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Según pasan los años

Lunes, 07 de julio de 2025 00:00

Son pocos los que, en la ciega de los buenos años, almacenan provisiones en el granero. Más bien, las consumen o gastan a discreción. Total, mañana continuáremos con la abundante cosecha.

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Son pocos los que, en la ciega de los buenos años, almacenan provisiones en el granero. Más bien, las consumen o gastan a discreción. Total, mañana continuáremos con la abundante cosecha.

Es como que nunca faltará. ¿Cuál sería la necesidad de guardar? Aparentemente ninguna. Pero, a no confiarse, que es entonces cuando el lobo aparece y se los come.

Existen mosaicos de situaciones cuya "constante son las variables", aunque suene paradójico. íEn la vida esto es así!

Hoy las vacas están flacas, llueve, crece el pasto y nuevamente engordan. El tema está en aprender a manejar los tiempos, también el oficio, sus carencias y prosperas épocas.

Está claro, en este mundo íquién se duerme, pierde! "Aquel que piensa mucho antes de dar un paso, se pasará la vida completa en un solo pie". Con sus implicancias. Proverbio chino. Introducción que tiene su fundamento y razón en el relato.

Durante la época juvenil, vamos a todo con naturalidad, con algunas excepciones, pero en general con una dosis apreciable de confianza.

Claro, la vida y salud parecen sobrar, nada duele, vinimos provistos de lo necesario para enfrentar y afianzar la "presencia" con mayor o menor resultado. En esta evolución algunos pierden, otros ganan.

Pero igualmente y por lo general, podemos decir que todos estamos equipados para ver o mirar (observar, aprender).

Pensar (unidad básica del razonamiento, aunque Gandhi diga que esos espacios pertenecen a los sentimientos).

Elaborar (hacer, concretar.) Y al fin, ojos, cerebro y manos en forma conjunta, se aprestan y aseguran la ejecución de la obra.

Sin embargo, librado a su propio devenir y criterio, el hombre invierte cada día fortaleza y saber sin límites ni prudencia.

íAllí está gran parte de la cuestión! Absorbido por el deber, no toma nota que, lento, pero sin pausa el tiempo se desliza imperturbable.

Cuando toma conciencia es demasiado tarde, el desgaste pasa la factura de los años transcurridos y la existencia toma otra forma, ahora el enfoque está condicionado por las limitaciones de un tiempo vencido. Pero, lo asiste la experiencia.

"Según pasan los años me voy quedando sin ilusiones, sin esperanzas, sin nada. La vida se va, se va sin dolor, sin embargo, me duele. Me duele el recuerdo de lo que fui. Me duele la soledad, me duele el olvido", dice la letra del tango "Según pasan los años" de autor anónimo.

Toda una síntesis experiencial cuyo significado se puede compartir o no, pero no deja de ser muy parecida a la historia de millones de seres que cercanos al final de la vida, así la perciben y padecen.

También es bueno recordar en las duras instancias los buenos momentos vividos, las mismas que alimentaban un nuevo amanecer (cuando dice: me voy quedando, gerundio que indica acción en curso).

Asimismo, no es fácil asimilar los fracasos de un tiempo mal invertido, aunque siempre exista una razón que alimente aquella aventura. Por otra parte, ya fue, ese momento no tiene regreso, si en cambio la experiencia debe servir para no tropezar con la misma piedra. Más aún si tenemos en cuenta lo breve de la vida, será doblemente importante la inversión que hagamos.

Friedrich Nietzsche continua vigente, cuando habla de "reflexionar sobre el pasado y aprender de él". San Agustín de Hipona en "Confesiones" se pregunta ¿qué es el tiempo? "Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé". Así de misterioso y complejo llega a ser. Es lo más parecido a un manual indescifrable del imperio egipcio que dejó innumerables testimonios y manuscritos de una forma de vida aun no totalmente descifrada.

"Según pasan los años" en este enfoque, termina siendo el título de una inmensa biblioteca que encierra en sus páginas gran parte del histórico saber personal. Pero también de la humanidad que paciente espera algún día ser cercana y enteramente conocida.

Nos quedamos con las palabras del filósofo alemán Arthur Schopenhauer cuando dice: "la fugacidad del tiempo obliga a dar importancia y a reflexionar sobre el pasado". ¿Lo hacemos? O definitivamente no importa.

 

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