En un día como hoy, 17 de agosto de 1850, partió para siempre el General José Francisco de San Martín, desde su exilio en Boulogne Sur-Mer (Francia), a quien consideramos “héroe superior” de nuestra nacionalidad, rendimos desde esta columna el Homenaje más merecido.
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En un día como hoy, 17 de agosto de 1850, partió para siempre el General José Francisco de San Martín, desde su exilio en Boulogne Sur-Mer (Francia), a quien consideramos “héroe superior” de nuestra nacionalidad, rendimos desde esta columna el Homenaje más merecido.
Para recordarlo y hablar sobre su personalidad, iniciaré la tarea con una reflexión y un romance de nuestro Gran Poeta Domingo Zerpa: à”Para nuestro sentimiento de argentinos ¿hay diferencia entre El Éxodo Jujeño y el Paso de los Andes? Desde luego que no”.
Pero la historia la escriben los hombres y según el enfoque de ellos las tesituras varían. Para muchos poetas, no hay nada más prodigiosos que el Paso de los Andes: Oligario V. de Andrade, Arturo Capdevila, Francisco Luis Bernardes, se han colgado de sus cúspides. Hasta yo he arañado las faldas cordilleranas en este romance dedicado al Santo de la Espada, decía Domingo Zerpa.
Ahora, en un espacio de sentimiento profundo, por la fuga ineluctable del Capitán de la Patria, tomo de nuestro poeta abrapampeño, “Romance de la muerte del general San Martín”, como el más tierno homenaje; ante un toque de silencio; ante nuestra celeste y blanca en duelo; ante el imperturbable bronce de campanas y el dolor de miles de corazones argentinos: ¡”-Madre, quiero que me digas, / que me vuelvas a decir, / por qué a las tres de la tarde, a las tres de un día gris, / la rosa no fue más rosa, / ni el jazmín fue más jazmín. // -Niño, a las tres de la tarde, ¿cómo te podré decir? / la rosa no fue más rosa / ni el jazmín fue más jazmín, / porque a las tres de la tarde, / a las tres, lejos de aquí, / lejos del clavel del aire, / y el aire de su país, vino y se llevó la muerte / al General San Martín. // -Madre, a las tres de la tarde, / todos lo vimos partir, / iba en un caballo blanco, / por un camino de añil. / ¡Qué fulgor el de sus ojos, / el de su voz, qué clarín! / Brillaba tanto su sable / que el sol no quiso salir. // -Si tanto brillaba, niño, / la espada de San Martín, / no brillaba por ser de oro, / que el oro no brilla así. / Si tan alto relucía, / ¡Oíd, mortales, oíd! / fue porque se hizo de día / la noche de Guayaquil. // -Por los caminos celestes, / cruza, madre, el adalid. / Cada astro es un granadero, / cada nube es un jazmín, / allá Gregorio Las Heras, / Soler y OºHiggins aquí. / Todos llevan en el pecho / la estrella de Guayaquil. / ¡Oh, Capitán de los Andes, / quién te pudiera seguir! / cierro los ojos y rezo / íPadre Nuestro, San Martín!
Quiero agregar partes del pensamiento de nuestro Gran Capitán referido a la educación, extraídos (del libro de René Pérez “San Martín en la Teoría y la Historia de las Instituciones Políticas”).
Ya sabemos de San Martín su preocupación por la misma, durante su gobierno en Cuyo. Para él comprendía, de un valor incalculable, para establecer “la libertad y el bienestar del pueblo. Por eso el 17 de octubre de 1815, expidió una circular a los maestros de las escuelas públicas. Por tratarse de un documento lleno de inquietudes cívicas, y que busca, despertar e inculcar en los estudiantes, valores patrióticos y que se sientan integrantes de un pueblo libre y virtuoso”.
Es importante su pensamiento por lo actual, después de más de 200 años. La circular dice así: “La educación forma el espíritu de los hombres. La naturaleza misma, el genio, la índole, ceden a la acción fuerte de este admirable resorte de la sociedad. A ello han debido siempre las naciones las varias alternativas de su política. La libertad de los pueblos libres es aún despreciada por los siervos, porque no la conocen. Nosotros palpamos con dolor esta verdad. La independencia americana habría sido obra de momentos si la educación española no hubiera enervado en la mayor parte nuestro genio.
Pero aún hay tiempo. Los pobladores del Nuevo Mundo son susceptibles de las mejores luces.
El destino de Preceptor de primeras letras que Usted ocupa le obliga íntimamente a suministrar estas ideas a sus alumnos. Recuerde V. que estos tiernos renuevos dirigidos por manos maestras formarán algún día una nación culta, libre y gloriosa.
“El Gobierno le imprime el mayor esmero y vigilancia en inspirarles el patriotismo y virtudes cívicas, haciéndoles entender, en lo posible, que ya no pertenecen al suelo de una colonia miserable, sino a un pueblo libre y virtuoso”.
“A cuyo fin y para excitar este espíritu en los niños, como en el común de las gentes, cumplirá exactamente desde la semana actual la superior orden relativa a que todos los jueves se presenten las escuelas en la Plaza Mayor a entonar la Canción Nacional”.
“17 de octubre de 1815. José de San Martín”
Herencia de este genial y gran pensador, es la Escuela que tenemos hoy, después de más de 200 años. Soñada, idealizada y creada por uno de los grandes Maestros Fundadores de nuestra Patria Argentina.
No olvidemos nunca que su lucha no sólo fue la Grandiosa Campaña Militar; que como los héroes de leyendas llevó a miles de soldados a una guerra libertadora, para asegurar nuestra Independencia, la de Chile y Perú y
abrazar con Simón Bolívar, su Obra de Libertad; sino, que incluyó una tarea política que le demandó un esfuerzo de desgaste moral, donde la incomprensión, las injusticias, de intereses internos y externos, jugaron e impactaron en su espíritu de hombre, de valores éticos incorruptibles y probados, en cada acción, en cada momento y lugar que le tocó, y siempre comprometido por la Libertad, Independencia de su Patria Argentina y de las otras Patrias de América del Sur.