El papa Francisco ratificó ayer su oposición a la "inadmisible" pena de muerte y ensayó un "mea culpa" por las veces que desde el Vaticano se aplicó ese "remedio extremo y deshumano".
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El papa Francisco ratificó ayer su oposición a la "inadmisible" pena de muerte y ensayó un "mea culpa" por las veces que desde el Vaticano se aplicó ese "remedio extremo y deshumano".
"Me complace hacer referencia a un tema que debería encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un espacio más adecuado y coherente con esta finalidad expresada. Pienso de hecho en la pena de muerte", aseguró ayer en un discurso en ocasión del 25° aniversario de la Constitución apostólica Fidei depositum, con la cual san Juan Pablo II promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica.
"Se debe afirmar con fuerza que la condena a la pena de muerte es una medida inhumana que humilla la dignidad humana, en cualquier modo que venga ejecutada", afirmó el pontífice