Es sabido que la dieta debe incluir alimentos ricos en agua, vitaminas, minerales y fibra. Pero también hacen falta antioxidantes para compensar el efecto de la radiación solar en la piel y alimentos propios de temporada de altas temperaturas, que en Salta se prolongan hasta abril aproximadamente.
Es que a la hora de alimentarnos, cada estación tiene sus prioridades. Ahora que hace calor, la dieta debe nutrir y refrescar, y para eso se debe incluir alimentos con alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra que ayuden frente a las consecuencias de las altas temperaturas y nos ayuden a depurar el organismo elevando nuestro estado de bienestar.
La recomendación es recurrir a las verduras, hortalizas y frutas del momento; garantizar una adecuada hidratación, sobre todo en las horas de más calor bebiendo agua regularmente, y proteger la piel de la oxidación que provoca el sol y por tanto el envejecimiento y antiestéticas manchas.
Los alimentos que nos interesan en temporada de verano son los abundantes en vitaminas A, B, C y E y ácidos grasos no saturados. En la práctica todo se resume en una dieta variada, equilibrada y alejada de raciones excesivas: frutas y vegetales, lácteos, huevos, pescado, mariscos, cereales, pasta, pan (integral) y legumbres en ensaladas.
En menor medida, carne. Los platos principales de la comida y cena deben ser refrescantes y nutritivos y la sugerencia es recurrir a las ensaladas con ingredientes variados como pasta o legumbres para que sean más completos. También se puede recurrir a sopas y cremas frías que refrescan e hidratan.
¿Qué más sumar? Alto contenido de fibra y bajas calorías. Los vegetales y hortalizas en crudo son mejor que cocinados, ya que el calor destruye parte de sus propiedades y acompañar con más pescado que con carnes rojas para aprovechar los ácidos grasos y para que las digestiones sean más ligeras.
La cena debe ser muy liviana: mejor una verdura y un pescado a la plancha que un huevo frito con papas y helado. De postre es mejor un zumo natural o fruta y no los jugos envasados por los azúcares añadidos. Los helados, mejor caseros, con frutas naturales y sin azúcar. Si los consumimos fuera que sean de agua.
Es que a la hora de alimentarnos, cada estación tiene sus prioridades. Ahora que hace calor, la dieta debe nutrir y refrescar, y para eso se debe incluir alimentos con alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra que ayuden frente a las consecuencias de las altas temperaturas y nos ayuden a depurar el organismo elevando nuestro estado de bienestar.
La recomendación es recurrir a las verduras, hortalizas y frutas del momento; garantizar una adecuada hidratación, sobre todo en las horas de más calor bebiendo agua regularmente, y proteger la piel de la oxidación que provoca el sol y por tanto el envejecimiento y antiestéticas manchas.
Los alimentos que nos interesan en temporada de verano son los abundantes en vitaminas A, B, C y E y ácidos grasos no saturados. En la práctica todo se resume en una dieta variada, equilibrada y alejada de raciones excesivas: frutas y vegetales, lácteos, huevos, pescado, mariscos, cereales, pasta, pan (integral) y legumbres en ensaladas.
En menor medida, carne. Los platos principales de la comida y cena deben ser refrescantes y nutritivos y la sugerencia es recurrir a las ensaladas con ingredientes variados como pasta o legumbres para que sean más completos. También se puede recurrir a sopas y cremas frías que refrescan e hidratan.
¿Qué más sumar? Alto contenido de fibra y bajas calorías. Los vegetales y hortalizas en crudo son mejor que cocinados, ya que el calor destruye parte de sus propiedades y acompañar con más pescado que con carnes rojas para aprovechar los ácidos grasos y para que las digestiones sean más ligeras.
La cena debe ser muy liviana: mejor una verdura y un pescado a la plancha que un huevo frito con papas y helado. De postre es mejor un zumo natural o fruta y no los jugos envasados por los azúcares añadidos. Los helados, mejor caseros, con frutas naturales y sin azúcar. Si los consumimos fuera que sean de agua.
Vitamina C
Los alimentos ricos en vitamina C son antioxidantes naturales que mejoran la producción de colágeno (la proteína que mantiene la piel tersa y elástica). La encuentra en el melón, sandía, kiwi, duraznos, damascos, higos y ciruelas.
Entre las verduras,, el berro reúne las propiedades de la vitamina C y B9, que previenen el cansancio y la fatiga. Además, su fibra lo convierte en un gran aliado contra el estreñimiento y un fiel protector de la flora intestinal.
Ácidos grasos
Los llamados pescados azules tienen alto contenido en ácidos grasos insaturados, como el ácido oleico, ayudan a mantener la piel bien hidratada y estructurada. Mejora la circulación sanguínea, prevenimos, ayuda a la salud del corazón, reduce los niveles de colesterol LDL o malo, aporta vitaminas A, B, D y E, potasio, magnesio y calcio, lo que nos ayuda a mantener nuestros músculos y huesos saludables. Al comprar elija caballa, atún, congrio, sardina, salmón, trucha marina y cazón.
Vitamina A
Los alimentos ricos en vitamina A son importante en los procesos de renovación celular. Tenga en su dieta huevos, lácteos y los betacarotenos: verduras de hoja verde y aquellas hortalizas y frutas de color rojo, amarillo y anaranjado como la zanahoria, batata, zapallo coreanito, ananá, melón y damascos. Anímese a incorporar hígado de cualquier animal porque está lleno de vitaminas y minerales, y siempre es mejor preparado al vapor o sofrito con hierbas y cebolla.
Vitamina E
Es un antioxidante y evita la generación de radicales libres, ayuda con la visión, el corazón y evita la aparición de manchas en la piel. Esta vitamina se encuentra en alimentos de origen graso, como aceites, cereales de grano entero, vegetales de hoja verde (muy especialmente la espinaca cocida) y frutos secos. Aunque no es barato, trate de consumir almendras. Sume aceitunas verdes, pimentón y pimienta roja, semillas de girasol, hierbas aromáticas, sobre todo albahaca y orégano.
Vitamina B
Las vitaminas del complejo B son hidrosolubles, lo cual significa que el cuerpo no las puede almacenar y por lo tanto deben ser repuestas a diario. Son esenciales para el crecimiento y ayudan al cuerpo a descomponer y utilizar los alimentos, es decir el proceso de metabolismo. La tenemos en carnes rojas y blancas, cereales como trigo o centeno, además de huevos, frutas y verduras (pimientos, tomates, cítricos) y vegetales verdes, porotos y lentejas.
Menos grasa
Acostúmbrese a los panes integrales, con cereales o granos, pues son más saludables. El pan es barato y hay bocaditos riquísimos y fáciles de hacer. Pero asegúrese de que esas colaciones no sean de pan blanco, que se convierte más fácilmente en kilos de sobra. Puede armar unos minisandwichitos con verduras, con queso light untable y trocitos de pollo o atún, fetas de algún queso magro para estar menos hambriento a la hora de almorzar o cenar. Todo con un toque de aceite de oliva.
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Es sabido que la dieta debe incluir alimentos ricos en agua, vitaminas, minerales y fibra. Pero también hacen falta antioxidantes para compensar el efecto de la radiación solar en la piel y alimentos propios de temporada de altas temperaturas, que en Salta se prolongan hasta abril aproximadamente.
Es que a la hora de alimentarnos, cada estación tiene sus prioridades. Ahora que hace calor, la dieta debe nutrir y refrescar, y para eso se debe incluir alimentos con alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra que ayuden frente a las consecuencias de las altas temperaturas y nos ayuden a depurar el organismo elevando nuestro estado de bienestar.
La recomendación es recurrir a las verduras, hortalizas y frutas del momento; garantizar una adecuada hidratación, sobre todo en las horas de más calor bebiendo agua regularmente, y proteger la piel de la oxidación que provoca el sol y por tanto el envejecimiento y antiestéticas manchas.
Los alimentos que nos interesan en temporada de verano son los abundantes en vitaminas A, B, C y E y ácidos grasos no saturados. En la práctica todo se resume en una dieta variada, equilibrada y alejada de raciones excesivas: frutas y vegetales, lácteos, huevos, pescado, mariscos, cereales, pasta, pan (integral) y legumbres en ensaladas.
En menor medida, carne. Los platos principales de la comida y cena deben ser refrescantes y nutritivos y la sugerencia es recurrir a las ensaladas con ingredientes variados como pasta o legumbres para que sean más completos. También se puede recurrir a sopas y cremas frías que refrescan e hidratan.
¿Qué más sumar? Alto contenido de fibra y bajas calorías. Los vegetales y hortalizas en crudo son mejor que cocinados, ya que el calor destruye parte de sus propiedades y acompañar con más pescado que con carnes rojas para aprovechar los ácidos grasos y para que las digestiones sean más ligeras.
La cena debe ser muy liviana: mejor una verdura y un pescado a la plancha que un huevo frito con papas y helado. De postre es mejor un zumo natural o fruta y no los jugos envasados por los azúcares añadidos. Los helados, mejor caseros, con frutas naturales y sin azúcar. Si los consumimos fuera que sean de agua.
Es que a la hora de alimentarnos, cada estación tiene sus prioridades. Ahora que hace calor, la dieta debe nutrir y refrescar, y para eso se debe incluir alimentos con alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra que ayuden frente a las consecuencias de las altas temperaturas y nos ayuden a depurar el organismo elevando nuestro estado de bienestar.
La recomendación es recurrir a las verduras, hortalizas y frutas del momento; garantizar una adecuada hidratación, sobre todo en las horas de más calor bebiendo agua regularmente, y proteger la piel de la oxidación que provoca el sol y por tanto el envejecimiento y antiestéticas manchas.
Los alimentos que nos interesan en temporada de verano son los abundantes en vitaminas A, B, C y E y ácidos grasos no saturados. En la práctica todo se resume en una dieta variada, equilibrada y alejada de raciones excesivas: frutas y vegetales, lácteos, huevos, pescado, mariscos, cereales, pasta, pan (integral) y legumbres en ensaladas.
En menor medida, carne. Los platos principales de la comida y cena deben ser refrescantes y nutritivos y la sugerencia es recurrir a las ensaladas con ingredientes variados como pasta o legumbres para que sean más completos. También se puede recurrir a sopas y cremas frías que refrescan e hidratan.
¿Qué más sumar? Alto contenido de fibra y bajas calorías. Los vegetales y hortalizas en crudo son mejor que cocinados, ya que el calor destruye parte de sus propiedades y acompañar con más pescado que con carnes rojas para aprovechar los ácidos grasos y para que las digestiones sean más ligeras.
La cena debe ser muy liviana: mejor una verdura y un pescado a la plancha que un huevo frito con papas y helado. De postre es mejor un zumo natural o fruta y no los jugos envasados por los azúcares añadidos. Los helados, mejor caseros, con frutas naturales y sin azúcar. Si los consumimos fuera que sean de agua.
Vitamina C
Los alimentos ricos en vitamina C son antioxidantes naturales que mejoran la producción de colágeno (la proteína que mantiene la piel tersa y elástica). La encuentra en el melón, sandía, kiwi, duraznos, damascos, higos y ciruelas.
Entre las verduras,, el berro reúne las propiedades de la vitamina C y B9, que previenen el cansancio y la fatiga. Además, su fibra lo convierte en un gran aliado contra el estreñimiento y un fiel protector de la flora intestinal.
Ácidos grasos
Los llamados pescados azules tienen alto contenido en ácidos grasos insaturados, como el ácido oleico, ayudan a mantener la piel bien hidratada y estructurada. Mejora la circulación sanguínea, prevenimos, ayuda a la salud del corazón, reduce los niveles de colesterol LDL o malo, aporta vitaminas A, B, D y E, potasio, magnesio y calcio, lo que nos ayuda a mantener nuestros músculos y huesos saludables. Al comprar elija caballa, atún, congrio, sardina, salmón, trucha marina y cazón.
Vitamina A
Los alimentos ricos en vitamina A son importante en los procesos de renovación celular. Tenga en su dieta huevos, lácteos y los betacarotenos: verduras de hoja verde y aquellas hortalizas y frutas de color rojo, amarillo y anaranjado como la zanahoria, batata, zapallo coreanito, ananá, melón y damascos. Anímese a incorporar hígado de cualquier animal porque está lleno de vitaminas y minerales, y siempre es mejor preparado al vapor o sofrito con hierbas y cebolla.
Vitamina E
Es un antioxidante y evita la generación de radicales libres, ayuda con la visión, el corazón y evita la aparición de manchas en la piel. Esta vitamina se encuentra en alimentos de origen graso, como aceites, cereales de grano entero, vegetales de hoja verde (muy especialmente la espinaca cocida) y frutos secos. Aunque no es barato, trate de consumir almendras. Sume aceitunas verdes, pimentón y pimienta roja, semillas de girasol, hierbas aromáticas, sobre todo albahaca y orégano.
Vitamina B
Las vitaminas del complejo B son hidrosolubles, lo cual significa que el cuerpo no las puede almacenar y por lo tanto deben ser repuestas a diario. Son esenciales para el crecimiento y ayudan al cuerpo a descomponer y utilizar los alimentos, es decir el proceso de metabolismo. La tenemos en carnes rojas y blancas, cereales como trigo o centeno, además de huevos, frutas y verduras (pimientos, tomates, cítricos) y vegetales verdes, porotos y lentejas.
Menos grasa
Acostúmbrese a los panes integrales, con cereales o granos, pues son más saludables. El pan es barato y hay bocaditos riquísimos y fáciles de hacer. Pero asegúrese de que esas colaciones no sean de pan blanco, que se convierte más fácilmente en kilos de sobra. Puede armar unos minisandwichitos con verduras, con queso light untable y trocitos de pollo o atún, fetas de algún queso magro para estar menos hambriento a la hora de almorzar o cenar. Todo con un toque de aceite de oliva.
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