Quisiéramos pensar que no existe relación entre países desarrollados, cambio climático global y carrera armamentista. Sin embargo, están íntimamente relacionados porque los países subdesarrollados están esperando a los países desarrollados que realicen aportes económicos para solucionar las consecuencias del cambio climático global, sin embargo, pareciera que la carrera armamentista es prioridad.
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Quisiéramos pensar que no existe relación entre países desarrollados, cambio climático global y carrera armamentista. Sin embargo, están íntimamente relacionados porque los países subdesarrollados están esperando a los países desarrollados que realicen aportes económicos para solucionar las consecuencias del cambio climático global, sin embargo, pareciera que la carrera armamentista es prioridad.
En el año 1979 se realizó la primera conferencia mundial sobre clima, identificó al cambio climático global como un "problema global urgente" y hacían un llamado a los gobiernos a hacer frente a este desafío.
Las miradas se dirigieron hacia los países desarrollados porque están mejor posicionados para aportar económicamente, por otra parte, son esos países los que más contribuyen al calentamiento global. Lamentablemente, después de 45 años desde aquella reunión, no hubo los avances suficientes para frenar el cambio climático.
Existen graves problemas de inundaciones, sequías, tornados, ascenso del nivel del mar y aumento de su temperatura, derretimiento de los glaciares y de los permafrost (suelos congelados) y alteraciones en las especies animales y vegetales, pero hasta el día de hoy, no existen evidencias de alguna solución a nivel global. Es cierto también, que se trabaja en diferentes regiones con algunos subsidios o préstamos de dinero para solucionar algunas cuestiones locales, por ejemplo restauración de un bosque, sin embargo, en el mismo tiempo, existen regiones en donde la vegetación es aniquilada para uso por ejemplo agrícola.
Los trabajos que se realizan en los diferentes países para frenar el cambio climático son como aportes de granitos de arena que después de muchos años tendríamos una duna. El problema es que hoy necesitamos toda la arena porque no tenemos margen para esperar.
Los países desarrollados pareciera que están enfocados en otros temas y el cambio climático global no está sobre la mesa. A partir de 1991 están más interesados en la carrera armamentista. Con anterioridad a esa fecha, el poderío armamentista era disputado entre Estados Unidos y Rusia. Actualmente ha cambiado el mapa de los países que más invierten en armas. La carrera está encabezada por Estados Unidos y continua China con paso firme, Rusia, India, Arabia Saudita, Reino Unido, Ucrania, Japón, Corea del sur, entre otros. Por otra parte, en el occidente, países miembros de Europa y Norteamérica crearon la alianza política y militar de la "Organización del tratado del Atlántico Norte" (Otan). Los países en la medida de sus posibilidades económicas prefieren invertir en armamento. Entre las guerras de algunos países y latentes en otros, están las amenazas de una guerra nuclear. Esta situación exige tener mejor tecnología con lógica inversión económica.
Según estadísticas, en el año 2023 gastaron en la modernización del arsenal militar 2.44 billones de dólares y para contribuir con el cambio climático, el Grupo Banco Mundial principal entidad de financiamiento internacional para la cuestión del clima en los países en desarrollo, durante el año 2023 aportó 38.600 millones de dólares.
Los países desarrollados invierten muchos millones de dólares en la carrera armamentista y no cumplen con los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos, aunque ese monto es insuficiente para las acciones contra el cambio climático global. Es paradójica la situación, porque la carrera armamentista coloca en riesgo de extinción a toda la humanidad, mientras la lucha contra el cambio climático, está dirigida a salvarla. Los países desarrollados abocados a la carrera armamentista debieran tener igual decisión para dar respuesta a la crisis climática.
El panorama para el futuro, lamentablemente, hasta el día de hoy no es alentador.