Suprema a la milanesa
En estos días uno de los bocados más apetitosos para las huestes "K" es la Suprema; no importa si es a la Maryland, a la napolitana, a la suiza o a la milanesa. Lo que interesa es que quede muy, muy recocida para devorársela sin que queden ni rastros. Una especie de "delenda est Cartago", aunque en este caso Aníbal F. no será la víctima, sino el victimario.
Cristina Kirchner hace rato que reconoce que su marido cometió errores que ella jamás cometería. Uno de ellos fue cuando en un insensato rapto de nobleza resolvió que los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fueran prestigiosos juristas, independientes de pleitesías políticas. La historia de las monarquías demuestra que los autócratas siempre se han rodeado de cortesanos y cortesanas; menospreciando a las Cortes sanas, que tanto en el Poder Legislativo como en el Judicial osan apartarse del relato único. Con la muerte de Néstor Kirchner, comenzó a desmoronarse el andamiaje prolijamente armado para sostener familiarmente las riendas del poder. Esos bendecidos con el aura de la sangre Kirchner, como Máximo (según lo expresado por CFK en la última cadena nacional) saben que la ocupación de la quinta de Olivos tiene fecha inamovible de desalojo, aun cuando el ungido surja de la misma riñonera.
En esos años de jolgorio se actuó pensando en un futuro de impunidad ante el crimen y el castigo. Seguramente hay muchos Nisman y Stiusso al acecho. Aquellos que hasta hace pocos meses eran fieles servidores, comienzan despiadadamente a abandonar el barco que se hunde. Quien podría pensar que jueces como Bonadio, que en el 2010 cerraron los ojos ante el escandaloso enriquecimiento de secretarios y funcionarios cercanos a Cristina, hoy sean aclamados por la oposición como paladines de la lucha anticorrupción.
Ante el desmadre se intentaron todos los cerrojos posibles. Algunas reformas legislativas lograron morigerar las responsabilidades de los funcionarios; otras obtuvieron reformas en el procedimiento penal y en la estructura de la Justicia Penal, que brindarán importantes ventajas a los funcionarios imputados de corrupción. Pero eso no será suficiente: la Corte Suprema de Justicia de la Nación es un escollo insalvable, allí debe librarse aun la madre de todas las batallas, en forma heroica y desesperada. Los tímidos intentos por incrementar el número de integrantes de la CSJN -hasta ahora- han chocado con la insalvable contradicción de que quien, en encendido discurso, impulsara el límite actual: nada menos que la entonces senadora CFK. También quedó paralizado el intento de nombrar a un cuasi-impuber, que nunca ejerció como abogado o magistrado, para cubrir una vacante del Alto Tribunal.
Parecía una presa fácil: un viejo enclenque de 97 años. Pero desde su atalaya envió un mensaje impensado y escalofriante, como si fuera la anterior reencarnación de Vicentico: "Resistiré, erguido frente a todo". "La mooomia", espetó nuestra juvenil Hebe de Bonafini (¡de 87 años!) al Dr. Carlos Fayt en su reciente "escrache" a los jueces que no le simpatizan.
El ataque a Fayt encontró un "gravísimo" delito cometido por él y sus secuaces: falsedad ideológica y de instrumento público (según arguye Fernández), porque habría firmado una acordada en su domicilio y en el acta aparecería que fue en la sede del Alto Tribunal. Chicanas, que le dicen.
Quizá olvida el jefe de Gabinete que los DNU (decretos de necesidad y urgencia) que el mismo suscribe, deben ser firmados "en acuerdo general de ministros", pero los Kirchner jamás celebraron una reunión de gabinete, a pesar de que esos DNU consignan esa hipotética reunión. Pocos recuerdan que Carlos Fayt nació en Salta. No solo eso, también fue candidato a gobernador de nuestra provincia por el Partido Socialista en las elecciones del año 1958 y escribió dos obras sobre la realidad salteña: Democracia social y planificación, y Política y educación.
A los jueces se los juzga por sus fallos, no porque los firmen en su casa o en sus despachos. La embestida contra Fayt, un prodigioso maestro del Derecho, por sus 97 años, no tiene sustento. Pueden pesarle los años, pero mantiene una permanente actividad intelectual. Sus sentencias son claras. Las acusaciones del Gobierno se resumen en una sola expresión: Fayt, sos viejo, ándate; solo tenés lucidez para fallar con Justicia y eso es lo que menos nos interesa. Grandes escritores, pensadores y científicos siguieron produciendo en avanzada edad. Un caso fue Bertrand Russell. Otro fue el pintor Monet, que sobrevivió a todos los integrantes de la escuela impresionista. Platón superó los 80. La Reina Victoria diseñó y condujo el imperio británico más allá de los 80 años.
Es razonable que muchos no tengan como modelo en la Corte Suprema al Dr. Fayt, porque ellos tienen como espejo al Dr. Zaffaroni, que fue juez durante la dictadura militar, tuvo problemas con sus impuestos a la hora de ser elegido para integrar la Corte Suprema de Justicia y además ignoraba que en sus propiedades funcionaban prostíbulos. Son prioridades que tienen que ver, directamente, con una experiencia moral.
Suprema a la milanesa
En estos días uno de los bocados más apetitosos para las huestes "K" es la Suprema; no importa si es a la Maryland, a la napolitana, a la suiza o a la milanesa. Lo que interesa es que quede muy, muy recocida para devorársela sin que queden ni rastros. Una especie de "delenda est Cartago", aunque en este caso Aníbal F. no será la víctima, sino el victimario.
Cristina Kirchner hace rato que reconoce que su marido cometió errores que ella jamás cometería. Uno de ellos fue cuando en un insensato rapto de nobleza resolvió que los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fueran prestigiosos juristas, independientes de pleitesías políticas. La historia de las monarquías demuestra que los autócratas siempre se han rodeado de cortesanos y cortesanas; menospreciando a las Cortes sanas, que tanto en el Poder Legislativo como en el Judicial osan apartarse del relato único. Con la muerte de Néstor Kirchner, comenzó a desmoronarse el andamiaje prolijamente armado para sostener familiarmente las riendas del poder. Esos bendecidos con el aura de la sangre Kirchner, como Máximo (según lo expresado por CFK en la última cadena nacional) saben que la ocupación de la quinta de Olivos tiene fecha inamovible de desalojo, aun cuando el ungido surja de la misma riñonera.
En esos años de jolgorio se actuó pensando en un futuro de impunidad ante el crimen y el castigo. Seguramente hay muchos Nisman y Stiusso al acecho. Aquellos que hasta hace pocos meses eran fieles servidores, comienzan despiadadamente a abandonar el barco que se hunde. Quien podría pensar que jueces como Bonadio, que en el 2010 cerraron los ojos ante el escandaloso enriquecimiento de secretarios y funcionarios cercanos a Cristina, hoy sean aclamados por la oposición como paladines de la lucha anticorrupción.
Ante el desmadre se intentaron todos los cerrojos posibles. Algunas reformas legislativas lograron morigerar las responsabilidades de los funcionarios; otras obtuvieron reformas en el procedimiento penal y en la estructura de la Justicia Penal, que brindarán importantes ventajas a los funcionarios imputados de corrupción. Pero eso no será suficiente: la Corte Suprema de Justicia de la Nación es un escollo insalvable, allí debe librarse aun la madre de todas las batallas, en forma heroica y desesperada. Los tímidos intentos por incrementar el número de integrantes de la CSJN -hasta ahora- han chocado con la insalvable contradicción de que quien, en encendido discurso, impulsara el límite actual: nada menos que la entonces senadora CFK. También quedó paralizado el intento de nombrar a un cuasi-impuber, que nunca ejerció como abogado o magistrado, para cubrir una vacante del Alto Tribunal.
Parecía una presa fácil: un viejo enclenque de 97 años. Pero desde su atalaya envió un mensaje impensado y escalofriante, como si fuera la anterior reencarnación de Vicentico: "Resistiré, erguido frente a todo". "La mooomia", espetó nuestra juvenil Hebe de Bonafini (¡de 87 años!) al Dr. Carlos Fayt en su reciente "escrache" a los jueces que no le simpatizan.
El ataque a Fayt encontró un "gravísimo" delito cometido por él y sus secuaces: falsedad ideológica y de instrumento público (según arguye Fernández), porque habría firmado una acordada en su domicilio y en el acta aparecería que fue en la sede del Alto Tribunal. Chicanas, que le dicen.
Quizá olvida el jefe de Gabinete que los DNU (decretos de necesidad y urgencia) que el mismo suscribe, deben ser firmados "en acuerdo general de ministros", pero los Kirchner jamás celebraron una reunión de gabinete, a pesar de que esos DNU consignan esa hipotética reunión. Pocos recuerdan que Carlos Fayt nació en Salta. No solo eso, también fue candidato a gobernador de nuestra provincia por el Partido Socialista en las elecciones del año 1958 y escribió dos obras sobre la realidad salteña: Democracia social y planificación, y Política y educación.
A los jueces se los juzga por sus fallos, no porque los firmen en su casa o en sus despachos. La embestida contra Fayt, un prodigioso maestro del Derecho, por sus 97 años, no tiene sustento. Pueden pesarle los años, pero mantiene una permanente actividad intelectual. Sus sentencias son claras. Las acusaciones del Gobierno se resumen en una sola expresión: Fayt, sos viejo, ándate; solo tenés lucidez para fallar con Justicia y eso es lo que menos nos interesa. Grandes escritores, pensadores y científicos siguieron produciendo en avanzada edad. Un caso fue Bertrand Russell. Otro fue el pintor Monet, que sobrevivió a todos los integrantes de la escuela impresionista. Platón superó los 80. La Reina Victoria diseñó y condujo el imperio británico más allá de los 80 años.
Es razonable que muchos no tengan como modelo en la Corte Suprema al Dr. Fayt, porque ellos tienen como espejo al Dr. Zaffaroni, que fue juez durante la dictadura militar, tuvo problemas con sus impuestos a la hora de ser elegido para integrar la Corte Suprema de Justicia y además ignoraba que en sus propiedades funcionaban prostíbulos. Son prioridades que tienen que ver, directamente, con una experiencia moral.