Un equipo con actitud. Zapla fuera de casa volvió a amargar a una multitud y esta vez fue el turno de Juventud Antoniana que tuvo a Ruiz como el verdugo sobre el final para sellar el 2 a 2 en el "Padre Ernesto Martearena".
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Un equipo con actitud. Zapla fuera de casa volvió a amargar a una multitud y esta vez fue el turno de Juventud Antoniana que tuvo a Ruiz como el verdugo sobre el final para sellar el 2 a 2 en el "Padre Ernesto Martearena".
El "santo" tenía el triunfo en el bolsillo, pecó en el exceso de confianza frente a un "merengue" que no juega bien, pero que deja el alma en cada pelota y eso de a poco va dando una identidad en el remozado Federal A.
De entrada una mala salida de Díaz en el mediocampo, sirvió para que Ceballos pueda asistir a Navarro que punteó frente a Piris y desató la locura de los "antonianos". Otra vez volvían a sucumbir esos errores iniciales en el equipo visitante y producto del nerviosismo le dio espacios al rival. Igualmente la pelota por ese entonces fue muy maltratada y anduvo más por el aire que en el verde césped. Pero el dueño de casa con una avivada casi vuelve a marcar pero Aguirre llegó para anticipar a Balborín. El "merengue" no encontraba tranquilidad y menos equilibrio, solo por la banda de Albarracín fue donde generó más peligro. Luego Ibáñez encaró a Zelaya para meter un centro milimétrico a la cabeza de Balborín que increíblemente la mandó afuera. Y en otra jugada calcada el tucumano llegó exigido para desperdiciar otra opción de gol. Y sobre los 37’ se detuvo el partido, porque simpatizantes locales se colgaron del alambrado para llamar la atención. Una historia de nunca acabar que merece un severo escarmiento por la reiteración. Tras los 2’ detenidos Gorostegui no pudo ante el achique de Piris. Recién ahí reaccionó Zapla y de la mano de Albarracín y Lozano mejoraron en los avances que culminaban con pocos hombres. Así llegó un córner donde Ghigo metió la bocha al área y allí Falco de cabeza puso el empate. Un resultado impensado para los 300 palpaleños que alentaron sin parar durante toda la tarde, sabiendo que sus jugadores debían retocar varios aspectos en el juego.
El segundo capítulo fue una réplica, ya que la defensa visitante durmió. El "merengue" no encontraba respuestas ni controlaba las marcas. Piris le negó el grito a Balborín. Pero después Gómez de cabeza puso arriba al local. Con el ingreso de Guaymás fue otra la dinámica. En el área, Sosa derribó a Ruiz, penal no cobrado. Guaymás de frente al arco estuvo a punto de empatar. En el final, Guaymás descargó para Ruiz que giró y de zurda la mandó a guardar al fondo. En el cierre el grito de “soy merengue” enmudeció a todo el "Martearena".