Más de una docena de pinturas de Enrique Policastro, cincuenta y cinco obras en pequeño formato de destacados artistas argentinos y “Cielos de Policastro” una selección de ocho pasteles de Carlos Alonso creadas especialmente para esta ocasión, una convocatoria de la Galería Hoy en el Arte, en homenaje al maestro, en una muestra tan exquisita como imperdible.
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Más de una docena de pinturas de Enrique Policastro, cincuenta y cinco obras en pequeño formato de destacados artistas argentinos y “Cielos de Policastro” una selección de ocho pasteles de Carlos Alonso creadas especialmente para esta ocasión, una convocatoria de la Galería Hoy en el Arte, en homenaje al maestro, en una muestra tan exquisita como imperdible.
La galerista Teresa Nachman invitó a reconocidos pintores a trabajar sobre la obra de Policastro, estos trabajos de pequeño formato ofrecen tanto la visión de una diversidad creativa como la puesta en valor de un artista que hizo del paisaje su rasgo expresivo, y “los cielos de Policastro” son sin duda una marca en la historia del arte argentino.
Una marca recogida por Carlos Alonso que confiesa que cuando empezó a evocar esos cielos y esas geografías, no pudo contenerse y el resultado son estos hermosos pasteles sobre tela que se exhiben en el primer piso de la galería.
“Lo que yo quisiera es meterme en la tierra, entrar en ella y en su realidad profunda. Es la única manera de realizar algo sólido, algo verdadero. Lo demás es turismo y no puede producir sino obras superficiales, epidérmicas", confesaba Enrique Policastro
Policastro (1898 -1971) nace en Buenos Aires en el seno de una familia muy modesta de padre italiano y madre andaluza.
En su temprana adolescencia debe salir a trabajar después de la muerte de su padre, un obrero del calzado, en 1911.
La pasión por la pintura surge tan temprano como sus obligaciones así que se forma como autodidacta y asiste como ayudante por pocos meses al taller de Alejandro Christophersen y después con el valenciano Vila y Prades
Alberto Giudici escribe en el Libro publicado por la fundación Alon: “La vida de Enrique Policastro fue cotidiana, sin grandes metas ni proyectos deslumbrantes…"
"Su único maestro será el agudo sentido de observación que desarrolla, no azuzado por un viaje, sino por el cabal reconocimiento de su realidad, por su inteligencia, frente a la adversidad económica: en su obra no hay emulación, sino alguna sutil e incierta cercanía”.
Mientras que Cayetano Córdova Iturburu en el diario Clarín de 1955 afirma: “Policastro es –si se nos permite la fórmula– cada vez
más Policastro”...
“Policastro ha comprendido –y lo demuestra en sus trabajos– que el valor, el significado y el contenido de la obra de arte, no reside en su tema, sino en la dignidad expresiva de sus elementos formales”.
“Mi biografía?”-decía el pintor-“Es una historia triste como la de todos los pobres”.
Sin embargo su pensamiento y trabajo profundo expresado en esos paisajes que son una marca y a su vez reflejan una identidad común, plasmados en esos horizontes planos, en los infinitos cielos y en los habitantes con sus animales y sus ranchos precarios.
Sus pinturas tanto las acuarelas como los óleos o los temples, en una delicada elaboración del color y de los empastes, encarnan en su belleza la inmensidad y el silencio propio del hombre de campo, donde el paisaje se impone como destino.
Esa herencia es recogida por innumerables pintores, y dan cuenta de ello las 55 obras producidas en reconocimiento a un legado y a una identidad pictórica, unos recreando sus temas, otros homenajeando su obra desde la imagen personal.
Recreaciones e inspiraciones que conforman un friso contemporáneo, lleno de vida y de color.