Al menos siete personas murieron y otras dos resultaron heridas tras un deslizamiento de tierra ocurrido en la madrugada de ayer en la provincia de Qinghai, en el oeste de China, por las fuertes lluvias que desde hace una semana provocan los recientes tifones que azotan la zona y que ya provocaron más de treinta muertos.
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Al menos siete personas murieron y otras dos resultaron heridas tras un deslizamiento de tierra ocurrido en la madrugada de ayer en la provincia de Qinghai, en el oeste de China, por las fuertes lluvias que desde hace una semana provocan los recientes tifones que azotan la zona y que ya provocaron más de treinta muertos.
Las nueve personas habían quedado enterradas y sólo dos pudieron ser rescatadas con vida.
Las víctimas fatales se suman a otras cuatro que se cobró el tifón Pakhar, el decimocuarto de esta temporada, y al Hato, que causó 17 muertos más, según la agencia Efe.
En esa ocasión el gobierno desplazó a más de 600 efectivos de rescate y evacuó a alrededor de 90 pastores que vivían en la zona y a unos 1.200 animales.
A la vez, ayer se conoció que el número de muertos por otro deslizamiento de tierra ocurrido el lunes en el suroeste de China ascendió a 23, según las últimas informaciones de las autoridades locales.
Además, en la localidad de Zhangjiawan, provincia de Guizhou al menos 12 personas todavía están desaparecidas.
En total, fueron 2.000 las personas entre policías, bomberos y personal médico, que participaron en las labores de rescate con más de 80 vehículos de emergencia, 20 detectores y varios drones. En esta época, son frecuentes las lluvias torrenciales en China y es común que se produzcan inundaciones, desprendimientos y otras catástrofes motivadas por fenómenos meteorológicos.