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3 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Gobierno y campo: trasfondo de la pelea

Domingo, 10 de mayo de 2015 00:00
EN LOS ÚLTIMOS 13 AÑOS / EL CAMPO GENERÓ MÁS DE 273 MIL MILLONES DE DÓLARES.
Miles de millones de dólares limpios le llueven, literalmente porque no invierte ni un centavo para obtener las divisas, cada año al Gobierno nacional como consecuencia de las exportaciones del campo en general y del complejo sojero en particular.
Con dólares frescos, la administración de Cristina Fernández renueva las alicaídas reservas del Banco Central que usa todo el año para intervenir el mercado de divisas y contener la inflación que, igual, supera el 30 por ciento.
Los billetes estadounidenses ayudan también, a través del Fondo Federal Solidario, más conocido como fondo sojero, a respirar ante las presiones de los distritos del interior que claman por fondos para obras.
No obstante, para el Gobierno nacional el campo es uno de sus grandes enemigos. El campo le aporta a la economía nacional no solo el movimiento de la demanda de mano de obra, insumos e impuestos de una actividad productiva, sino también ingresos limpios y en dólares.
Un informe elaborado por especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dio cuenta de que, en los últimos 13 años, el campo y la agroindustria argentina le generaron ingresos por 273 mil millones de dólares al país, en exportaciones.
El análisis, llevado a cabo por Julio Calzada, Guillermo Rossi y Nicolás Ferrer, explica que, tras la salida de la convertibilidad como consecuencia de la crisis de 2001, hubo un fuerte incremento en las exportaciones granarias y agroindustriales que generó una "mayor generación de divisas" que "le ha permitido a nuestro país en los últimos años aumentar sus importaciones de bienes y servicios, elevar el nivel de actividad económica, financiar la remisión de divisas al exterior por pago de dividendos y utilidades, permitir el atesoramiento del público en general, cumplir con los compromisos de la deuda pública externa, etc.".
A entender de Ernesto Ambrosetti, economista en jefe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina, el Gobierno "es adicto a la soja desde el punto de vista que requiere divisas para recuperar las reservas del Banco Central que se han perdido y, por eso, necesita que el productor venda lo más rápido posible la oleaginosa, sin importarle la estrategia que cada empresa necesita aplicar para seguir en el circuito productivo e ir adquiriendo los insumos que precisa para la próxima campaña".
No obstante, el economista admite que "con la inflación que hay, el dinero que proviene del campo en concepto de derechos de exportación tiene una incidencia cada vez menor: la cifra está en el orden del 5.3% sobre el total de lo recaudado por el Gobierno".
Resguardo
Consultado sobre los motivos que llevan a un productor a no vender la soja cuando el Gobierno lo exige, Ambrosetti explicó que la conducta obedece a distintos motivos: "Por un lado está la expectativa de que mejoren los precios internacionales, habiendo un problema climático en alguna región productiva".
"Otra razón es tratar de guardar soja para hacer planes canje, esos que te permiten entregar granos a cambio de fertilizantes, agroquímicos, semillas, combustibles y otros insumos que requiere el productor". "Con el continuo aumento de los precios, la soja es como una reserva de valor para el productor y una seguridad de que va a poder adquirir los insumos para en la producción.

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Miles de millones de dólares limpios le llueven, literalmente porque no invierte ni un centavo para obtener las divisas, cada año al Gobierno nacional como consecuencia de las exportaciones del campo en general y del complejo sojero en particular.
Con dólares frescos, la administración de Cristina Fernández renueva las alicaídas reservas del Banco Central que usa todo el año para intervenir el mercado de divisas y contener la inflación que, igual, supera el 30 por ciento.
Los billetes estadounidenses ayudan también, a través del Fondo Federal Solidario, más conocido como fondo sojero, a respirar ante las presiones de los distritos del interior que claman por fondos para obras.
No obstante, para el Gobierno nacional el campo es uno de sus grandes enemigos. El campo le aporta a la economía nacional no solo el movimiento de la demanda de mano de obra, insumos e impuestos de una actividad productiva, sino también ingresos limpios y en dólares.
Un informe elaborado por especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dio cuenta de que, en los últimos 13 años, el campo y la agroindustria argentina le generaron ingresos por 273 mil millones de dólares al país, en exportaciones.
El análisis, llevado a cabo por Julio Calzada, Guillermo Rossi y Nicolás Ferrer, explica que, tras la salida de la convertibilidad como consecuencia de la crisis de 2001, hubo un fuerte incremento en las exportaciones granarias y agroindustriales que generó una "mayor generación de divisas" que "le ha permitido a nuestro país en los últimos años aumentar sus importaciones de bienes y servicios, elevar el nivel de actividad económica, financiar la remisión de divisas al exterior por pago de dividendos y utilidades, permitir el atesoramiento del público en general, cumplir con los compromisos de la deuda pública externa, etc.".
A entender de Ernesto Ambrosetti, economista en jefe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina, el Gobierno "es adicto a la soja desde el punto de vista que requiere divisas para recuperar las reservas del Banco Central que se han perdido y, por eso, necesita que el productor venda lo más rápido posible la oleaginosa, sin importarle la estrategia que cada empresa necesita aplicar para seguir en el circuito productivo e ir adquiriendo los insumos que precisa para la próxima campaña".
No obstante, el economista admite que "con la inflación que hay, el dinero que proviene del campo en concepto de derechos de exportación tiene una incidencia cada vez menor: la cifra está en el orden del 5.3% sobre el total de lo recaudado por el Gobierno".
Resguardo
Consultado sobre los motivos que llevan a un productor a no vender la soja cuando el Gobierno lo exige, Ambrosetti explicó que la conducta obedece a distintos motivos: "Por un lado está la expectativa de que mejoren los precios internacionales, habiendo un problema climático en alguna región productiva".
"Otra razón es tratar de guardar soja para hacer planes canje, esos que te permiten entregar granos a cambio de fertilizantes, agroquímicos, semillas, combustibles y otros insumos que requiere el productor". "Con el continuo aumento de los precios, la soja es como una reserva de valor para el productor y una seguridad de que va a poder adquirir los insumos para en la producción.

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