El Partido Justicialista nacional deja atrás un cuasidebate electoral que se dio en medio de un tembladeral, más violento que los anteriores, pleno de errores de interpretación, diagnósticos equivocados y muchas lecturas fallidas de la realidad partidaria. CEFK deseosa (y urgida) de subir a un escalón de poder efectivo, venía del fracasado "operativo clamor" que creyó su rampa de lanzamiento para presidir el partido político más poderoso de la oposición. Imaginó que sería un trámite, un camino sencillo flanqueado de halagos y aplausos, aureolando su trayectoria entre los reflectores, las cámaras y los micrófonos. Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, ya había asegurado al momento de lanzarse: "No va a haber internas", cuando le explicaron que Ricardo Quintela tozudo, laborioso, recorría el país, buscando a la vieja usanza, reverdecer desde abajo hacia arriba un PJ licuado por sus errores, sus derrotas y la inoxidable soberbia de muchos. ¿Fue una intuición premonitoria o el conocimiento astuto de la realidad partidaria y los vericuetos judiciales que enfrentaría? Quizás, ambas cosas. En realidad, nadie creyó que se realizaría la interna, sino que se terminaría en una proclamación automática coronada por el relato de una consagración épica. Lo que no estuvo en los cálculos de CEFK ni del círculo cerrado de sus colaboradores, es que una fuerte disidencia con su figura y con su estilo de conducción, brotaría rápidamente abandonando la oscuridad pusilánime del descontento subterráneo. Y ocurrió que además de Quintela, un provinciano idealista que sólo buscaba una derrota digna y romántica para armar un espacio de negociación, se desmarcó el exdelfín, Axel Kicillof, que evitó rendirse a la señora, escondido detrás de un desabrido llamado a la unidad y un pesado silencio al que se sumaron gobernadores, intendentes, legisladores e importantes barones del conurbano, que se resisten aceptar otra conducción imperial, que les quite todo mando en sus territorios y el armado de sus listas de candidatos para el 2025. Para todos ellos, lo más probable es que ahora truene el escarmiento: ni olvido ni perdón.
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El Partido Justicialista nacional deja atrás un cuasidebate electoral que se dio en medio de un tembladeral, más violento que los anteriores, pleno de errores de interpretación, diagnósticos equivocados y muchas lecturas fallidas de la realidad partidaria. CEFK deseosa (y urgida) de subir a un escalón de poder efectivo, venía del fracasado "operativo clamor" que creyó su rampa de lanzamiento para presidir el partido político más poderoso de la oposición. Imaginó que sería un trámite, un camino sencillo flanqueado de halagos y aplausos, aureolando su trayectoria entre los reflectores, las cámaras y los micrófonos. Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, ya había asegurado al momento de lanzarse: "No va a haber internas", cuando le explicaron que Ricardo Quintela tozudo, laborioso, recorría el país, buscando a la vieja usanza, reverdecer desde abajo hacia arriba un PJ licuado por sus errores, sus derrotas y la inoxidable soberbia de muchos. ¿Fue una intuición premonitoria o el conocimiento astuto de la realidad partidaria y los vericuetos judiciales que enfrentaría? Quizás, ambas cosas. En realidad, nadie creyó que se realizaría la interna, sino que se terminaría en una proclamación automática coronada por el relato de una consagración épica. Lo que no estuvo en los cálculos de CEFK ni del círculo cerrado de sus colaboradores, es que una fuerte disidencia con su figura y con su estilo de conducción, brotaría rápidamente abandonando la oscuridad pusilánime del descontento subterráneo. Y ocurrió que además de Quintela, un provinciano idealista que sólo buscaba una derrota digna y romántica para armar un espacio de negociación, se desmarcó el exdelfín, Axel Kicillof, que evitó rendirse a la señora, escondido detrás de un desabrido llamado a la unidad y un pesado silencio al que se sumaron gobernadores, intendentes, legisladores e importantes barones del conurbano, que se resisten aceptar otra conducción imperial, que les quite todo mando en sus territorios y el armado de sus listas de candidatos para el 2025. Para todos ellos, lo más probable es que ahora truene el escarmiento: ni olvido ni perdón.
El fallo previsible
Y llegó lo imaginable, María Romilda Servini, la jueza federal con competencia electoral, en un fallo sin posibilidad de apelación, bajó a Quintela, quien al final se vio que tampoco quería dar más pelea. Así sólo queda la soñada proclamación de CEFK, que cerrará el pantanoso escenario de unas elecciones que nunca tuvieron ni presupuesto, ni previsiones, ni logística, ni estrategias, ni andamiaje electoral. Ni ganas de que se hagan, porque faltaba lo más importante: la voluntad de los más de 3 millones de afiliados peronistas de ir a votar. Y todos lo sabían. El éxito de Cristina corona su estrategia para quedar políticamente potenciada en el umbral de la presidencia del principal partido de la oposición, a 9 días de que Cámara de Casación Penal se expida por la confirmación, la reducción o el agravamiento de la condena de seis años de prisión que pesa sobre ella en el llamado Juicio de Vialidad. Claramente, el peronismo, ya no es lo que era. Y junto al cristicamporismo hoy, deberán esforzarse muchísimo para demostrar que son mejores, si quieren volver.
Jujuy: mirando el 2025
A nivel local, la elección interna del PJ tiene otros condimentos: sacarse de encima la intervención dictada por Alberto Fernández, (lo que ya la tiñó de cierta deslegitimación de origen); buscar una conducción legitimada por los votos; y prepararse para enfrentar la durísima batalla electoral del 2025. Para abril o mayo del año próximo, el oficialismo radical (que tirará la casa por las ventanas de San Martín 450 con tal de no ceder espacios); los libertarios que nuevamente, traccionados más que por los referentes locales, por el propio Milei, aparece como el gran competidor en las encuestas (los que las encargan las leen y las guardan bajo siete llaves); y también contra la Izquierda, que empecinadamente aspira a crecer recogiendo los desencantados, (que generosamente les arriman desde todos lados). "Primero la Patria" de Leila Susana Chaher, y la fuerte confluencia de los sectores internos de mayor peso específico, correría con el "caballo del comisario", noble animal hoy ya liberado de las ataduras de la situación nacional. Carolina Moisés con su grupo "Generación Valiente", buscaría confirmar la autopercepción de ganadora que declama en su discurso, aunque ahora, claramente, sin la cobertura del paraguas del cristicamporismo.
Cronograma en stand by
Como eran pocos, apareció la "pata judicial". El Juez Federal con competencia electoral, Eduardo Hansen, ordenó la suspensión del cronograma electoral en el distrito Jujuy, en el marco de la medida cautelar presentada en el expediente 13476/2024, caratulado "Rojo Punzó/Federales", (identificados con Quintela), que lidera el "Dingui" Martín Palmieri, en resguardo de sus derechos, hasta tanto el juzgado se pronuncie sobre el fondo de la cuestión planteada. La medida dilata la presentación de boletas, su aprobación y su entrega final para incorporarlas a las urnas. La dilación que agrega más tensión e incertidumbre, podría durar horas, días, semanas o hasta meses. Por ahora, engorda la victimización de los "Dinguis" que la ven como espejo de lo que sufrió el quintelismo; y a las otras dos listas les da un colchón de tiempo para emprolijar una elección todavía prendida con alfileres, sumergida en zonas grises, a 13 días de su realización. Pero en realidad, está ofreciendo la posibilidad de "más diálogo", "generar una sola lista de consenso", "para evitar que la sangre llegue al río", "porque una interna es inoportuna cuando la gente no llega a fin de mes". Todos eufemismos que disfrazan la pantomima de una elección que hace meses fue una bandera, lucha y que ahora repentinamente y en un escenario diferente, todos desprecian, y para la que en realidad nadie está preparado, empezando por la propia Junta Electoral. Y a la que igual que a la interna nacional, le falta todavía lo más importante: que masivamente los afiliados peronistas jujeños se enciendan y recuperen sus ansias de participar, votar y elegir entre las ofertas que les ofrecen. Y eso, también, todos los saben.