Con una nutrida concurrencia y un clima que acompañó con calidez, el Centro Cultural Mirentxu celebró su primer aniversario desde su transformación y reapertura oficial el 5 de julio de 2024. El emotivo festejo comenzó a las 18 en Casa Baca, ubicada en el tradicional barrio Los Perales, y contó con la presencia del secretario de Cultura de la comuna, Luciano Córdoba, y el director de Cultura, Joaquín López.
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Con una nutrida concurrencia y un clima que acompañó con calidez, el Centro Cultural Mirentxu celebró su primer aniversario desde su transformación y reapertura oficial el 5 de julio de 2024. El emotivo festejo comenzó a las 18 en Casa Baca, ubicada en el tradicional barrio Los Perales, y contó con la presencia del secretario de Cultura de la comuna, Luciano Córdoba, y el director de Cultura, Joaquín López.
La celebración se distinguió por su carácter integrador y participativo. Niños protagonizaron una intervención artística colectiva guiada por el artista Juan Manuel Taritolay, que buscó despertar la creatividad en las infancias. Además, un coro infantil, dirigido por la profesora Cecilia Palacios, deleitó al público con un repertorio sensible y emotivo. El encuentro contó también con el acompañamiento musical de Verónica Steiner, aportando un toque sonoro íntimo y festivo al evento.
"Un año de celebraciones, de encuentros, de distintas actividades con un público amplio y diverso. Recuperamos el espíritu comunitario afectuoso de 'Casa de Puertas Abiertas', a favor de los valores humanísticos y los proyectos colectivos", señalaron desde la organización, al hacer un balance de este primer año de actividades. El espacio ha sabido consolidarse como un punto de encuentro para artistas, vecinos y organizaciones de la zona, sosteniendo una propuesta cultural basada en la inclusión, la memoria y el arte como motor social.
Ubicada en una casa cargada de historia, el espacio fue rebautizado como Centro Cultural Mirentxu en homenaje a Mirentxu Aguirre de Baca, arquitecta, activista y humanista cuyo legado marcó profundamente a la comunidad. Aquella inauguración hace un año significó un nuevo capítulo para la tradicional casa familiar, que ahora es símbolo de resiliencia y de reinvención cultural.
La transformación de Casa Baca en un espacio abierto a la comunidad no solo mantiene vivo el recuerdo de Mirentxu, sino que también ofrece una agenda dinámica que abarca propuestas artísticas, talleres, charlas, exposiciones y actividades educativas. En este sentido, el centro cultural ha logrado consolidarse como un pilar fundamental para la ciudad.