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Argentina, Argentina, Argentina! fue el grito que atronó en Taller de Areni “Pepita Cardoso” donde alumnos y personal que allí trabaja, vivieron a full el agónico triunfo del seleccionado nacional ante Suiza con gol de Angel Di María. El fútbol genera tanta pasión que incluye a todos y une los corazones. Eso es exactamente lo vivido ayer en el Taller Areni por gentileza de la directora general Berta Leticia Cáceres al permitir que El Tribuno de Jujuy compartiera con ellos una jornada para el infarto.
En el salón instalaron un televisor a todo volumen, donde se centraron todas las miradas de los alumnos, porque la celeste y blanca los transformó en hinchas como los millones en el país.
Como el partido se inició a las 13, se adelantó el horario del almuerzo y Gladis Elena Peña, la cocinera adelantó la comida y los comensales se fueron al salón del primer piso, donde se ubicaron ataviados con vinchas, camisetas, cornetas y banderas. Algunos se pintaron las caritas con los colores de la bandera y sus gestos de aprobación o susto, no disimulaban el temor por el ataque rival. Tampoco faltó el ¡uhh! en cada avance argentino y no dudaron en cruzar los dedos ante un avance suizo.
El más nombrado fue Messi, Messi cada vez que tocó la pelota. Entre otras alumnas, estuvieron Claudia Valdez, Luz Argentina Llanes, Verónica Amador, Natalia Vera, Virginia Sánchez, Clara Flores, Marisol Arévalos, Ana Aguirre y Adriana Reyes.
Estaban todos tensionados, con un partido cerradísimo y Argentina que no encontraba un hueco para ingresar a la zona de peligro, cuando se escuchó “Julia, Julia” y era porque ingresó la portera, muy querida por todos y no es para menos, lleva 30 años trabajando en la institución y está esperando su jubilación. Dijo “no sé cómo será ese día porque aquí dejé parte de mi vida. Para atender y contener a los alumnos hace falta tener mucho cariño. Creo que sentiré un gran dolor cuando me jubile”, hizo una pausa interminable, como si una espina se hubiera clavado en su garganta. Con solo mirarla, se pudo deducir la emoción íntima.
El juez indicó tiempo cumplido y el marcador no pudo quebrarse. Mientras se jugaba el suplementario todos tuvieron el corazón en la boca. Se iba muriendo el partido cuando algunos dijeron “uy, se vienen los penales” pero en una maniobra genial, Messi habilitó a Di María que marcó el gol del triunfo desatando una inmensa alegría mezclada con gritos, lágrimas en esas caritas especiales. Tamaña felicidad es muy difícil de explicar, que solo un corazón abierto puede entender cómo una comunidad “especial” también sabe vibrar al compás del fútbol.