El juez federal
Sergio Moro, quien lleva el caso por el escándalo de
corrupción en
Petrobras, afirmó ayer en que el interrogatorio policial al que fue sometido el viernes el expresidente brasileño Luiz Inácio "Lula" da Silva no anticipa su "culpa".
"Medidas de investigación buscan solo el esclarecimiento de la verdad y no significan la anticipación de culpa del expresidente", señaló Moro en un comunicado sobre la declaración obligatoria ante las autoridades de Lula y el registro a su casa, sus oficinas y otras propiedades de sus familiares y allegados.
Lula, que gobernó
Brasil entre 2003 y 2010, se convirtió en el nuevo blanco de la mayor investigación por corrupción en la historia del país, tras ser trasladado por la Policía desde su casa para prestar declaración en una comisaría por su supuesta implicación en el escándalo de desvíos en la petrolera estatal.
La acción policial volvió a caldear los ánimos entre simpatizantes y opositores del exmandatario, quienes se movilizaron en varias ciudades para protestar a favor y en contra de Lula, incluso llegándose a agredir físicamente, como ocurrió en la sede de la Policía en San Pablo y frente a la casa del exgobernante.
En ese sentido, el juez repudió los "actos de violencia de cualquier naturaleza, origen y dirección, así como la incitación a la práctica de violencia, ofensas o amenazas a quien quiera que sea, a investigados, a partidos políticos, a instituciones constituidas o a cualquier persona".
"Todos los cuidados fueron tenidos en cuenta para preservar, durante la diligencia (policial), la imagen del expresidente", apuntó Moro, quien agregó que la "democracia en una sociedad libre reclama tolerancia en relación a las opiniones divergentes y respeto a la ley y a las instituciones".
Ayer, unos 300 militantes del gobernante PT, muchos de los cuales hicieron vigilia durante toda la noche frente al edificio donde queda el apartamento de Lula, en el municipio de Sao Bernardo do Campo, se congregaron en señal de apoyo a su líder político.
Por otro lado, la sede del Instituto Lula, orientado por el expresidente, amaneció pintarrajeada con mensajes contra el exgobernante. "Lula ladrón, basta de corrupción, la hora llegó, corrupto", fue el mensaje escrito en una de las paredes de la fachada del edificio donde funciona la institución y que fue uno de los varios locales registrados el viernes en el operativo policial.
El juez federal
Sergio Moro, quien lleva el caso por el escándalo de
corrupción en
Petrobras, afirmó ayer en que el interrogatorio policial al que fue sometido el viernes el expresidente brasileño Luiz Inácio "Lula" da Silva no anticipa su "culpa".
"Medidas de investigación buscan solo el esclarecimiento de la verdad y no significan la anticipación de culpa del expresidente", señaló Moro en un comunicado sobre la declaración obligatoria ante las autoridades de Lula y el registro a su casa, sus oficinas y otras propiedades de sus familiares y allegados.
Lula, que gobernó
Brasil entre 2003 y 2010, se convirtió en el nuevo blanco de la mayor investigación por corrupción en la historia del país, tras ser trasladado por la Policía desde su casa para prestar declaración en una comisaría por su supuesta implicación en el escándalo de desvíos en la petrolera estatal.
La acción policial volvió a caldear los ánimos entre simpatizantes y opositores del exmandatario, quienes se movilizaron en varias ciudades para protestar a favor y en contra de Lula, incluso llegándose a agredir físicamente, como ocurrió en la sede de la Policía en San Pablo y frente a la casa del exgobernante.
En ese sentido, el juez repudió los "actos de violencia de cualquier naturaleza, origen y dirección, así como la incitación a la práctica de violencia, ofensas o amenazas a quien quiera que sea, a investigados, a partidos políticos, a instituciones constituidas o a cualquier persona".
"Todos los cuidados fueron tenidos en cuenta para preservar, durante la diligencia (policial), la imagen del expresidente", apuntó Moro, quien agregó que la "democracia en una sociedad libre reclama tolerancia en relación a las opiniones divergentes y respeto a la ley y a las instituciones".
Ayer, unos 300 militantes del gobernante PT, muchos de los cuales hicieron vigilia durante toda la noche frente al edificio donde queda el apartamento de Lula, en el municipio de Sao Bernardo do Campo, se congregaron en señal de apoyo a su líder político.
Por otro lado, la sede del Instituto Lula, orientado por el expresidente, amaneció pintarrajeada con mensajes contra el exgobernante. "Lula ladrón, basta de corrupción, la hora llegó, corrupto", fue el mensaje escrito en una de las paredes de la fachada del edificio donde funciona la institución y que fue uno de los varios locales registrados el viernes en el operativo policial.