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Laberintos humanos. Anuncios errados

Jueves, 30 de enero de 2014 12:23

Alguna vez Alberto Olmedo anunció ante las cámaras de la televisión su propia muerte. No recuerdo si por eso le clausuraron el programa, que nos hacía reír como pocas cosas nos han hecho reír en la vida, pero sé que todos sospechamos que no era más que un exceso de cocaína. 

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Alguna vez Alberto Olmedo anunció ante las cámaras de la televisión su propia muerte. No recuerdo si por eso le clausuraron el programa, que nos hacía reír como pocas cosas nos han hecho reír en la vida, pero sé que todos sospechamos que no era más que un exceso de cocaína. 

¿Y a qué viene ese recuerdo del gran payaso?, me preguntó el peluquero. ¿No estará pensando en anunciar su propia muerte en estos Laberintos? No es eso, le dije, pero no vendría mal que me conviden de ese vino que vienen tomando, agregué porque los superhéroes Juan José Ferreira Miranda y el peluquero se habían bajado sus buenos tintos.

Es que no se deben poner escenas de ebriedad en los Laberintos, me dijo Juan José Ferreira Miranda. Puede ser tomado como un mal ejemplo, y todo el mundo sabe que por acá se vive sanamente y en familia, agregó sin que pudiera entenderle la ironía.

Además, agregó el peluquero, tenemos tanta tristeza encima por esto de no poder ayudar como lo veníamos haciendo desde que somos superhéroes, que no nos hace falta alcohol para estar de resaca. 

Lo cierto es que ya somos demasiado viejos como para hacernos los Superman, dijo Juan José Ferreira Miranda. Creímos que éramos capaces de vencer al tiempo pero es imposible, agregó cuando desde lejos escuchamos el llanto de un changuito que nos achicó el corazón. 

Sin duda necesita ayuda, dijo el peluquero mirando de reojo a su compadre de aventuras. ¿Qué vamos a hacer?, le preguntó tratando de mal disimular el brillo del desafío y los tres guardamos el silencio de los justos.

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