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24 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Inició el proceso de disolución de CJ

Lunes, 18 de julio de 2016 01:30
BRUNO BERARDI HUEDA. GARANTIZÓ LA FUENTE LABORAL DE LOS TRABAJADORES.
Luego de la decisión de la Cooperativa de Tabacaleros de proceder a la liquidación de la empresa CJ, lo que más preocupación generó es el destino que tomarán los 32 trabajadores que dependen de esta firma, a quienes según aseguró el vicepresidente de la Cooperativa, Bruno Berardi Hueda, se les garantizará la continuidad de sus puestos de trabajo.

El anuncio del inminente cierre de la fábrica de cigarrillos jujeños "CJ" causó un fuerte estupor en la sociedad en general, no sólo por los numerosos puestos de trabajo que peligran, sino por la pérdida de una marca que de a poco se fue abriendo paso en el mercado tabacalero, dejando una reconocida impronta de lo que es la producción tabacalera de Jujuy.
Deudas que alcanzan sumas exorbitantes, malos manejos de fondos y un creciente aumento de cigarrillos "truchos", fueron algunos de los factores que llevaron a los miembros de la Cooperativa de Tabacaleros de Jujuy (CTJ) a decidir de manera unánime, la autorización para la disolución de la empresa.
"Lo que se decidió el miércoles fue el pedido de autorización de la Cooperativa para que nosotros procedamos en una asamblea de la sociedad, a proponer la disolución de la misma", explicó Berardi Hueda, quien aclaró que la Cooperativa es la accionista mayoritaria de la fábrica Monterrico S.A., que hacía los cigarrillos.
La definición, subrayó el vicepresidente, surge a raíz de una serie de malas gestiones y manejos que hubo en la empresa Monterrico S.A. "Nosotros cuando hace tres años asumimos la gestión de Cooperativa, nombramos un directorio independiente para que asuma el control y manejo de la fábrica de cigarrillos. Este directorio se encontró con una situación la verdad muy lamentable, sin registros contables y una serie de irregularidades que hicieron que terminen en acciones legales y próximamente civiles contra el anterior directorio", advirtió.
Durante las gestiones realizadas por el directorio a cargo de Monterrico S.A., uno de los más alarmantes desmanejos fue el registrado en la sucursal de Córdoba, donde "no tenían ningún tipo de registro de ventas, cobranzas y demás, por lo que se tuvo que avanzar en el cierre de esa dependencia".
Posteriormente, "se detectaron pagos de vehículos que ni siquiera estaban registrados en nuestros libros, juicios laborales y todo tipo de demandas", enfatizó Berardi Hueda, a la vez que señaló que desde hace tres años se viene llevando adelante un minucioso trabajo para ordenar y determinar la situación real de la empresa, a partir del cual "pudimos dimensionar la envergadura del daño que hizo la gestión anterior".
Berardi Hueda aseguró que hoy la deuda que arrastra la empresa y que es producto de los malos manejos de sus encargados, deja fuera de competitividad al producto. "Para dimensionar la magnitud de la deuda, se debe al Fondo Especial del Tabaco 40 millones de pesos y eso te da un interés mensual, superior al 3 por ciento. Con lo cual en el balance último, estamos hablando de 13 millones de pesos de intereses solamente de una de las deudas. A eso, hay que sumarle la deuda de la Afip y otras pensionales, con lo cual la situación de Monterrico S.A. es sumamente crítica. El patrimonio neto de la empresa es negativo desde el año 2005, lo que hace imposible poder conseguir un financiamiento para salvar a la empresa", refirió.
Cigarrillos "truchos"
A esta situación crítica, el alejamiento del grupo inversor chino encargado de la exportación de este producto y la creciente competencia desleal generada ante la proliferación de "cigarrillos truchos", terminaron por zanjar el fin de CJ.
"Habíamos avanzado hace un año en una alianza con un grupo inversor chino para la exportación del cigarrillo, pero la decisión de este grupo de retirarse de la exportación, nos hizo ver un futuro muy negro", expresó.
"También, entre tantos problemas que había, uno de los más grandes es que había muchas falsificaciones. Los fumadores no podían distinguir lo bueno de un CJ producido en nuestra fábrica, de los truchos. Y esta competencia desleal provocó un fuerte golpe porque los falsificados llegaban al consumidor a un valor inferior que hacía difícil de competir", agregó.

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