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19 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Muerte de ser querido sin despedida, complica duelo

La psicóloga Josefina Lípari recomienda idear otra despedida con una carta u orar. La antropología analiza.
Viernes, 28 de agosto de 2020 01:03

La pandemia trajo a la angustia de la pérdida de un ser querido, la imposibilidad de despedirlo, lo cual complica el duelo. Desde la Psicología se recomienda buscar una alternativa para reeditar los ritos frenados, escribiendo una carta y buscando contención. La visión desde la antropología apunta a lo espiritual, una mirada de la muerte como parte de la vida. La Legislatura porteña aprobó un protocolo para despedirse de los pacientes y Salud de Nación busca adhesión en el país.

En tanto el antropólogo Mario Vilca contrapuso el mundo moderno y el andino, donde la realidad está conformada por bucles dinámicos, relacionales, móviles y la muerte es parte de la vida, y consideró que sería bueno pensar la salvación en el horizonte de lo espiritual.

"Hay dolor sin despedida, hay dolor sin contacto físico, sin un abrazo final, sin una mano que pueda uno acariciar, es un dolor desgarrador. La pandemia actual se lleva la vida de personas jóvenes, de niños y adultos; es la situación que estamos viviendo en Jujuy, muchas ilusiones, muchas vidas truncas", expresó la doctora en Psicología y magister en Neuropsicología, Josefina Lípari.

Es que el protocolo sanitario en el país y el mundo establece que las personas no se pueden despedir de un familiar que fallece por Covid-19, y esto genera mayor dolor, que suele comenzar desde la internación hasta el desenlace no esperado.

"La posibilidad de hacer un duelo para quienes han perdido alguien por este virus es muy difícil, sobre todo porque tenemos que estar en cuarentena. La muerte sin despedida es doblemente triste y dolorosa", afirmó. Y es que en provincias como Jujuy no sólo no podemos realizar rituales tan importantes como el de la Pachamama sino tampoco la ceremonia de partida, porque no hay velorio ni entierro.

Sucede porque cuando hay un contacto físico el duelo es más fácil, porque en nuestro cuerpo pasan un montón de emociones en las que se puede encontrar consuelo en lo físico que ahora no es posible. Ahora ésta necesidad emocional sólo se puede dar con los amigos o un terapeuta puede llegar con un consuelo pero de forma virtual.

Explicó que se suma a un duelo que ya se vive en torno a la economía, que afecta también la cuestión escolar, los niños no pueden salir ni integrarse y sólo reciben tareas, siendo también a quienes pierden un familiar. "También es doloroso entender la muerte que nos afecta a todos", explicó.

JOSEFINA LÍPARI, PSICÓLOGA

Explicó que si bien estudiantes no podrán tener su viaje ni fiesta, y personas atravesando problemas económicos o situaciones difíciles, ambos casos tendrán otra oportunidad porque están vivos, para las personas que pierden un ser querido esta no llegará nunca. "El confinamiento nos afecta doblemente", dijo.

En el caso de los niños, la psicóloga recomendó siempre decirles la verdad, porque no entienden y se sienten impotentes de no poder decir adiós a ese papá, a ese tío o ese hermano, por lo que es doblemente doloroso e inexplicable. Explicó que hay rituales que pueden realizar, ya sea escribir una carta, orar o hacer una novena si es religioso, a través de actividades familiares.

De hecho, la Legislatura porteña aprobó por unanimidad el proyecto que permite a un familiar designado ir a despedir a un paciente con coronavirus en estado crítico, siguiendo un protocolo elaborado por el Ministerio de Salud de la Ciudad, y sólo podrán aquellos de 18 y 60 años; con buena salud que no presenten factores de riesgo y no sean mujeres embarazadas. Ya había una iniciativa de protocolo de la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones del Conicet, el gobierno lanzó una para que las provincias adhieran, y en Jujuy se contempló la misma iniciativa como proyecto de protocolo el de la diputada Mariela Ferreyra.

El horizonte de lo espiritual, “nos hace más humanos”

Desde la mirada de la Antropología, el profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Jujuy, magister Universidad Barcelona, España y doctorando de la Universidad de Buenos Aires, Mario Vilca, reflexionó sobre el tema de la muerte y la incertidumbre y el mundo andino.

Se centró primero en las incertidumbres y dónde depositamos nuestras certezas o necesidad de consuelo. “Como seres modernos y urbanos tratamos de darle credibilidad a lo que vemos, a lo evidente, lo que es lógico. Entonces decimos que creemos en lo que vemos, y tratamos de no creer en los sueños, utopías y pesadillas. Incluso a los valores tratamos de darle una formulación lógica, racional, por ejemplo la libertad, el cuidado del medio ambiente, de la tierra, de uno mismo, de la salud, la diversidad”. Explicó que como sujetos culturales “tenemos diversas herencias y estamos impactados por la modernidad, el consumo, la masificación de la información; pero también hay concepciones indígenas, no modernas. En éstas últimas se da mucha importancia no solo a lo que se da ante los ojos, sino antes de la mirada o después de los ojos, una concepción del mundo diferente al de la modernidad”.

“En el mundo andino, la realidad está conformada por bucles dinámicos, relacionales, móviles y donde hay muchos seres, donde las almas, por ejemplo, interactúan con lo cotidiano”, precisó. En ese mundo prima lo indeterminado, la buena o mala suerte, lo que dice el corazón y se cree en los sueños. Asumiendo la gran diferencia afirmó que en el mundo de la modernidad se tiende a creer en lo que dice la ciencia y la técnica, la determinación, lo evidente y la materialidad.

“Hoy estamos atravesados, creemos que la medicina nos va a salvar, y esa noción de salvación es una estructura profunda de un pensamiento moderno. Pensamos que la salvación está en manos de lo tecnocientífico, sería bueno que también la pongamos en aquello que no podemos dominar, racionalizar, lo no pensable, en el horizonte de los espiritual; son horizontes que nos hacen humanos”, expresó Vilca. Se refirió a “los valores y prácticas hegemónicos que nos atraviesan como sujetos culturales”, y explicó que se está manteniendo el equilibrio entre dos orillas, el modo de pensar nihilista y moderno donde se plantea que luego de ésta existencia no hay nada. Se plantea que somos conformaciones biológicas, químicas, físicas, materiales y que la conciencia, el alma, es una superestructura que al morir se disuelve todo.

MARIO VILCA, ANTROPÓLOGO

“En ésta concepción nihilista moderna la muerte es como un absurdo. Es decir no debieran morirse ante la omnipotencia de manejar la naturaleza, las leyes de la naturaleza, el capital, es decir tener dinero para no enfermarse, hacer una dieta y si se enferma curarse. La muerte aparece como una especie de derrota de la conciencia moderna”, explicó. Sostuvo que en esta concepción sólo mueren los pobres o los que no tienen poder de mantener la vida, y asociado a esto, también se tiene miedo a la “finitud”. Detalló que para las concepciones no modernas la muerte forma parte de la vida, es otra cara y no se la vivencia de la misma manera.

“En las comunidades andinas, los malki, los ancestros, las almas las grafican como un árbol verde que recién está naciendo. Uno va naciendo y muriendo, y volviendo a empezar, es decir como una eternidad que se gasta”. Sostuvo que eso supone una transformación y el malki colabora en la vida cotidiana, en la regeneración, la fecundación y se ve en carnaval, con almas “diabolizadas” que hacen alegrar e inspiran la música.

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