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27 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Blanqueo de rencores y venganzas

Domingo, 29 de octubre de 2023 23:52

Qué difícil será el trayecto de 20 días desde hoy hasta el momento de la gran elección. Ningún candidato, sus partidos o coaliciones, están ofreciendo a los votantes la posibilidad de escuchar y cotejar ideas y proyectos que permitan vislumbrar un camino a partir de diciembre. No los une ni la afinidad ideológica ni el afecto. Todos, sin excepción, exhiben la rabia que acumularon en contra de sus examigos durante tanto tiempo. Todos muestran el deseo de desquites y venganzas. Y de paso obtener alguna cuotita parte del poder que, por lo que parece, se dividirá en muchas porciones de distinto origen y de diferentes objetivos. El leitmotiv de esta breve y turbulenta campaña dejó de ser el clásico: "Qué buenos somos nosotros para el país"; fue reemplazado por: "Fíjense que malos y peligrosos son los otros para este país". Y la grieta sigue sana, fuerte y creciendo.

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Qué difícil será el trayecto de 20 días desde hoy hasta el momento de la gran elección. Ningún candidato, sus partidos o coaliciones, están ofreciendo a los votantes la posibilidad de escuchar y cotejar ideas y proyectos que permitan vislumbrar un camino a partir de diciembre. No los une ni la afinidad ideológica ni el afecto. Todos, sin excepción, exhiben la rabia que acumularon en contra de sus examigos durante tanto tiempo. Todos muestran el deseo de desquites y venganzas. Y de paso obtener alguna cuotita parte del poder que, por lo que parece, se dividirá en muchas porciones de distinto origen y de diferentes objetivos. El leitmotiv de esta breve y turbulenta campaña dejó de ser el clásico: "Qué buenos somos nosotros para el país"; fue reemplazado por: "Fíjense que malos y peligrosos son los otros para este país". Y la grieta sigue sana, fuerte y creciendo.

Los medios y las redes son escenario de espectáculos patéticos, donde todos aprovechan espacios para tomarse revancha de lo que estuvieron forzados a aguantar por conveniencia durante tantos años. Así se agravian, se descalifican y exageran con los tradicionales: "Yo se los dije", o "Yo se los había advertido". Pero mientras se arropaban con la capa de la unidad, se indignaban entre actuaciones memorables, cuando cualquiera que advertía la pata de la sota asomando debajo de los disfraces, les decía que lo único que sostenían era una horrible mentira en la que todos estaban de acuerdo. Mecanismo este ya convertido en una tradición en la política nacional, que trata a los votantes como si fuesen simplemente un dócil hato de imbéciles, incapaces de hacer tronar el escarmiento. Pero dice el refrán que tanto va el cántaro a la fuente, que al final puede ocurrir que el votante reaccione.

La coalición Juntos por el Cambio explotó e implosionó al mismo tiempo. A la par de su indignación, importantes radicales Gerardo Morales, Martín Lousteau y Horacio Rodríguez Larreta del PRO, caras visibles que representan a decenas de otros dirigentes, no pueden ocultar cierta íntima felicidad por haber "cesanteado", al menos mediáticamente, a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich. Y ellos recién comienzan a recibir los pases de factura por sus tibiezas y ausencias en el último tramo de la campaña, y por ya inocultable acercamiento, y hasta la inminente sociedad de algunos con Sergio Massa, paradójicamente candidato del kirchnerismo que todos deseaban desplazar. Las nuevas sonrisas que Macri destina a Milei brillan tanto como las de Massa a GM, María Luisa Storani, Emiliano Yacobitti a quienes ya les habría dicho que les reserva ministerios, embajadas y otros lugares importantes en su gobierno de "unidad nacional".

Desde la UCR lo negaron enfáticamente. Si así fuera, la neutralidad se convertiría en una mascarada que caería en pedazos. Mientras mayoritariamente (excepto Lilita Carrió), siguen creyendo que Juntos por el Cambio debe permanecer unido. El que blanqueó su posición es Mauricio Macri: el fundador del PRO piensa desde hace años, quizá desde cuando ocupaba el sillón de Rivadavia, que la alianza con la UCR y la CC ya no tenía sentido. Qué bien les cabe a todos la frase de Nicolás Maquiavelo: "La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente". Mientras esto ocurre, los grupos de pertenencia originales se van desgajando hora tras hora, confirmando que nunca estuvieron cementados ni por los principios ni por la admiración y la obediencia a sus líderes. En la otra vereda, los Unidos por la Patria experimentan idénticos problemas. Llenos de desconfianzas, se agrupan detrás del candidato y presidente a cargo, "convencidos" de que es el único que se animó a tomar el fierro caliente entre sus manos. Pero todos saben que lo que hoy es bueno para Massa, quizás mañana, si gana, no sea lo mejor para el gigantesco collage que compone al oficialismo. Ni para el peronismo en general. Y menos para el kirchnerismo.

Ahora todos buscan del repunte en las encuestas y en las expectativas, hacen catarsis a cielo abierto y con grandes dosis de un antiguo vedetismo, pontifican como si sus pensamientos fuesen un catecismo que el votante deberá seguir sin chistar.

Ya pasaron casi todas las cosas que podían pasarle a esta sociedad: la pandemia y sus vacunatorios, la sequía y utilización, el desastre económico sin solución de continuidad, la inflación y el dólar inmanejables, la inseguridad extrema, el avance del mundo narco, la obscena manifestación de la corrupción en todas sus variantes imaginables, y nadie es responsable de nada. Y ahora, el desabastecimiento de combustibles que paró al país, y que desde el oficialismo tuvo dos explicaciones: la de la secretaria de energía Flavia Royón, que en una definición muy "cerrutiana" dijo que es una "psicosis" colectiva; y la del propio ministro que amenazó con mayores castigos a las petroleras si mañana no está superado el problema (a las que ahogó con los cepos y el congelamiento de los combustibles de su plan "durar hasta el 19-O"). Mañana, justo, cuando vence el congelamiento que instaló el 18 de agosto como parte de aquel plan.

En Jujuy toda la dirigencia se ve obligada a bailar el minué que ejecutan sus orquestas nacionales. Cambia Jujuy, ya quebrada hace tiempo, seguirá las instrucciones del GM en pos de la neutralidad, negando alianzas con el massismo que en Jujuy hoy representan Carolina Moisés y Leila Chaher. Primero Jujuy reflotó su antigua identificación con el massismo (lejana del kirchnerismo en el origen). Unión por la Patria respaldará su única opción: Massa, mientras sus referentes tratan de hacer reverdecer su capacidad de mando, evitando explicaciones sobre la realidad asfixiante. La izquierda seguirá pensado en ganar las calles y sobrevivir en las bancas que pudieron conseguir. La Libertad Avanza sólo tiene una opción: aprovechar para crecer, o desaparecer a corto plazo. Pero, en el corazón y en el cerebro de los jujeños que hicieron ganar a Javier Milei en dos oportunidades, nadie sabe exactamente qué se estará incubando, desde aquí al 19-N.

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