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3 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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"No tengo nada que ver con la muerte de mi amor"

Sabado, 12 de diciembre de 2015 01:30
<div>AUDIENCIA / DEVORA ELINA RIVERO CONTÓ SU VERSIÓN DE LOS HECHOS.&nbsp;</div><div>
Interrumpió el silencio que reinaba en la sala, respirando profundo y casi en puntas de pie llegó hasta el encuentro de su abogada. Esta vez no lloró, pero tenía la mirada perdida, trataba de hacer foco en el rostro de su madre y de su hermana, que estaban sentadas al lado de ella, para presenciar el juicio oral y público que se le sigue por el asesinato de su novio.
"No tengo nada que ver con la muerte de mi amor", dijo "Eli" Rivero con una voz tan suave que apenas se alcanzó a oírle. "Nos amábamos, pensábamos estar juntos para toda la vida", alcanzó a decir antes de que broten sus lágrimas.
Rivero llegó a juicio acusada de ser la responsable de la muerte de Jorge Martínez, en un hecho ocurrido el 7 de diciembre de 2013, en cercanías de un tinglado de la avenida Juan Domingo Perón, entre las calles Coronel Arias y Ricardo Hueda del barrio Hipotecario de la ciudad de Perico.
Para la jornada de ayer estaba establecido que Rivero hiciera uso de la palabra, aunque no prestó juramento ante el Tribunal, respondió las preguntas que las partes realizaron.
Dijo que durmió la noche anterior con Martínez en casa de él y que alrededor de las 7.40 se fueron en la motocicleta de ella hasta el trabajo de su novio. "Lo dejé cerca de la obra de construcción que trabajaba, me indicó cómo tenía que hacer para volver a mi casa y me fui".
En otro tramo de su relato, Rivero dijo que salió de su casa alrededor de las 10.30 hacia la feria. "Vendo cosméticos por cartillas y fui a cobrarle a una señora que tiene un puesto, regresé como a la media hora y como mi madre se estaba preparando para cocinar, me había encargado que comprara cebollín, para ponerle a las empanadas".
Rivero manifestó que durante esa mañana había mantenido contacto con su novio, por mensajes de textos y llamadas, acordando dónde se iban a encontrar después de la jornada de trabajo del hombre.
"Me demoré con la comida y mi hermano me había pedido prestada mi motocicleta, por eso salí tarde de mi casa a buscarlo, sabía que se iba a molestar por la tardanza. Me había dicho que fuera bordeando un camino recto, que lo iba a encontrar. Cuando estaba por la calle donde lo había dejado a la mañana, vi un montón de conos y policías. Había un cuerpo tirado en el piso y logré identificar la ropa que llevaba puesta. Empecé a gritar y como por salir a las corridas me había olvidado el celular, pedía a los gritos que dieran aviso de inmediato a los familiares de él y los míos", dijo.
Dos personas traídas al relato
Durante esa mañana, Rivero manifestó ante el Tribunal que un amigo de ella llamado Juan, fue a buscarla para preguntarle cuándo volvería a retomar las clases de gimnasio que compartían. “Conversé un momento con él en la puerta de mi casa y le dije que en otro momento conversaríamos porque estaba muy ocupada”.
Además la fiscal Liliana Montiel le preguntó sobre una conversación a través de mensajes de textos y llamadas por celular con un tal Ariel. “No conozco el apellido de Ariel, no sé donde vive. Lo conocemos porque tiene un puesto en la feria y arregla celulares, fuimos una vez con Jorge y le había pedido que me avisara porque quería cambiar de equipo”, dijo.
Este “detalle” hace suponer que la fiscal tiene conocimiento de una conversación que la imputada habría mantenido con esta persona, de la que de desconoce la intención del contacto y que seguro serán develados en la producción de los alegatos, que serán el lunes próximo.

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Interrumpió el silencio que reinaba en la sala, respirando profundo y casi en puntas de pie llegó hasta el encuentro de su abogada. Esta vez no lloró, pero tenía la mirada perdida, trataba de hacer foco en el rostro de su madre y de su hermana, que estaban sentadas al lado de ella, para presenciar el juicio oral y público que se le sigue por el asesinato de su novio.
"No tengo nada que ver con la muerte de mi amor", dijo "Eli" Rivero con una voz tan suave que apenas se alcanzó a oírle. "Nos amábamos, pensábamos estar juntos para toda la vida", alcanzó a decir antes de que broten sus lágrimas.
Rivero llegó a juicio acusada de ser la responsable de la muerte de Jorge Martínez, en un hecho ocurrido el 7 de diciembre de 2013, en cercanías de un tinglado de la avenida Juan Domingo Perón, entre las calles Coronel Arias y Ricardo Hueda del barrio Hipotecario de la ciudad de Perico.
Para la jornada de ayer estaba establecido que Rivero hiciera uso de la palabra, aunque no prestó juramento ante el Tribunal, respondió las preguntas que las partes realizaron.
Dijo que durmió la noche anterior con Martínez en casa de él y que alrededor de las 7.40 se fueron en la motocicleta de ella hasta el trabajo de su novio. "Lo dejé cerca de la obra de construcción que trabajaba, me indicó cómo tenía que hacer para volver a mi casa y me fui".
En otro tramo de su relato, Rivero dijo que salió de su casa alrededor de las 10.30 hacia la feria. "Vendo cosméticos por cartillas y fui a cobrarle a una señora que tiene un puesto, regresé como a la media hora y como mi madre se estaba preparando para cocinar, me había encargado que comprara cebollín, para ponerle a las empanadas".
Rivero manifestó que durante esa mañana había mantenido contacto con su novio, por mensajes de textos y llamadas, acordando dónde se iban a encontrar después de la jornada de trabajo del hombre.
"Me demoré con la comida y mi hermano me había pedido prestada mi motocicleta, por eso salí tarde de mi casa a buscarlo, sabía que se iba a molestar por la tardanza. Me había dicho que fuera bordeando un camino recto, que lo iba a encontrar. Cuando estaba por la calle donde lo había dejado a la mañana, vi un montón de conos y policías. Había un cuerpo tirado en el piso y logré identificar la ropa que llevaba puesta. Empecé a gritar y como por salir a las corridas me había olvidado el celular, pedía a los gritos que dieran aviso de inmediato a los familiares de él y los míos", dijo.
Dos personas traídas al relato
Durante esa mañana, Rivero manifestó ante el Tribunal que un amigo de ella llamado Juan, fue a buscarla para preguntarle cuándo volvería a retomar las clases de gimnasio que compartían. “Conversé un momento con él en la puerta de mi casa y le dije que en otro momento conversaríamos porque estaba muy ocupada”.
Además la fiscal Liliana Montiel le preguntó sobre una conversación a través de mensajes de textos y llamadas por celular con un tal Ariel. “No conozco el apellido de Ariel, no sé donde vive. Lo conocemos porque tiene un puesto en la feria y arregla celulares, fuimos una vez con Jorge y le había pedido que me avisara porque quería cambiar de equipo”, dijo.
Este “detalle” hace suponer que la fiscal tiene conocimiento de una conversación que la imputada habría mantenido con esta persona, de la que de desconoce la intención del contacto y que seguro serán develados en la producción de los alegatos, que serán el lunes próximo.

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