Maximiliano Ponce anotó para el local, empató Matías Roldán y Emanuel Cáceres le dio la victoria al cuadro periqueño.
El "expreso" arrancó ganancioso con un zurdazo de Ponce, tras una habilitación de Cardozo tras un tiro libre.
Luego, con exceso de confianza, dejaba pasar el tiempo aunque la mínima ventaja que no le garantizaba nada y no generó otra situación de gol.
El refrán reza "la confianza mata al hombre". Mientras el local dejaba pasar el reloj, la visita sin prisa pero sin pausa, de a poco se fue animando hasta que luego de una buena maniobra colectiva, iniciada por Bruno Solorza y tras una serie de rebotes, Roldán empató el partido.
Fue un premio a su convicción de no entregarse y significó un castigo para Talleres que por confiarse demasiado o "ningunear" a su rival lo pagó caro.
En ese interín, un defensor visitante lo bajó a Cáceres y pidieron penal, pero el juez dijo "no señor, usted exageró".
El complemento se iba sin pena ni gloria, con el fútbol ausente y el negocio era de Río Grande porque tenía un punto en el bolso.
Los hinchas locales se hicieron sentir exigiendo más entrega a los jugadores. Entonces, Maxi Martinez acusó el llamado de atención, fabricó una jugada, se acomodó y sacó un zurdazo que no pudo contener el arquero Fanola y el rebote le quedó servido a Cáceres que no tuvo más que empujarla, convirtiendo el gol del triunfo de Talleres para alegría de su gente que acaricia la clasificación.
Maximiliano Ponce anotó para el local, empató Matías Roldán y Emanuel Cáceres le dio la victoria al cuadro periqueño.
El "expreso" arrancó ganancioso con un zurdazo de Ponce, tras una habilitación de Cardozo tras un tiro libre.
Luego, con exceso de confianza, dejaba pasar el tiempo aunque la mínima ventaja que no le garantizaba nada y no generó otra situación de gol.
El refrán reza "la confianza mata al hombre". Mientras el local dejaba pasar el reloj, la visita sin prisa pero sin pausa, de a poco se fue animando hasta que luego de una buena maniobra colectiva, iniciada por Bruno Solorza y tras una serie de rebotes, Roldán empató el partido.
Fue un premio a su convicción de no entregarse y significó un castigo para Talleres que por confiarse demasiado o "ningunear" a su rival lo pagó caro.
En ese interín, un defensor visitante lo bajó a Cáceres y pidieron penal, pero el juez dijo "no señor, usted exageró".
El complemento se iba sin pena ni gloria, con el fútbol ausente y el negocio era de Río Grande porque tenía un punto en el bolso.
Los hinchas locales se hicieron sentir exigiendo más entrega a los jugadores. Entonces, Maxi Martinez acusó el llamado de atención, fabricó una jugada, se acomodó y sacó un zurdazo que no pudo contener el arquero Fanola y el rebote le quedó servido a Cáceres que no tuvo más que empujarla, convirtiendo el gol del triunfo de Talleres para alegría de su gente que acaricia la clasificación.