Los últimos minutos fueron para el infarto, porque el "santo" estaba dejando pasar una gran chance de conseguir su segundo triunfo en el certamen, ante su gente que no dejaba de alentar.
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Los últimos minutos fueron para el infarto, porque el "santo" estaba dejando pasar una gran chance de conseguir su segundo triunfo en el certamen, ante su gente que no dejaba de alentar.
Pero Zapla a base de garra y voluntad, se las ingenió para aguantar el trámite jugando con los nervios que consumían al dueño de casa.
Asi las cosas, a los 42' Quispe (entró por Albarracín) mandó un pelotazo que se fue apenas sobre el travesaño. En tiempo adicional, el técnico Zingariello mandó a la cancha a Palavecino por Ruíz con el fin de tener más oxígeno cuando "las papas quemaban".
Se moría el partido, cuando a la salida de un lateral, ante la zozobra de la defensa local, el recién ingresado Pablo Palavecino disparó un misil que se estrelló en el travesaño picó adentro y con su golazo enmudeció a casi 30 mil tucumanos que no podían creer.