"El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en el que pueblo de Estados Unidos recuperó el poder", aseveró Trump en su discurso pronunciado bajo una leve lluvia y en medio de los aplausos del poco público que asistió a la ceremonia.
"Nosotros, los ciudadanos de Estados Unidos, estamos unidos en un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restaurar su promesa para todo su pueblo. Juntos, determinaremos el rumbo de Estados Unidos y de todo el mundo durante muchos, muchos años por venir", agregó Trump.
Asimismo, destacó que su gobierno "erradicará al terrorismo radical islámico".
"Reforzaremos viejas alianzas y formaremos nuevas. Y uniremos el mundo civilizado contra el terrorismo radical islámico, al que erradicaremos completamente de la faz de la tierra", sostuvo durante su discurso.
La altanera exestrella televisiva de gran jopo dorado y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, dijo que privilegiará siempre los intereses estadounidenses.
"A partir de ahora, será solo Estados Unidos en primer lugar", afirmó en su discurso inaugural.
Trump, que quiere deportar a millones de inmigrantes y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró "dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses".
"La ceremonia de hoy tiene un significado muy especial porque no estamos meramente transfiriendo el poder de un gobierno a otro, o de un partido a otro. Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndose a ustedes, la gente", dijo Trump.
Lamentó que Estados Unidos "enriquezca a industrias extranjeras" y "subsidie ejércitos extranjeros". "Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (...) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas, y destruyen nuestros empleos", sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.
Poco después de que el magnate comenzara a hablar, muchos de los asistentes al acto comenzaron a abandonar el lugar acobardados por el clima y desalentados por los problemas de sonido que imposibilitaron escuchar las palabras del flamante presidente.
Trump llegó al Congreso alrededor de las 11.40.
Visiblemente nervioso, bajó las escalinatas del Capitolio, saludó al público con su habitual pulgar arriba y luego se acercó a los ya exinquilinos de la Casa Blanca Barack y Michelle Obama, antes de ubicarse en su asiento, en la fila de la derecha, junto a su esposa, Melania.
Antes de la entrada triunfal de Trump, ingresó Obama, sonriente junto a su mujer, Michelle y quien fuera su exvicepresidente, Joe Biden.
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"El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en el que pueblo de Estados Unidos recuperó el poder", aseveró Trump en su discurso pronunciado bajo una leve lluvia y en medio de los aplausos del poco público que asistió a la ceremonia.
"Nosotros, los ciudadanos de Estados Unidos, estamos unidos en un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restaurar su promesa para todo su pueblo. Juntos, determinaremos el rumbo de Estados Unidos y de todo el mundo durante muchos, muchos años por venir", agregó Trump.
Asimismo, destacó que su gobierno "erradicará al terrorismo radical islámico".
"Reforzaremos viejas alianzas y formaremos nuevas. Y uniremos el mundo civilizado contra el terrorismo radical islámico, al que erradicaremos completamente de la faz de la tierra", sostuvo durante su discurso.
La altanera exestrella televisiva de gran jopo dorado y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, dijo que privilegiará siempre los intereses estadounidenses.
"A partir de ahora, será solo Estados Unidos en primer lugar", afirmó en su discurso inaugural.
Trump, que quiere deportar a millones de inmigrantes y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró "dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses".
"La ceremonia de hoy tiene un significado muy especial porque no estamos meramente transfiriendo el poder de un gobierno a otro, o de un partido a otro. Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndose a ustedes, la gente", dijo Trump.
Lamentó que Estados Unidos "enriquezca a industrias extranjeras" y "subsidie ejércitos extranjeros". "Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (...) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas, y destruyen nuestros empleos", sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.
Poco después de que el magnate comenzara a hablar, muchos de los asistentes al acto comenzaron a abandonar el lugar acobardados por el clima y desalentados por los problemas de sonido que imposibilitaron escuchar las palabras del flamante presidente.
Trump llegó al Congreso alrededor de las 11.40.
Visiblemente nervioso, bajó las escalinatas del Capitolio, saludó al público con su habitual pulgar arriba y luego se acercó a los ya exinquilinos de la Casa Blanca Barack y Michelle Obama, antes de ubicarse en su asiento, en la fila de la derecha, junto a su esposa, Melania.
Antes de la entrada triunfal de Trump, ingresó Obama, sonriente junto a su mujer, Michelle y quien fuera su exvicepresidente, Joe Biden.