Ya que los jujeños van a leer sobre nosotras en los Laberintos Humanos, le dijo la extraterrestre al remisero mientras le acariciaba la pierna, es mejor que se lo explique, no sea cosa que se le dé por mentir, y mientras me lo decía vi en la pantalla tridimensional del OVNI sus cultivos sobre enormes macetas que flotaban en el cielo, nos contó el remisero.
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Ya que los jujeños van a leer sobre nosotras en los Laberintos Humanos, le dijo la extraterrestre al remisero mientras le acariciaba la pierna, es mejor que se lo explique, no sea cosa que se le dé por mentir, y mientras me lo decía vi en la pantalla tridimensional del OVNI sus cultivos sobre enormes macetas que flotaban en el cielo, nos contó el remisero.
Esas son muy parecidas a nuestras habas, le dijo el remisero y ella asintió: son sus habas, lo que sucede es que nuestros científicos desarrollaron una tecnología capaz de reproducir las plantas que captamos con nuestros poderosos telescopios. Vimos estas que ustedes comían con tanto gusto y hoy las tenemos en las góndolas de nuestros supermercados.
Luego la pantalla tridimensional mostró otra planta muy extraña, nos dijo el remisero, en la que quesos de cabra pendían de ramas azules. Esas son de otro planeta, le dije pero ella me preguntó sorprendida si no la reconocía: son los mismos quesos con que ustedes comen sus habas. Pero los quesos no los sombramos, los fabricamos con la leche de la cabra. ¿Con leche?, le preguntó sorprendida la extraterrestre.
Qué asco, dijo ella. De haberlo sabido nunca lo hubiéramos hecho, agregó para explicarle que en su planeta, desde niñas, no comemos más que lo que producen las plantas. Nunca se me hubiera ocurrido, dijo ella y el remiseropensó en para qué tendrían estas mujeres sus pechos.
Es cierto, dijo ella como si me leyera el pensamiento, ya vi eso que ustedes llaman amantar, y era algo que no me llegaba a explicar.