El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó una serie de atentados con bomba contra chiitas en el inicio del Ramadán en Yemen, donde la situación de los civiles sigue empeorando cada día, sobre todo en Adén (sur).
En la capital Sanaá, murieron al menos 31 personas durante la noche del miércoles en cinco atentados simultáneos, a horas del comienzo del mes de ayuno musulmán.
Los fieles observan esa tradición en el mundo entero, pero este año, en Yemen, el ambiente es menos festivo que de costumbre, tras meses de combates y bombardeos.
"Es la primera vez que no nos sentimos felices en el comienzo del Ramadán por culpa de las penas que sufrimos", cuenta un habitante de Adén, Abdel Rahman Anis.
Los grupos extremistas aprovechan el Ramadán para intensificar la yihad (o guerra santa) y no dudan en perpetrar ataques. El "EI" se apresuró a reivindicar los atentados de Saná, controlada por los rebeldes chiitas hutíes.
Dos coches bomba apuntaron a sendas mezquitas y un tercero a la casa del responsable de la oficina política del movimiento de los hutíes, Saleh al Samad. Otros dos artefactos estallaron delante de otras dos mezquitas cuando los fieles salían de la oración de la noche, según testigos y fuentes de seguridad.
Un balance comunicado por fuentes médicas asegura que murieron 31 personas y decenas resultaron heridas en esos atentados.
En marzo, la mezquita Al Hashush ya había sido blanco de un atentado suicida del EI, el grupo extremista sunita que actúa en varios países árabes, especialmente en Irak y en Siria. Aquel ataque otros dos atentados contra mezquitas habían dejado 142 muertos, uno de los balances más altos en el país.
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El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó una serie de atentados con bomba contra chiitas en el inicio del Ramadán en Yemen, donde la situación de los civiles sigue empeorando cada día, sobre todo en Adén (sur).
En la capital Sanaá, murieron al menos 31 personas durante la noche del miércoles en cinco atentados simultáneos, a horas del comienzo del mes de ayuno musulmán.
Los fieles observan esa tradición en el mundo entero, pero este año, en Yemen, el ambiente es menos festivo que de costumbre, tras meses de combates y bombardeos.
"Es la primera vez que no nos sentimos felices en el comienzo del Ramadán por culpa de las penas que sufrimos", cuenta un habitante de Adén, Abdel Rahman Anis.
Los grupos extremistas aprovechan el Ramadán para intensificar la yihad (o guerra santa) y no dudan en perpetrar ataques. El "EI" se apresuró a reivindicar los atentados de Saná, controlada por los rebeldes chiitas hutíes.
Dos coches bomba apuntaron a sendas mezquitas y un tercero a la casa del responsable de la oficina política del movimiento de los hutíes, Saleh al Samad. Otros dos artefactos estallaron delante de otras dos mezquitas cuando los fieles salían de la oración de la noche, según testigos y fuentes de seguridad.
Un balance comunicado por fuentes médicas asegura que murieron 31 personas y decenas resultaron heridas en esos atentados.
En marzo, la mezquita Al Hashush ya había sido blanco de un atentado suicida del EI, el grupo extremista sunita que actúa en varios países árabes, especialmente en Irak y en Siria. Aquel ataque otros dos atentados contra mezquitas habían dejado 142 muertos, uno de los balances más altos en el país.
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