá por 1963, ya se hacía el enflorado, cuando las cruces estaban un poco más abajo y eran de maderita", agregó.
Recordó que su madre y Margarita Méndez eran las que encabezaban la tarea del enflorado, que tras la celebración dejaban allí para que se sequen.
"Con el tiempo se empezó a hacer misa, pero entonces prendíamos las velas y venía la gente a rezar, y yo después me fui a trabajar pero siempre vuelvo a Tres Cruces".
Agregó que "antes se cantaban coplas con la tonada de pascua, porque seguimos en tiempo de pascua, y el año pasado la Comisión eligió a mi familia para que viniera a enflorar porque desde que mi mamá cayó enferma, mi papá falleció, ya nunca más lo hicimos nosotros. Una sola hermana se quedó a vivir en Tres Cruces".
El molle del enflorado lo trajeron de Humahuaca, aunque antes se hacía con sauce de Iturbe, y las virreinas hoy son de Maimará. "Así trajimos flores para que quede bien alegre la cruz, porque el tema es alegrarla", y entonces nos canta una copla con esa tonada temblorosa, alargada, tan distinta a la de los carnavales, que es la que hoy mayormente se escucha.
Entona que "Tres Cruces, así es tu nombre / será la cosa de Dios", y el verso se apaga en su voz con el modo de cantar pascual para repetir los versos y, luego, decir que "en el idioma del cielo / y así se llama el amor", repite y sonríe satisfecha de saber mantener vivas las tradiciones.

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