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4 de Noviembre,  Jujuy, Argentina
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El Gato García y su formato íntimo que conquista al público

El músico jujeño continúa recorriendo escenarios locales con un formato acústico y participativo. Canciones populares, humor y anécdotas se entrelazan en un espectáculo que celebra la conexión con el público.
Martes, 04 de noviembre de 2025 14:02
Gato García

El músico jujeño Gato García redobla su apuesta por los shows de proximidad y confirma dos presentaciones en la capital: sábado 8 de noviembre en el espacio de calle Independencia 472 y jueves 14 de noviembre en el bar de calle Patricias Argentinas 347.  La propuesta cruza repertorio popular y temas propios, con guitarras, pistas cuidadosamente producidas y un estilo conversado que rompe la cuarta pared. “Mientras haya música, trabajo y salud, estoy contento”, dijo al pasar por “El Matutino” de El Tribuno de Jujuy, donde explicó por qué este formato se volvió su sello de 2025.
De entrada, García despeja solemnidades: “No soy un cantante dotado de una voz que te tumba; por eso eché mano a otros recursos lingüísticos”. En escena, esa sinceridad se traduce en un hilo de relato, observaciones y ocurrencias que ordenan el clima entre canción y canción. Él lo define con humor: “Hago un stand-up sin guion”. La apuesta es clara: un encuentro cercano, participativo, donde el público canta estribillos, pide clásicos y se ríe de las pequeñas catástrofes que cualquiera ha vivido en un escenario. “Soy un superviviente musical; la gente va a escucharme cantar… y a escucharme decir”, resume.

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El sostén musical de este formato es minimalista y eficaz. García trabaja con pistas que le permiten navegar distintos géneros con un sonido sólido sin depender de una banda numerosa. “Las pistas me tranquilizan; me concentro en lo interpretativo y en el vínculo con la gente”, cuenta. El guion del concierto abre con un bloque folclórico y se expande a baladas, rock nacional y un cierre que puede derivar en cumbia si la noche lo pide. El momento más celebrado es el segmento romántico donde fusiona “Déjame intentar” (Carlos Mata) con “¿Y cómo es él?” (José Luis Perales). Antes, aporta contexto: “Perales compuso esa canción para Julio Iglesias; como él no la grabó, la grabó el propio Perales”, explica, logrando que la audiencia la escuche “con otra luz”.
La conversación con “El Matutino” dejó anécdotas que pintan su oficio. Desde la vez que “perdió la verticalidad” interpretando El amor desolado y zafó “con reflejos de arquero”, hasta la solución rápida en la Serenata a las Madres de Cuyaya, donde trabajaba como locutor cuando un bache de programación lo encontró listo: “Tenía las pistas en el teléfono, pedí un cable y salí a cantar”. En ese gesto aparece la ética del formato: elasticidad, creatividad y una caja de herramientas hecha de humor y experiencia.
Parte del encanto es la proximidad emocional. García se permite admitir fallas y convertirlas en puente: “Si erré 50 notas, me río; eso se arregla con inteligencia… no, artificial”, lanzó entre risas. Esa franqueza, combinada con una voz profunda y un fraseo conversado, genera un clima de living: hay confidencias, guiños y dedicatorias al oído. No es casual que su público pida “los de siempre” —los hits que resisten el tiempo— y que, al mismo tiempo, se enganche con sus temas propios, nacidos del mismo pulso cotidiano.
La dimensión familiar también asoma en el presente del músico. En el estudio lo acompañó Lucio, su hijo, que estudia guitarra y baila folclore. “Si me presta la guitarra, tiene que salir al aire”, bromeó el Gato, mientras el pequeño zapateaba un malambito. Ese cruce generacional sostiene un perfil artístico arraigado en Jujuy y abierto al juego: peñas escolares, zapateo, chocotorta y ensayo en casa conviven con las noches en salas céntricas.
En redes, el músico se presenta como Tejado Nocturno, nombre heredado de su antiguo ciclo radial. Aunque no publica con frecuencia, cada aparición genera gran respuesta del público. Con humor y sencillez, logra conectar también fuera del escenario.
Sus presentaciones invitan a vivir una experiencia cercana: guitarras, pistas suaves y un repertorio que va del folclore a la balada y la cumbia, con espacio para la emoción y la risa compartida. “El público hace el resto”, resume García, convencido de que esa conexión genuina es lo que vuelve su formato íntimo tan conmovedor y único.

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