¿Y quién es ese Chopin para que lo defienda tanto?, dijo una maestra que se estaba poniendo del lado de los chicos que escuchaban cumbia con sus celulares. Qué se yo, dijo el de traje, pero no tiene apellido de cantante villero, a lo que la maestra, puesta de pie a riesgo de sufrir los vaivenes del micro, le gritó que estaba discriminando, porque en la villa bien podía vivir gente que se apellidara Chopin o Beethoven.
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¿Y quién es ese Chopin para que lo defienda tanto?, dijo una maestra que se estaba poniendo del lado de los chicos que escuchaban cumbia con sus celulares. Qué se yo, dijo el de traje, pero no tiene apellido de cantante villero, a lo que la maestra, puesta de pie a riesgo de sufrir los vaivenes del micro, le gritó que estaba discriminando, porque en la villa bien podía vivir gente que se apellidara Chopin o Beethoven.
Tanta era la confusión que una señorita agraciada, con voz en medio de tímida y sensual, le preguntó al guarda si este ómnibus iba realmente para Tilcara, a lo que un metido, que acaso quisiera seducirla o solamente opinar, dijo que ahora a Tilcara iba toda clase de gente, porque la cosa cambió tanto, dijo.
Va para Tilcara siempre que el chofer no se duerma, agregó el guarda que ya era la segunda vez que dudaba de nuestra seguridad vial. ¿Y por qué se va a dormir?, preguntó la señora que se había persignado. Será porque tiene sueño, dijo alguien de por ahí a lo que la que sospechaba la discriminación del trajeado dijo que los trabajadores tienen derecho a dormir, o qué se creen.
Que los trabajadores hagan lo que quieran, dijo el de traje, pero que el chofer maneje despierto.