5 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Recordando los 120 años del nacimiento de Roberto Arlt

Se anunciaron lecturas virtuales y estrenos de películas basadas en sus obras, entre otras iniciativas para recordarloTodo será mañana en distintos horarios y plataformas, para homenajear al autor de "Los siete locos".

Sabado, 25 de abril de 2020 01:04

Lecturas virtuales en redes y estrenos de películas online se conjugan este domingo para recordar los 120 años del nacimiento del escritor y periodista argentino Roberto Arlt (1900-1942), autor marginal, callejero, autodidacta, quien alguna vez fue definido por María Pía López como "la figura del escritor plebeyo y democratizante respecto de la cultura".

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Lecturas virtuales en redes y estrenos de películas online se conjugan este domingo para recordar los 120 años del nacimiento del escritor y periodista argentino Roberto Arlt (1900-1942), autor marginal, callejero, autodidacta, quien alguna vez fue definido por María Pía López como "la figura del escritor plebeyo y democratizante respecto de la cultura".

Mañana desde las 8 de la mañana la editorial Penguim Randon House compartirá en sus redes @megustaleerarg (Twitter, Facebook e Instagram) el comienzo de "El juguete rabioso", su primer libro en el que se conjuga la observación aguda de la realidad social, política y marginal, con la descripción minuciosa de los más hondos sentimientos humanos.

Además, mañana también a las 19.30 se estrenará online el largometraje "Erdosain" de Fernando Spiner y Ana Piterbarg, basado en "Los siete locos", con actuaciones de Carlos Belloso, Pablo Cedrón, Daniel Fanego, Daniel Hendler, Moro Anghileri, Leonor Manso y más.

Será en la web del Centro Cultural Kirchner, www.cck.gob.ar, mientras que a través de la cuenta de Facebook del CCK, los responsables del film realizarán una presentación en vivo.

Pocos escritores argentinos han sido tantas veces releídos y repensados como Roberto Arlt, hijo de inmigrantes lituanos, nacido el 26 de abril de 1900 en Buenos Aires.

Arlt no superó el tercer grado de la primaria, leyó poco y mal, escribió con penosas faltas de ortografía y se convirtió en uno de los más destacados exponentes de la narrativa local.

Fue autor de novelas, cuentos, piezas teatrales y crónicas periodísticas, además de sus famosas aguafuertes en las que retrató con ironía a sus contemporáneos.

Entre sus títulos más destacados se cuentan "Los siete locos", "Los lanzallamas", "El juguete rabioso", "El amor brujo" y "El jorobadito".

Trabajó como cronista policial en el diario Crítica, de Natalio Botana, fue corresponsal del diario El Mundo y cuando conoció a Leónidas Barletta tomó contacto con el Teatro del Pueblo, por lo que en adelante se entusiasmó con la dramaturgia y escribió obras como "300 millones", "La isla desierta", "Saverio el cruel", "El fabricante de fantasmas" y "La fiesta del hierro".

En sus novelas como en sus cuentos, su temática giró en torno a la angustia, la hipocresía de la sociedad burguesa, la marginación, el aburrimiento, la miseria y los tabúes sexuales, con un lenguaje típico porteño y las características aportadas por el aluvión inmigratorio.

Su vida

Era hijo de Karl Arlt y Ekatherine Iostraibitzer. Su infancia transcurrió en el barrio porteño de Flores. A los nueve años de edad fue expulsado de la escuela primaria. Fue un niño de carácter nervioso.

Ya de adolescente Roberto Arlt descubrió el esperanto y comenzó a frecuentar la biblioteca anarquista de su barrio. Se fue de casa a los diecisiete años y sobrevivió realizando toda suerte de oficios: pintor de brocha gorda, ayudante en una librería, aprendiz de hojalatero, peón en una fábrica de ladrillos y estudiante fracasado de la Escuela de Mecánica de la Armada, pero ya en 1920 publicó Las ciencias ocultas Buenos Aires y en 1922, se inició en el periodismo escribiendo en el periódico Patria, que pertenecía a la Liga Patriótica Argentina, organización paramilitar, católica y ultraderechista, por lo que duró poco su colaboración.

Más adelante escribiría para Izquierda, Extrema Izquierda y Ultima Hora. En 1926 apareció publicada su primera novela, El juguete rabioso. Comenzó en esta época a escribir en la revista Mundo Argentino. Dos años después ya era redactor de los diarios El Mundo, Crítica y La Nación.

En 1929 la editorial Claridad publica su segunda novela, Los siete locos. Sus cuentos se publican en El Hogar, Metrópolis, Azul, mientras sus aguafuertes ya son famosas y esperadas. En 1930 se vincula con la Liga Antiimperialista contra Uriburu, también firmará el manifiesto por la creación de un sindicato de escritores revolucionarios. En 1931 aparece Los lanzallamas, segunda y última parte de Los siete locos. Un año después aparece su última novela, El amor brujo, y empezó a sentirse interesado por el teatro. Estrenó su obra 300 millones.

Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso. Formó una sociedad, Arna (por Arlt y Naccaratti) y con el poco dinero que el actor Pascual Naccaratti pudo aportar instaló un pequeño laboratorio químico en Lanús. Llegó incluso a patentar unas medias reforzadas con caucho, que no llegaron a ser comercializadas. También se publicaron sus Aguafuertes porteñas y tras su viaje a España, dos meses antes del inicio de la sublevación, publicó en 1936 las Aguafuertes españolas.

El 26 de julio de 1942 la muerte lo sorprendió. A a los 41 años sufrió un paro cardíaco, tras asistir a un ensayo en el Teatro del Pueblo.

En sus relatos se describe de modo descarnado e intenso las bajezas y grandezas de personajes inmersos en ambientes indolentes. De este modo retrata la otra Argentina, no la de las clases bienpensantes sino la de los recién llegados, la de los inmigrantes que intentaron insertarse en un medio regido por la desigualdad y la opresión. Esto le costó el desprecio de la elite cultural de su época que además lo acusó de escribir de un modo "descuidado". Su capítulo más recordado es el de las diferencias reales o aparentes que enfrentaron a los grupos de Florida y Boedo. Aunque mantuvo relaciones con los escritores adscritos al primero (por algún tiempo fue secretario de Ricardo Güiraldes, a quien dedicó El juguete rabioso, y colaboró en la revista Proa), Arlt no dejó de sufrir el desdén de los martinfierristas, representantes de un arte minoritario y europeizado, jóvenes cultos que parecían detentar los derechos a la tradición literaria y a la renovación.

Sin embargo, la obra de Arlt respira una vitalidad pocas veces igualada en la literatura argentina del siglo XX. En los años subsiguientes a su muerte ganó el merecido reconocimiento de la crítica, Cortázar fue el primer autor en reivindicarlo.

 

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