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10 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Nosotros y el viento

Lunes, 07 de abril de 2014 12:23

A veces somos nosotros y a veces el viento, pensé sobre ese dibujo que Leopoldo había descubierto en una piedra del antigal cuando los realistas dejaron de buscarnos porque les cayó la noche encima. A mi padre el patrón lo sumó a la tropa cuando el virrey mandó acabar con el alzamiento de indios, y a mi cuando la patria comenzaba en 1810.

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A veces somos nosotros y a veces el viento, pensé sobre ese dibujo que Leopoldo había descubierto en una piedra del antigal cuando los realistas dejaron de buscarnos porque les cayó la noche encima. A mi padre el patrón lo sumó a la tropa cuando el virrey mandó acabar con el alzamiento de indios, y a mi cuando la patria comenzaba en 1810.

Pero ni mi padre ni yo hicimos otra cosa que prestar el servicio que todo indio le debía a su patrón. Mi padre tuvo un hijo en Tupiza, que es mi medio hermano Tomás perdido desde la derrota de Huaqui, y yo me había hermanado con ese soldadito abajeño que ahora me señalaba el dibujo enroscado de la piedra, y esos pasos no los había dado el viento sino nosotros.

Y se me hizo, porque esas cosas nos dice la noche, que las estrellas podían tener una danza igual cuando se movían con las horas por el cielo, una celebración que para ellas es alocada como la del carnaval pero que, vista de lejos, no es más que un dibujo armonioso. Entonces alguien, alguna vez, pudo haber retorcido esos espirales en la piedra sin más razón que la de ser testigo del firmamento, o de un hormiguero laborioso o del destino humano.

Y cuando escuché el murmullo de los soldados realistas en la noche, incapaces ya de encontrarnos para matarnos como se les había ordenado, pensé que sus destinos, vistos desde lejos como se ven las estrellas, no eran distintos a los de Leopoldo, al de mi medio hermano Tomás que aún desconocía y al mío, que sólo sabía hasta el presente pero que ignoraba en que iría a andar en más.

 

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