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27 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Mirar el lado bueno de la pandemia

Martes, 28 de abril de 2020 12:30

Si bien los efectos de la pandemia son los más negativos jamás visto desde las pasadas guerras mundiales, una luz nos permite ver el futuro, incierto pero firme: la vida continua.

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Si bien los efectos de la pandemia son los más negativos jamás visto desde las pasadas guerras mundiales, una luz nos permite ver el futuro, incierto pero firme: la vida continua.

 Continua pero diferente. Hemos aprendido a ver más allá de nuestras narices y sobretodo, hemos aprendido a valorar bienes de los que no hacíamos caso, pues siempre los tuvimos. Ahora sabemos lo que es no poder abrazar a un familiar, dar un beso a una persona contagiada o si nosotros lo estamos, cómo evitar la expansión del virus eludiendo el contacto social.

 La libertad de caminar por donde queremos, viajar a donde queremos, comprar lo que queremos y cuando queremos, todo esto ha puesto patas para arriba a una sociedad que no estaba preparada para el confinamiento y la cuarentena obligatoria.

 No nos queda más remedio que echar mano de las redes sociales y de canales de comunicación por internet como whatsapp, facebook, skype, zoom y cuantos otros que sirvan a tal fin.

 También estas redes sociales, que sirven para estar en contacto entre amigos y familiares, sirve ahora para hacer de puente entre nuevos amigos y nuevos colegas.

 Como muchos trabajan en casa y delante de la computadora, tenemos más libre acceso a nuestras páginas personales y mientras trabajamos, alguien nos saluda desde messenger o whatsapp.

 Así, hemos tenido que vernos limitados a trabajar desde casa, con la computadora encendida todo el día y dando conferencias desde el living o la cocina.

 Todo el mundo se ve, de repente y de forma simultánea, conectado, pero desde casa. Entrevistas de la BBC por ejemplo, donde los reporteros desde su casa y a través de skype hacen reportajes a personalidades, conferencias de prensa, presentaciones y hasta conciertos, como el que les ofrecimos desde la semana pasada al público de Madrid, de Tribuno y del mundo, con el profesor de la Guildhall music School de Londres, John Sloboda.

 Así, a través de Youtube nos hacemos conocidos para todo el mundo. Gente que escribe y canta, aquí, allá, ayer y hoy, todos dentro del mismo proyecto: seguir haciendo lo nuestro, pero a distancia.

 Es así que, gracias a la difusión en las redes sociales, a las que dedicábamos sólo nuestro tiempo libre o los fines de semana, han pasado a ser parte de nuestra jornada laboral y la manera más próxima y concreta de comunicarnos hasta con el vecino.

 Con nuestros colegas seguiremos haciendo música, pero en un estilo “enlatado” de formato de grabación y de mezcla a través de programas de computación especializados. Todo “made in” casa.

 Las distancias, en este caso, nos unen.

 No nos separa ni nos limita, como hemos visto en la entrega de esta columna de la semana pasada. Con el ingenio y la rapidez hemos logrado hacer una presentación y un concierto en Madrid, desde su casa en Londres, el pianista y yo, desde mi salón, en Colonia. Ha sido incluso, mejor.

 Mejor porque los participantes de esa conferencia por Zoom podrían haber sido hasta cuatrocientos y la sala de concierto tenía capacidad para doscientas personas.

 Además los participantes podían participar inmediatamente después de terminado. Se inició una discusión donde cada persona del público contestaba preguntas que se les había mandado por escrito y que a través del chat nos hacía saber su apreciación. También fue muy internacional: se unieron a la propuesta no sólo alumnos de la Fundación Katarina Gurska sino público interesado desde México, Perú, Bolivia, Alemania, Bélgica e Inglaterra.

 Así, conversando con el público, me contactó un compositor boliviano, joven y de mucho talento que vive y estudia en Karslruhe, Alemania.

 Con él surgió la posibilidad de componer canciones para voz y piano.

 Generalmente aprendemos en los conservatorios a interpretar música escrita hace ya tiempo y dar nuestro toque personal. Pero cantar y estrenar canciones escritas para mí, es todo un reto.

 No me cabía la alegría al aceptar poder estrenar un ciclo de canciones, pero también me invadían los nervios, pues cantar una obra teniendo al compositor al lado, esperando que interrumpa y nos cambie la idea que teníamos, con sus ideas, su representación personal del sonido y la expresión, es todo un tema.

 Pero bueno, ahora estamos embarcados en este proyecto con un compositor y pianista que no conozco pero que gracias al coronavirus vamos a poder estrenar juntos música contemporánea, primero en Youtube y luego interpretarlas en Londres, Madrid, Alemania. ¿Quizás en Jujuy?

 

 

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